Capítulo 11

143 18 0
                                    

Entró sudoroso al ruidoso hogar. Sus compañeros, que eran para él como hermanos, estaban riendo y gritando, algo no muy fuera de lo normal.

-¡Hyung!.-Exclamó uno de ellos de tez morena y con el cabello castañeeado. -Dile a Taehyung de una vez que deje de estar descalzo por casa de esa manera....es muy molesto, le huelen los pies.

-Jimin.-Respondió él, sereno.

Jimin lo observó detenidamente.

-Hazlo tú.-Respondió seco.

-¿Hyung no está en su mejor día?-Una voz alegre y cálida se oyó desde el fondo del salón.-Seguramente tengas hambre y por eso estés así, ¿Por qué no cenamos ya?

-Suga hyung siempre se enfada por dos motivos: 1, tiene sueño. 2, tiene hambre.-Vaciló jocoso un chico de cabellos negros y la piel muy pálida.

-Que te den.-Lo miró frívolo.

-Vamos, vamos. Solo era una broma. Venga, voy a hacer de cenar, vayan poniendo la mesa, mis queridos hijitos.-Dijo con tono burlesco Jin, el cocinero oficial del piso.

Suga obedeció sin decir nada, tratando de evitar conflictos. Abrió el armario y cogió los platos silenciosamente.

Taehyung, enseguida cayó en el efecto dominó, y se apresuró en coger algunos cubiertos y servilletas.

Jimin se quedó quieto, susurrándole al chico de cabello azabache:

-Kook, está más raro de lo normal, ¿no crees?

-Él siempre es así.-Respondió en tono bajo, mientras levantaba su cabeza de la pantalla del móvil.

-No sé...Hoy es diferente. No veo su tono de burla.

-¿Desde cuando Suga tiene un tono de burla? Él es siempre un insensible.-Rió descaradamente.

-Kookie....Va en serio.-Le reprochó.

-Déjale. Él nunca nos dice nada, ya se lo contará a Rap Monster. Se entiende mejor con él. Cree que somos muy pequeños para ayudarle.-Respondió con cierto recelo, mientras bajaba de nuevo su cabeza a la pantalla del móvil.

Una vez puesta la mesa, todos se sentaron alrededor de ella. Se pasaron amablemente los cuencos de comida y cenaron como siempre: Taehyung comenzó a lanzar comida a modo de explosivos. Jungkook terminó por seguir el juego, y mientras Jin se sentía ofendido y les decía "estáis malgastando mi comida. La he hecho con especial cariño." J-hope se dedicaba a reír como si no hubiese mañana. Y el líder, Rap Monster, trataba de poner fin a la rutinaria escena.

Pero esta vez, Jimin no se entrometió en las pequeñas disputas familiares. Sino que observó a su hyung cabreado, que comía a desgana y con la mirada perdida en el cuenco.

Por un momento sus miradas se cruzaron.

-¿Seguro estás bien?-Le dijo.

-Si, no te preocupes, solo tengo sueño.-Le informó mientras dejaba su cuenco encima de la mesa y salía de la habitación.

Todos lo observaron irse.

-No parece muy animado hoy.-Comentó Rap Monster.

-Exacto. Deberías hablar con él.-Refunfuñó J-hope, con cierta ternura.

-¿Por qué yo?-Se extrañó.

-Se lleva mejor contigo. A ti te lo contará. Tiene más confianza.-Argumentó Jimin.

-¿Suga-hyung está mal?-Preguntó Tae, volviendo al mundo real después de haberse pasado varias conversaciones enteras viviendo en su mundo paradisíaco de la felicidad extrema.

-V....-JungKook le soltó un capón. Del que él se quejó con cierto dolor.

-Eres un bruto.-Le dijo.

-Y tu un despistado.-Le respondió con sorna.-Debes cuidar de tu familia, V.

-¿Intentas darme una lección de vida, niño?-Vaciló.

-Si.-Fue serio.

Todos callaron en aquel momento, hasta que la esperanza apareció con sus dulces palabras.

-Bueno, bueno, ya está. Rap Monster, habla con él, por favor te lo pido.-Sonrió amablemente.

-Ah....Por supuesto que lo haré, si él quiere claro.-Dijo para finalmente, zanjar el tema.

La cena se alargó hasta la madrugada, y finalmente todos se fueron a sus habitaciones. Esa noche habían intercambiado sus cuartos, y ahora Rap Monster dormiría con Suga.

Abrió la puerta despacio, tratando de no hacer ruido, y entró lentamente, sin prisa. Observó que estaba dormido, y no quiso despertarle. Ya hablarían mañana por la mañana.

Absorto, se chocó con unas zapatillas, cayéndose al suelo, y provocando un sonoro ruido.

Él abrió los ojos.

-¿Qué coño haces?-Le dijo Suga desde la cama, con malos humos.

-Lo siento hermano. Me tropecé.

-Levántate del suelo y vete a dormir, o duerme ya ahí, patoso.-Soltó para después girarse y continuar durmiendo.

-Sabes que no puedes tratarnos así, ¿verdad?-Dijo tras una pausa.

Suga se dio la vuelta de nuevo, para observarlo.

-Así...¿Cómo?-Peguntó sorprendido.

-Que tengas un mal día no quiere decir que puedas tratar a los chicos así cuando solo querían saber que te pasaba.-Le reprochó.

-No sé de que me hablas, yo soy siempre así. Sabes que a veces parece que voy enserio cuando digo ciertas cosas, pero no van para nada enserio.-Comentó, con neutralidad.

-Te conozco desde hace mucho tiempo. Sé cuando estás quemado y cuando no. Y hoy parecías estar ardiendo. ¿En qué has estado pensando?

Le miró a los ojos, y pudo ver, entre la oscuridad, como unos pequeños ojitos se iluminaban con tristeza.

-Déjame, no es nada, solo estoy cansado. En serio. He dormido poco. Créeme.

-Está bien.-Suspiró.-Buenas noches Suga.-Dijo fingiendo una falsa tranquilidad, mientras se dirigía a su cama.

-Buenas noches, y gracias por preocuparos.-Se giró de nuevo en su cama, se revolvió un poco y cerró los ojos fuertemente, sin poder evitar recordar aquella joven. De algún modo encontraría una excusa para poder verla.





Dulce azucarilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora