Capítulo 4: La chica de ojos azules.

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Narra Noah.

Sabía que hacerle caso a Scott era una mala idea, pero en cuanto mi madre se enteró de la fiesta le pareció que sería algo lindo de hacer con Ryan. Él no había dudado en aceptar, la palabra fiesta había despertado su interés sin ninguna duda. Suspiré resignado cuando subí a mi habitación a prepararme. Pero mi tortura no solo fue tener que asistir a ese lugar, debía cambiar mi apariencia.

No me malentiendan, amo a mi hermano pese a lugar en el que quedé delegado cuando él se convirtió en el centro, pero me dieron ganas de matarlo cuando me dijo que no iría a una fiesta vestido como siempre. Por lo que me convertí en su juguete mientras me elegía la ropa y me obligaba a ponerme los lentes de contacto que solo usaba en ocasiones en que mamá lo pedía.

Ahora me encontraba rodeado de extraños o compañeros que apenas conocía, que lo único que hacían era emborracharse o bailar tan pegados que se dudaba donde empezaba uno y terminaba el otro. Ryan se había perdido en cuanto llego y a Scott nunca lo encontré. Estaba solo en medio de miles de desconocidos. Opté por escabullirme a la parte trasera de la casa.

Aún se sentía el ruido que provenía de adentro y había muchas personas paseando por el lugar, algunos incluso se encontraban desmayados en el césped del lugar. No quería imaginar lo que tendría que limpiar el dueño de casa después de que todo esto acabara. Simplemente repugnante.

—Sabía que no te encontraría ahí adentro. —Sonreí al escuchar la voz de mi amiga.

—Hola Margarett. —La saludé con un abrazo antes de observarla.

Ella era muy bonita. Cabello castaño y unos ojos claros algo extraños, nunca había podido establecer un solo color en ellos. Cambiaban mucho con su estado de ánimo. Margarett era mi única amiga, esa que estaba siempre aún cuando Scott ni siquiera estaba.

—Que conste que vine por ti —Dijo con una sonrisa amplia mientras se sentaba en una reposera—, Scott me re juro que vendrías y supe que ibas a necesitar algo de compañía.

—Gracias —Sonreí y me senté a su lado—. Scott y mi hermano me  arrastraron a esto, no tenía ganas de venir.

—Te conozco, Noah, se que este no es tu ámbito —Ella se encogió de hombros—. Tu hermano debería crecer un poquito. No puede estar en la Universidad y colarse a una fiesta de secundario.

—Hay varios de sus amigos aquí, estoy seguro que si no venía por Scott terminaría viniendo por mi hermano. —Suspiré resignado aunque llevaba una sonrisa en los labios.

Margarett resultó de muy buena ayuda. Ambos comenzamos a conversar como siempre que nos reuníamos de cualquier cosa. Teníamos mucho en común, incluso la música. Ella no sabía que yo tocaba pero me encantaba escuchar la emoción en su voz cada vez que hablaba de su última composición o de como había logrado interpretar un tema que le a gustaba mucho con su piano.

Ella vivía con su abuela, luego de que sus padres fallecieran en un accidente de tránsito, quien le daba todo lo que estaba a su alcance para hacerla feliz. Aún recordaba los primeros años en que sus padres no estaban, como me había costado volver a hablar con ella y la manera en la que más de una vez lloró sobre mi hombro su perdida. 

Un par de horas pasaron sin que me percatara. La fiesta continuaba en su apogeo, completamente activa y las personas entraban y salían a su antojo. Estoy seguro que el número de desmayados en el patio había aumento en lo que Margarett y yo habíamos estado hablando aquí. 

—Deberíamos irnos a otro lado —Sugirió con sus mejillas ruborizadas—. Ninguno de los dos está a gusto y no creo que la cosa se calme.

—Sabes que te seguiría, pero mi madre me dijo que volviera con Ryan y me tocó ser el conductor designado por no beber —Me encogí de hombros. Mi respuesta hizo que sus hombros bajaran—. Debo quedarme, lo siento.

Opposites Attract. [Attraction #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora