Capítulo 33. | "¿Qué mierda acaba de pasar?

301 24 8
                                    

{ Capítulo dedicado a: @YadiraFrias2002. }

Capítulo 34. | "¿Qué mierda acaba de pasar?"

PDV de Tn.

Seguía cargándome en su hombro.

Sí se dan cuenta de que ¡TENGO UNA MALDITA FALDA Y ÉL ME ESTA CARGANDO COMO SI NADA!

Escuche que abrió una puerta y luego ví como pasábamos el umbral de está, luego me dió vuelta y escuche como la cerraba.

Luego, me bajó.

No podía ver nada, estaba oscuro.

La luz se prendió.

En efectivo era Kendall.

Tenía su mano en el interruptor de la luz.

-Umm ¿hola, no? -me dijo.

-¿Qué? Tú eres el que me trajo aquí y no sabía quien eras ¿sabes? Tú deberías haberme hablado, y no de esta forma.

-Sabías que era yo, me reconociste, lo sé. Sí no me hubieras golpeado cuando te baje en la oscuridad.

-Touché-lo señale con mi dedo índice-. ¿Por qué me haz traído aquí?

-Nada más, es un lindo lugar ¿no creés?

Mire alrededor. Era un puto armario del conserge.

Diganle que no joda.

-Kendall, ¡ES UN MALDITO ARMARIO!

-Tranquila, tranquila...-me tomó de los hombros, pero no dijo nada después, sólo se me quedó viendo.

-¿Y bien?

-¿Y bien, qué?

- ¡Ibas a decirme porque me trajiste aquí! Y otra cosa ¿qué demonios haces aquí?-le contesté frustrada.

La luz se apagó.

No fue Kendall, sus manos seguían en mis hombros.

¿Pero, que mierda?

-Dime, carajo.

-Rudita, la niña.

-Sí, ahora ¡dime!

No veía absolutamente nada, no había ningún lugar en donde traspasará la luz.

-Kendall, no estás diciendo nada, sí no...

Y sentí sus labios sobre los míos.

Esperen, khè.

De nuevo, me estaba besando con él.

Y de nuevo lo mismo de siempre:

Cerebro: No, no lo hagas.

Impulsos: Hazlo, da igual.

Y como siempre de estúpida, sigo los impulsos.

Da igual, ¿qué podría perder?

Ya había probado sus labios y no besaba para nada mal este niño, así que... ¿Por qué no?

Sus manos bajaron de mis hombros a mis caderas y yo subí las mías a su cuello y las uní, me jaló con sus manos haciendo que quedará sumamente cerca de él.

Mordía, succionaba y hacía lo que quería con mis labios.

De pronto una luz nos dio a nosotros, abrí mis ojos y ví que la puerta estaba abierta y nosotros seguíamos besándonos.

RUDE  | kendall f. schmidt |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora