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"I would have done it too."


"Bueno, esta es mi casa."

Justin abrió la puerta y entró mientras cargaba la maleta que había decidido llevar.

"Joder."

No me había movido de la puerta y ya estaba alucinando. El recibidor de la casa era más grande que todo mi apartamento en Nueva York.

Estaba segura de que incluso un azulejo del suelo valía más que mi apartamento.

"Ven, voy a enseñarte tu habitación." Subió las escaleras mientras yo le seguía de cerca. "Hay varios baños, así que puedes asignarte uno sin ningún problema." Se encogió de hombros cuando llegamos al segundo piso de su mansión.

Avanzamos por el pasillo y abrió una puerta que estaba a su izquierda. Al entrar me hizo un gesto con la cabeza para que le siguiese y mi boca cayó cuando entendí que era donde me iba a quedar.

La habitación era muy amplia. Solo estaba adornada con un par de mesillas de noche, una cama obviamente de tamaño King size y un banco en frente de esta. Tenía un armario empotrado que ocupaba toda una pared. Justo en frente, había dos grandes puertas de cristal, que daban a una terraza desde donde se veían unas vistas impresionantes del Calabasas Park States y del inmenso jardín de la casa.

Las paredes eran de un color melocotón muy suave, que hacía un contraste perfecto con el blanco del techo y el color oscuro de la madera del parqué, el cual estaba casi cubierto por una alfombra enorme del mismo color que las paredes.

"Es la habitación más bonita que he visto en mi vida." Reí.

"Sabía que te gustaría." Se encogió de hombros. "La elegí para ti porque tiene las vistas más bonitas de toda la casa, junto con mi habitación."

Le miré agradecida, mientras sonreía con mi cabeza inclinada hacia un lado.

Él sabía lo que me gustaba admirar las vistas cuando estaba en sitios nuevos para mí. Y era obvio que nunca había estado en Calabasas.

Los hechos demuestran más que las palabras.

"¿Quieres que te enseñe la casa?" Me miró curioso.

"Claro."

Empezó enseñándome el salón que estaba pegado a la cocina, porque según él, era en el que pasaban más tiempo. Al entrar a la cocina, casi me caigo de culo.

En comparación con la isla de la cocina de Justin, la que estaba en la mía no llegaba a ser ni el trozo de madera en el que se había subido Rose, la protagonista de Titanic.

A continuación me enseñó una sala de cine y el otro salón, mucho más amplio e imponente. Tenía una chimenea y un espejo enorme justo encima de esta. Todos los muebles estaban perfectamente conjuntados, en tonos claros y dorados, como las cortinas.

Ese salón estaba conectado a el exterior de la casa, donde antes de salir al jardín había una mesa con unas sillas, donde apostaba que se pasaban unas increíbles noches los días calurosos de verano. La mesa estaba tapada por el techo de la terraza, que aún pertenecía a la casa.

Después me enseñó un despacho con muebles más oscuros, del mismo tono que el suelo, que Justin utilizaba como estudio personal.

Cuando volvimos a la cocina después de que Justin me enseñase el baño que según él podía apropiarme, apareció Tuts por allí, pavoneándose como la reina de la casa.

Purpose |Justin Bieber|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora