Capítulo 13.| "Pelea."

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Capítulo 13. | "Pelea."

PDV de Tn.
| Miércoles. |

El día de ayer fue completamente normal, bueno, para mi seria "anormal" ya que Kathleen no me fastidio en todo el día.

Después de que llegue como a las 7:30 al apartamento el día de ayer, me di una ducha, comí algo y me acosté a dormir. Me había acostado muy temprano. Siempre era así un Martes y los días que trabajaba (Martes, Jueves Y Sábado). Había hecho la tarea extra de Lengua y la tarea del aula. Fue más difícil de lo que pensé la tarea extra, aunque eran pocas palabras, las definiciones eran muy largas y cuando digo largas son como de 5 líneas por cada una, y lo peor de todo era que lo tenía que escribir a mano.

Nos bajamos del auto y esta vez llegamos antes al Instituto.

-Hola _____-me habló una chica.

-Disculpa, ¿me hablas a mi?-dije con rudeza. Nadie se acercaba a mí a hablarme como si fuera mi amiga, a menos que yo les haya hablado primero; si no, las trataba mal. Así era esto.

-Si-contesto ella alegre y segura.

Sabía quien era, una de las seguidoras de Kathleen.

-¿Qué es lo que quiere la perra mayor?-pregunte-. ¿Y porque envió a una de sus cachorras?

-Vengo a decirte que ya no sigo a Kathleen-contesto-. Perdón, a la Perra Sanders-se corrigió. Reí.

Ella me vio confundida y un poco aliviada pensando que ya la había aceptado como amiga.

-Y ¿Qué quieres que haga? ¿Te aplaudo?-dije con ironía-. Además, Samantha-agregue-. Eso ni tú misma te lo crees. Se nota que sigues siendo una de ellas. Vienes de rosado en Miércoles-aclare.

-¿Y?

-Que los miércoles, las perras vienen de rosa. Recuerda que yo empecé siendo una de ustedes y yo puse esa regla aunque yo no fuera de rosado, solo porque me encantaba verlas estúpidamente arregladas de rosado-le recordé y reí. Volví a caminar para entrar a los pasillos del Instituto para ya no seguir hablando con ella.

« ¿Enserio Kathleen? ¿Pensabas que me haría amiga de una de tus perras? » pensé con ironía.

Las clases siguieron normales, solo que veía que Samantha ya no se juntaba con las otras seguidoras de Sanders. De seguro intentaba convencerme de que de verdad ya no era parte de las perras.

Estábamos en la cafetería caminando hacia la mesa en donde se encontraba Nathan, cuando me tope a la Perra Mayor.

-Vaya, vaya. Pero miren a quienes tenemos aquí-dijo ella a sus plásticas-A la puta más puta de todas y a la facilona de White.

Díganme que no dijo eso o se las verá conmigo.

-Disculpa, ¿me llamaste la mas puta de todas?-dije ofendida-. Y, ¿a Michelle facilona? Deberías de verte en un espejo Sanders, porque tú eres mucho peor que esas descripciones-dije un tanto calmada. Créanme, puedo ser peor que eso. Solo, no quería meterme en problemas.

-Tranquila _____, no vale la pena-me susurró Michelle. Muy tarde, nadie se mete conmigo y menos con mis amigos.

-¿Qué te crees Jones? Aquí no eres nadie para hablarme así-me habló como si fuera la Reina Isabel o algo así.

-Mira Sanders-di un paso hacia ella-. Tú y yo sabemos que temes a lo que te haga-di otro paso y ella retrocedió-. Así que no te metas conmigo-me voltee para ir a mi mesa. Me gire tan rápido que mi cabello chocó con la cara de Sanders de tan cerca que estábamos.

-Oye, se te olvido algo-dijo de buena manera. ¿Esta siendo buena conmigo? Me voltee hacia ella y me estrello un helado en mi cabello. Tenía que estar jodiendo-. Ay, pero mira que cosa-dijo como si hubiera sido un accidente. Hizo una mueca-. Te vendría bien algo que combinara-y me hecho un poco de lo que tenía su lata de Coca-Cola, haciendo que diera un pequeño saltito hacia atrás de la sorpresa-. Esto es por meterte con mi novio, perra-susurró para que solo yo lo escuchara.

Todos estaban alrededor de nosotros viendo el alboroto que Kathleen había ocasionado. Esto no será bueno para su campaña de Presidenta. Pero eso ¿a quién le importa? Dirá que hará cosas por ellos y olvidaran todo esto y ella ganara.

-Ya que veo que no eres una persona decente, que no eres una dama y no puedes arreglar las peleas con una plática y quieres arreglar las cosas así, tú te lo buscaste. Estas jugando con fuego, y terminaras rostizada-le dije lo más calmada posible, conteniendo toda mi ira de ir hacia ella y jalarle su estúpido cabello castaño y golpearla hasta dejarla inconsciente. Me gire y pase por la gente que estaba alrededor de nosotras.

Alguien me detuvo, alce mi vista y lo único que pude decir fue:

-No, ahora no quiero de tus estúpidos sermones. Lárgate-y me fui a los vestidores de chicas a intentar quitarme el helado de arándano del cabello.

RUDE  | kendall f. schmidt |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora