Capítulo 27: Lágrimas, recuerdos y un corazón aliviado.

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Narra Sally.

Las lágrimas seguían cayendo por mi rostro de una manera que jamás creí que ocurría. Ya no sabía cuánto tiempo había pasado desde que Noah se había ido ni cuando faltaba para que mi padre regresara. No tenía registro de que la noche ya había llegado y aún estaba tirada en mi cama, la cama que habíamos compartido con Noah, dejando que mi corazón sufriera todo lo se merecía. Era tan estúpida.

Eleonor había venido a comprobarme, me rogó para que la dejara quedarse conmigo para intentar consolarme como buena amiga que era. Pero no quise aceptarlo, quería revolcarme en mi autocompasión sola. Además, necesitaba que ella comprobara a Noah, quería asegurarme de que estaría bien porque no quería que él estuviera sufriendo como lo estaba haciendo yo. Noah no lo merecía. Tampoco se merecía enterarse de las cosas así. No se merecía que lo engañaras y punto, Sally.

Una nueva tanda de lágrimas volvió a resurgir al pensar eso. Si tan sólo hubiese abierto la boca antes. Y lo peor de todo era el dolor que implicaba saber que Noah jamás me perdonaría, que no había marcha atrás con esto y que viviría llorando cada vez que lo viera en un maldito pasillo del instituto. Ningún mortal debería ser capaz de atravesar esta situación. Un corazón roto era lo peor que a alguien le podía suceder y era la primera vez que me sucedía.



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—Pequeña... —La voz de mi papá llegaba en mis sueños y me negaba a abrir los ojos.

—Mmm... —Giré sobre mi espalda, sintiendo como la luz comenzaba a molestarme y la mano de mi padre aún me tocaba en el hombro—No, no quiero levantarme...

—Vamos, pequeña... Ya es de día y debes ir al instituto. —Un solo ojo abrí para verlo, solo uno, y fue todo lo que necesité para que él supiera de que había algo sucediendo.

Sentir como sus brazos me rodeaban hizo que todo lo ocurrido el día anterior volviera a invadir mis pensamientos. Noah. Las lágrimas no tardaron en llegar y mi padre me consoló en lo que fui capaz de tranquilizarme para contarle lo que me estaba sucediendo. Estaba segura de que el hombre no estaba preparado para todo lo que le estaba lanzando, más aún viendo que su hija que siempre fue dura e inflexible estaba llorando sin parar mientras hablaba. Sin embargo, eso no lo detuvo de mimarme mientras yo me sentía la peor persona del planeta.

—Puedes quedarte en casa, cariño, no necesitas ir —Nunca creí que Charlie Hyde podría ser tan dulce como en ese momento—. Si necesitas un tiempo, puedo soportar eso. Además, te hará bien alejarte si crees que no hay solución.

—No la hay, papá, fui demasiado estúpida como para creer que él me perdonaría. —Sollocé mientras me acurrucaba más en los brazos del hombre.

—Si Noah no te perdona es porque realmente no te valoró, pequeña. Debes darle un poco de espacio —Lo miré, con sus ojos tan azules como los míos—, si eso no sirve quiere decir que no estaba destinado a ser.

—Lo amo, papá, lo amo y nunca se lo dije —Las lágrimas continuaban cayendo—. No le dije que las cosas habían cambiado porque la idiota de esa chica le gritó solo una parte de una historia y él sólo le creyó.

—Noah seguramente estaba conmocionado por lo que acababa de escuchar, Sally —Papá secó las lágrimas que corrían por mis mejillas—. Haz lo que te digo, dale un poco de tiempo y espacio para que piense en todo.

Asentí dejando que me abrazara un poco más. Debía tomar el consejo de mi padre, aceptar que me había equivocado y darle un poco de espacio al chico para que acomodara sus ideas. Quizás, después de eso, me daría la oportunidad de explicarle todo. O quizás buscará refugio en los brazos de Margarett. Ese simple pensamiento me hizo estremecer. No podría aceptarlo nunca, no quería verlos, no quiera imaginarlo. No podía, no lo haría, no...

Opposites Attract. [Attraction #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora