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"Welcome to New York, blondie."


19 de marzo. París. Francia.

Salí de mi habitación subiéndome los leggings que había decidido ponerme con un suéter color granate. Llevaba el móvil en mi mano y al entrar al ascensor lo miré mientras suspiraba sin ganas de nada.

Hoy era el último concierto en el que estaría, hasta Dios sabe cuándo.

Al llegar al estadio, mis ánimos estaban por los suelos y lo único que me salió hacer después de dejar mis cosas en el backstage, fue ir directa al camerino de Justin y tirarme sobre su sofá.

No tenía ni idea de cómo iba a estar varias semanas separada de toda la gente que se había convertido en tanto durante esos meses para mí, sabiendo que habían estado apoyándome y habían permanecido a mi lado al volver de la peor época de mi vida, en la que un psicópata casi me hace abandonar este mundo.

Estar en el Believe Tour me ayudaba a no pensar en ello casi que las 24 horas del día. Me mantenía con mi mente ocupada en salir con Elysandra o con Kaili, hacer bromas con los chicos, ensayar algunas cosas que Nick tenía en mente, o simplemente estar tirada en el backstage hablando con cualquier miembro del team. De mantener mi cabeza ocupada con otros temas, iba a pasar a meterme en la boca del lobo. A afrontar mi secuestro y tortura sin pelos en la lengua. Hacer frente a todo lo que Moore me iba a acarrear desde que pusiese un pie en Nueva York, aunque fuese indirectamente ahora que estaba muerto.

«Porque le mataste tú.» Una voz muy chillona y acusatoria sonó en mi cabeza. Hacía un par de días que se había instalado allí. Y a mi pesar, lo único que me proporcionaba era dolor.

No tenía ni idea de cómo se suponía que con casi 19 años me iba a encargar personalmente, de que una familia no sufriese ningún daño por culpa de terceras personas. Le había prometido a Jake que no iba a dejar que nada malo les ocurriese, y no podía faltar a mi palabra, después de que él me hubiese salvado la vida. De verdad que mi cabeza en aquel momento iba más rápido que cualquier Audi R8 a toda velocidad, pero no tenía nada claro, y saber que cada minuto que pasaba, me hacía estar más cerca de que todo cayese sobre mí con toda la fuerza de la gravedad, me encogía el corazón.

Lo mejor era que tampoco sabía cómo se suponía que iba a estar separada de él.

Me había acostumbrado rápidamente a verle todos los días y muchos de ellos, a levantarme a su lado. Me había acostumbrado a tenerle a mi lado en los buenos y malos momentos, haciéndome sonreír sin importar el día; a sus cosquillas espontáneas, sus chistes malos y sus ataques de arrogancia de cinco minutos; su sabor sobre mis labios y sus besos húmedos en mi cuello; también a la forma que me sentía más protegida que en ningún sitio si estaba entre sus brazos.

Me había acostumbrado a él.

Pero sobre todo a su cercanía.

Escuché como alguien abría la puerta pero ni me molesté en mirar quién era.

"¿Qué haces aquí tan sola?" Reconocí la voz de Kaili y ella se acostó encima de mí.

"Ver si me muero aunque sea del asco." Me encogí de hombros.

"Uy esos ánimos." Sentí su mirada sobre mí. "¿Es porque te vas mañana?" Asentí sin decir nada. "Pero cielo... quizás te viene bien desconectar de esto viendo cómo están los ánimos. Vale que no vayas a estar de vacaciones, pero--."

"No quiero dejarle sabiendo lo que está pasando ahora mismo." Noté como se me llenaban los ojos de lágrimas.

"No le va a pasar nada, Lindsay. Justin es más fuerte de lo que cualquiera de nosotros se imagina."

Purpose |Justin Bieber|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora