Capítulo 3: Siempre es momento para la fiesta.

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Narra Sally.

—Minifalda ajustada, tacones altos y blusa suelta, tu fórmula siempre funciona Sally. —Eleonor estaba sentada, con una botella de vodka en la mano preparando un par de cuhupitos.

—Te falta la chaqueta de cuero, querida. —Le guiñe un ojo mientras me bajaba mi botella de cerveza de una.

Había llegado antes del tiempo que me había citado, encontrándola aún con su conquista de la noche anterior. Eleonor era una niña mimada, con padres empresarios llenos de dinero y que nunca estaban en casa. Por lo general, nos juntábamos aquí antes de salir de fiesta y siempre que no queríamos volver a casa era a donde terminábamos.

El cuarto de Eleonor era rosa, muy rosa para mi gusto, con un gran armario repleto de ropa que nunca alcanzaba a usar y su propio bar. Este último estaba provisto de toda la bebida alcohólica que te puedas imaginar y no tiene fondo. En un inicio, ese sector estaba dedicado a una biblioteca pero Eleonor no era precisamente de las estudiosas, por lo que le buscó la vuelta para darle algo de utilidad.

—¿A qué hora dijo que viene Susan? —Pregunté mientras tomaba uno de los shots que había preparado Eleonor.

—Debería estar por llegar, dijo que terminaba el ensayo con la banda y venía —La chica se encogió de hombros y se tragó e líquido de uno de los pequeños vasos. Yo seguí su ejemplo—. Espero que no vuelva a enrollarse con Kevin, ese solo la usa para que ella no se vaya de la banda.

—Eleonor, todos saben como hacer para usarnos —Dije poniendo los ojos en blanco. Después de todo era cierto, ninguna de las tres tuvimos relaciones serias pero más de una vez habíamos terminado en la cama con un tipo de una noche—. Sin ir más lejos, cuando llegue, estabas despachando a tu última conquista.

—No sé de que hablas, yo soy una chica bien —Su rostro fingía inocencia antes de que comenzara imitar a su madre—. Pertenezco a la alto sociedad, tu descripción no es la de una señorita de esa clase.

Nos miramos por unos segundos y estallamos a carcajadas, era inevitable. Cualquiera que se cruzara a Eleonor en la calle nunca creería que fuese la hija de uno de los empresarios más importantes de la región. Y, al mismo tiempo, los amigos de sus padres no creerían que la señorita perfecta que conocían de sus reuniones de estirados se encontraba tomándose una botella de tequila sin parar. Era una actriz estupenda aunque más de una vez se había encontrado a uno de esos señoritos hijos de empresarios conocido de su padre.

Eleonor comenzó a recorrer todo su armario en busca de que ponerse. Ni se detuvo en la parte donde tenía los vestidos que su madre de había comprado para las distintas galas de beneficencia y reuniones protocolares a las que debía asistir. Tanto Susan como yo conocíamos a la perfección la distribución de la ropa de esta chica y nunca pararía en ese sector, era demasiado formalismo para una simple fiesta.

Mi amiga encontró tres vestidos, extra pequeños y ajustados al cuerpo, que podría llegar a ponerse. Este sería mi momento de intervenir. Su mirada de concentración, mirando las tres prendas como si ellas tuviesen la respuesta, era muy graciosa. Sumando el alcohol que ya me circulaba por la sangre, no pude evitar reírme.

—No te rías, Sally, tu eres la única que se decide rápido. —Se quejó cruzándose de brazos.

—Vamos, Eleonor, sabes que cualquiera te quedará bien —Sonreí poniéndome de pie para acercarme a ayudarla—. Creo que hoy la noche esta para el negro con tus tacones rojos.

—Tienes un don para eso, tienes un don. —Sonrió antes de comenzar a cambiarse.

Regresé al bar improvisado en la parte más amplia de su dormitorio para hacerme un trago. Quería tomar un margarita. Tenía el tequila y el triple sec pero no había limones, tendría que ir a buscarlo. Ni me molesté en preguntarle a Eleonor si es que había en la casa, bajé directamente a la cocina para buscarlos.

Opposites Attract. [Attraction #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora