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"O probablemente no sigas en Inglaterra."


La puerta se abrió y Moore entró.


"Levanta, supongo que querrás darte una ducha." Se acercó a mí y me cogió por un brazo para levantarme.

"Eso duele." Le miré mal y me levanté. Él frunció el ceño.

"¿Crees qué me importa?" Me miró a los ojos por un segundo y después a mis brazos. "¿Has estado moviendo los brazos?"

"No. Desde que has salido me he tumbado en esa cosa." Hice un gesto hacia el colchón mintiendo.

"Las vendas no deberían estar llenas de sangre." Tiró de mí y me saco de la habitación. Todo estaba oscuro y la única luz que había era la proporcionada por dos pequeños bombillos en cada punta del pasillo.

"Quizás se te ha ido de las manos eso de ir rajando a la gente porque te apetece." Me encogí de hombros. Había tapado todas las ventanas con tablas de madera.

"Si se me hubiera ido de las manos no pienses que estarías aquí." Giramos hacia la izquierda y nos quedamos en frente de una puerta. "Este es el baño. Por suerte para ti tengo un asunto que hacer y te dejaré el tiempo que quieras ahí dentro. Tienes ropa limpia y creo que hay un peine en uno de los cajones del lavamanos."

"Todo un hotel de cinco estrellas." Le sonreí irónica y él abrió la puerta empujándome dentro de la habitación.

"Aporrea la puerta cuando hayas terminado." Me miró por última vez y cerró, trancando con llave.


Yo me giré para observar el baño. Parecía que había más claridad porque el bombillo daba una luz blanca. Gracias a Dios no estaba mugriento como en las otras dos habitaciones que había estado. Había una bañera, un lavamanos y un váter. Este tenía la tapa cerrada y encima había unas prendas de ropa. Ropa interior, unos pitillos negros, una camiseta blanca y una camisa de cuadros rojos y negros. También había unas zapatillas algo viejas con unos calcetines encima.

Después de comprobar que era cierto que había un peine, puse el tapón en el sumidero de la ducha y abrí el agua caliente. Dejé que se fuera llenando mientras me desvestía y me miraba en el espejo. Tenía los labios morados y las vendas que tenía en los brazos estaban llenas de sangre por la parte donde se encontraban los cortes. Yo tensé mi mandíbula y me moví para parar de ver mi reflejo cuando noté las lágrimas acumulándose en mis ojos.

Cerré el agua y la ducha dejó de llenarse. Al entrar, el nivel del agua aumentó un poco y apoyé mi cabeza en uno de los bordes intentando relajarme. Cuando quise concentrarme en algo para pensar y desconectar, me di cuenta de que tenía la mente en blanco.

Agarré la alcachofa y abrí el grifo para mojarme el pelo y lavármelo. Cogí un bote en el que se leía "champú" y eché un poco en mi mano para después extenderlo por mi cabeza.

Al terminar de ducharme, me recosté en la ducha de nuevo y pude ver como el agua se había teñido de un color rosado debido a la sangre. Quería salir de allí e irme con Justin.

Estaba molesta conmigo misma por pensar así.

Pero era lo que quería. Quería volver y acurrucarme en la cama a ver una película. Quería que llegara, me abrazara y me dijera que todo había terminado ya. Decirle lo que estaba empezando a sentir por él y que me respondiera que él sentía lo mismo. O quizás no. Quizás quería que me dijera que no me ilusionara. Que no quería hacerme sufrir. Quizás quería que pusiera nuestra amistad por delante de cualquier cosa.

Purpose |Justin Bieber|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora