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"Then stop giving me reasons to laugh at you."


Te siento tan lejos como la Luna

y sin embargo un día te tuve pegado a mí.

Duele.

Duele saber que las cosas no son como antes.

Duele verte y no poder decirte todo lo que me pasa por la cabeza.

Duele querer acariciarte y tener que contenerme.

Duele ver como parece que todo esto para ti

no era más que un juego.

El nudo en la garganta sigue ahí,

aunque yo haga lo posible por ignorarlo.

Verte me ha dejado fuera de juego

y yo pensaba que ya había abandonado el partido.

Las lágrimas han empezado a salir y creía que ya se habían ido.

Lo que sentía ha revivido

con más fuerza que antes de que muriese.


26 de abril. Helsinki. Finlandia.

Tiré el cuaderno dentro de la maleta y suspiré mirando a mí alrededor. Las ganas que tenía de volver a Washington con mi madre se habían vuelto extremas. Selena se había ido la noche anterior después de la cena, o por lo menos eso me había dicho Kaili en un mensaje.

Llevaba en mi habitación desde que habíamos llegado de Helskinki esa madrugada, sin ganas de hacer absolutamente nada. Había estado con el móvil todo el día y mis ganas de llorar solo habían aumentado.

Y me odiaba por ello.

Resulta que la noche anterior después de que aquí mi amigo Justin acompañase a su amiga, ex novia o lo que demonios se suponía que fuese, Selena, salieron unas fotos de cerca del tatuaje que se había hecho un par de días antes y, ¿a que no adivinas qué?

Se la había tatuado a ella.

Esa mañana habían salido unas fotos de la noche anterior de él llegando al hotel y twitter se había revolucionado viendo que era Selena con unas alas. Mucha gente había empezado a decir que era Avalanna o un simple ángel, pero el que no quisiera verlo, es que era ciego. Era el dibujo de una foto que ella había hecho para no sé qué revista y se apreciaba perfectamente que el vestido que llevaba el tatuaje, ahora pegado a la muñeca de Justin, era igual que el que llevaba ella para la sesión de fotos.

No tenía ni idea de cómo me sentía en aquel momento, porque estaba muy confundida, pero las ganas de llorar no me abandonaban en ningún momento y tenía que salir hacia el estadio: ya.

Ni siquiera iba a bailar. No podía estar encima del escenario con él sin que las ganas de tirarle de una patada, para que se abriera la cabeza contra una valla, no me consumieran por dentro.

Sí, estaba un poco violenta.

Anduve hacia la puerta de la habitación con nada más que mi móvil en la mano y salí rumbo al ascensor, mientras me ponía una sudadera gris y por fuera una chaqueta con estampado militar. Llegué a la esquina del pasillo y justo al girar oí como una puerta se cerraba y levanté mi mirada.

Purpose |Justin Bieber|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora