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"Lo siento."

"¿Sabes?" La puerta se abrió de repente sobresaltándome y Moore entró. "Me pareció muy tierna la escenita del beso entre tú y Bieber." Yo noté como me ponía pálida. ¿Cómo demonios había visto eso? "Deberías mirar en los baños antes de estar tan tranquila por las noches." Me guiñó un ojo sabiendo lo que estaba pensando. "La seguridad de los hoteles da asco." Cogió la silla y la dejó justo enfrente de mí.

"¿No te enseñaron a no meterte en conversaciones ajenas?" Fruncí el ceño y le miré mal. Él sonrió de lado y me dio una fuerte bofetada haciendo que mi cabeza se girara hacia un lado. Escocía como el demonio.

"Espero que sepas que ahora mismo tu vida pende de un hilo y no te conviene tocarme los cojones." Acercó su silla hasta mí y sacó algo de su bolsillo. "Dame una mano." Su voz sonó dura y seria. Yo hice lo que me dijo.

Cuando fijé mi mirada en lo que tenía en la mano, me di cuenta que era una cuchilla. La empezó a pasar suavemente desde mi muñeca hasta la yema de mis dedos. No dolía, pero lo haría después.

Cada vez que deslizaba su mano para propinarme nuevos cortes sentía como la esperanza dentro de mí caía en picado. Jamás saldría de allí. Jamás volvería a ver el pelo rubio de mi madre. Ver como Nicholas la hacía reír siempre que tenía oportunidad. No vería como Madison crecía y se hacía más grande y guapa. No volvería a desahogarme en la tumba de mi padre diciéndole que eso de no parar de sonreír costaba un poco más de lo que parecía. No volvería a abrazar a Susan, ni a decirle a Darrell lo feo que estaba sin barba. No volvería a hablar de miles de cosas en una sola tarde con mi tío. No haría más bromas con los bailarines ni con nadie del team. No volvería a abrazar a Justin después de soltarle una bordería de coña y que él se hiciera el ofendido.

Nunca más.

De la noche a la mañana me habían arrebatado mi vida de mis manos sin dejar que disfrutara un último segundo de ella.

Moore me había cogido la otra mano ya que en la otra no se distinguía nada más que sangre. Estaban siendo los peores días de mi vida después de la muerte de mi padre y estos estaban dejando marcas de que lo eran.

"Tampoco hace falta que llores, no son profundos." Hizo una mueca. "Solo es para recordarte que no estás aquí de vacaciones."

Bipolar asqueroso de mierda.

Cuando hubo terminado de destrozarme las dos manos, se levantó y fue hacia la puerta.

"Vendré dentro de un rato con algo que quizás recuerdes." Sonrió falsamente y se fue de la habitación.

Me recosté en el sillón viendo como mis manos no paraban de sangrar. Cerré mis ojos y sentí como las lágrimas se deslizaban por mis mejillas. Necesitaba salir de allí.

Había perdido la noción del tiempo de nuevo. El olor a sangre me mareaba y dentro de aquella habitación había tanto polvo que me costaba respirar.

Estar allí me había hecho darme cuenta de que eso que dicen de "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes", era cierto.

Había perdido mi familia, mis amigos e incluso mi vida y lo que antes no apreciaba, ahora lo echaba de menos

Estar tirada en la cama viendo the vampire diares. Hablar con Fredo de que la fotografía simplemente seguía siendo un hobbie. La sensación en el estómago de quedarme sin aire cada vez antes de salir al escenario a bailar. Las cosquillas en las costillas de Cody. Que cada vez que le daba la gana, Johnny me levantara y me llevara sobre su hombro a donde él quisiera. Hablar con Carly sobre chicos guapos. Hablar con Elysandra sobre chicos guapos. Y hablar con Kaili sobre chicos guapos a los que nos tiraremos.

Purpose |Justin Bieber|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora