Capítulo 1: La mierda siempre sucede.

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Narra Sally.

Mirarme al espejo nunca fue algo que realmente disfrutara, no desde que mi vida había cambiado y el reflejo no mostraba los miles de fragmentos que ahora me conformaban. La imagen de una chica de ojos azules y cabello castaño hasta los hombros me asaltaba, aunque no mostraba el dolor de mi alma por haber perdido a mi madre a corta edad y los muros que tuve que construir cuando mi padre, Charlie, se desmoronó por eso.

La coraza que había construido a lo largo de los años me ayudaba a sobrevivir a los problemas que tenía en casa y a la mierda que siempre sucedía. No había manera de que dejara a alguien entrar y, mucho menos, mostrar todas mis miserias a cualquiera que se acercara. Si nadie sabía de mis problemas, no había manera de que me lastimaran y lo había aprendido con el tiempo. Cualquiera que se cruzara en mi camino sabía que no tenía un buen destino, solo significaba problemas.

Ya lista para salir de casa, recordé que debía encontrarme con Susan y Eleonor en el camino. Las tres eramos exactamente igual. Nada de cosas cursi o tonterías de niñas, el mundo tenía cosas más importantes que juntarse a hablar de tipos que nos gustaran. El lema "Sexo, drogas y Rock and Roll" se apegaba bastante bien a nuestro grupo, una descripción bastante gráfica de lo que implicaba para nosotras la vida y el intento de desconectar de nuestros problemas.

—¡Hey, Sally! —La voz de Susan me llegó en cuanto salí de la puerta de casa— ¿No es un poco temprano para salir de casa?

—Sólo iba a buscarlas, idiota. —Sonreí a mi amiga que se unió a mi en la entrada de mi casa.

Susan tenía unas ojeras más que notorias en su pálida piel. Ella llevaba el cabello corto, por encima de los hombros, y en un actual color naranja. Era la cantante de una banda que comenzaba a tocar en bares y fiestas de la ciudad, aunque con un pequeño grupo de fans. Susan realmente tenía una voz privilegiada y tenía la ilusión de que su banda, algún día despegara.

—¿Deberíamos ir a buscar a Eleonor? —Pregunté en cuanto tomamos la calle que nos llevaba directamente hacía el instituto.

—Nah, ella está con resaca y algún tipo en casa —Arqueé una ceja en interrogación y Susan no tardó en largar todo—. Anoche nos enteramos de una fiesta bastante explosiva y decidimos ir. Tratamos de comunicarnos contigo pero no atendías el teléfono. Fue algo genial, creo que ella tuvo algo extra que el alcohol, por eso no se recuperó esta mañana.

—Suena realmente genial. —Murmuré mientras ignoraba fuertemente la voz en mi cabeza que se cuestionaba todo lo que había junto a Susan y Eleonor.

—Fue algo grande, pero siempre habrá otra que la supere y tu estarás allí con nosotras. —Susan pasó su brazo por mi hombro en una especie de abrazo.

Entrar por las puertas de la secundaria era siempre lo mismo. Las miradas desaprobatorias, algunas curiosas y otras temerosas, de todos y cada uno de los alumnos del lugar. Todos eran unos nenes de mamá, que sin ellas no sobrevivirían. Los quería imaginar teniendo que afrontar a la perdida de sus queridas madres y, luego, tratar de salvar a su padre de que echara todo a perder por el alcohol.

"Deja ya de pensar en eso." me regañe mentalmente.

Por alguna extraña razón estaba melancólica, con mi madre en la cabeza todo el tiempo y eso no era nada bueno. La idea de tener a alguien con quien contar era un poco agridulce para mi, nunca tendría a una persona dispuesta para todo lo que yo necesitaba. Con mis amigas todo se trataba de diversión, los hombres solo querían una parte de mi cuerpo y mi padre ni siquiera podía mantenerse a él mismo a veces.

Vi a Susan sonreír cuando pasamos por el armario del conserje que habíamos modificado el día anterior. Las tres habíamos estado aburridas, por lo que decidimos utilizar un poco de pegamento en las cosas y dejarlas bien sujetas para que no se perdieran.

Opposites Attract. [Attraction #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora