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"Hipócrita." 

Acabábamos de llegar la discoteca. Era de las más grandes en las que habíamos estado y en las que más gente había visto. Al entrar en ella un hombre nos llevó hasta la zona VIP que estaba en la parte superior del local.

Se podía ver todo desde allí arriba.

Dejamos nuestras chaquetas en uno de los sofás que había y pedimos las bebidas.

"Decidme que esta noche no os voy a tener que arrastrar hasta la pista para que bailéis." Miré a los chicos después de dejar mi móvil sobre la mesa.

"¿Con toda la gente que hay ahí abajo vas a bailar?" Fredo me miró extrañado.

"No Fredo, vengo a la discoteca para ponerme a leer." Rodé mis ojos con ironía.

"Yo bajaré cuando James esté en la cabina." Justin me miró y se encogió de hombros.

"¿Quién eres y qué has hecho con Justin?" Le miré sonriente mientras bromeaba.

Había hecho la broma porque siempre que salíamos de fiesta él se quedaba con los chicos hablando y haciendo tonterías en la barra o en la zona que nos asignaban en cada local.

Después de una hora y media, más o menos, James nos avisó que iba a bajar a la cabina para pinchar, así que todos bajamos a la pista. Gracias a Dios se había despejado un poco. Llegamos a la pista y nos pusimos casi que pegados a la parte donde iba a trabajar James.

"Ahora vengo, voy a hacer un poco el idiota ahí arriba. No te vayas de aquí." Justin me habló en el oído y yo asentí viendo cómo se iba.

He de decir que todos ya estábamos un poco entonados todos, incluido él.

Justin borracho es de las cosas más graciosas que puedes ver en tú vida.

Al cabo de 15 minutos, James ya había empezado y todos estábamos bailando y divirtiéndonos.

Mis pies se iban a acordar de mí en el concierto de mañana.

"Lindsay, voy a por algo de beber, ¿qué es lo que estás tomando?" Fredo me miró y alargó su brazo para coger mi vaso.

"No quiero nada más gracias." Le sonreí agradeciendo que me hubiera preguntado.

"¿Estás segura?" Me miró con una ceja alzada. Sabía que en realidad si quería.

"Sí." Asentí. "No quiero tener resaca mañana." Me encogí de hombros y él me hizo un gesto con el pulgar hacia arriba antes de marcharse.

No quería tener resaca si mañana tenía que bailar. Ya lo había hecho una vez y acabé reventada y los pies me estuvieron doliendo más tiempo del que me habría gustado. Me lo estaba pasando bien y no estaba borracha.

No estaba sobria, pero tampoco borracha.

Empecé a bailar con las chicas de nuevo. Quería divertirme. Quería olvidar toda la mierda que me había hecho Kellan y lo mal que me había hecho sentir.

Puede que esté exagerando pero cuando tiró de mi camiseta para verme el pecho, me sentí como un juguete al que cogía y tiraba las veces que le daba la gana. Ya había pasado muchas veces por eso después de que rompiera con él en el instituto. Seguía enamorada y quizás en alguna fiesta o cuando quedaba con los amigos que teníamos en común y él aparecía, lo más frecuente era que nos acabáramos liando.

Lo mejor era que al día siguiente lo veía liándose con otra.

Hay gente que me ha fallado. Como todos los que dejaron de hablarme cuando salí del hospital pensando que había intentado suicidarme. Me habían fallado porque mucha de la gente que paró de dirigirse a mí, los consideraba como amigos y en realidad no eran más que conocidos. Pero ninguno, nadie en mis 18 años de vida, me había hecho tanto daño como Kellan en 8 asquerosos meses.

Purpose |Justin Bieber|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora