Capítulo 4.

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Quedaban apenas unos quince minutos para la hora acordada.
Había paseado por varios lugares próximos a la cafetería , se había perdido un par de esas veces , hasta que volteaba la cabeza hacia atrás y se daba cuenta de que la cafetería no se había movido de su sitio.
En una de esas veces se acercó a la fuente del centro y lanzó una moneda , deseando que todo saliese bien.

La verdad es que no creía demasiado en esas cosas , pero se dejó llevar esta vez , estaba demasiado inquieta.

Se quedó sentada en la terraza , tomando un pastel de milhojas. El pastel que con tantas ansias había deseado probar.

Mientras lo saboreaba con delicadeza y tranquilidad , el sol que le acariciaba su blanquecina piel fue ocultado por la figura de un hombre corpulento.
Para ser pleno verano , iba bastante cubierto , como si tratase de ocultarse.
A su lado había un hombre alto y delgado , que pareció resultarle conocido una vez observó su blanquecina piel , tapada por una mascarilla y unas gafas de sol.

-Hola , pequeña.-Le dijo amable aquel hombre corpulento que había conocido en el aeropuerto.
Su nombre era Lee, eso era lo único que sabía de él por lo que le había dicho durante aquella conversación telefónica.

-Hola. Buenas.-Dijo nerviosa mientras dejaba el tenedor en su plato.

-Supongo que habrás traído la maleta, ¿no? -Sonrió amable.

-Si , si , está dentro del bar , mi madre la tiene guardada en el almacén.-Respondió.

-¿Tu madre es Cristal?-Se sobresaltó.

-Yo no sabía que ella tenía aquí un cafetería.-Río un poco y se llevó las manos a la boca.

El acompañante , que hasta ahora no había hablado , le hizo una señal al hombre , el cual sobreentendió lo que quería decir.

-No sabía que Cristal tenía una hija. Aunque esta charla la podemos dejar para cuando le devuelvas la maleta a mi compañero , está un poco nervioso porque tiene cosas importantes en ella....

-Si , no se preocupe.-Sonrió.-Vayamos dentro y se la devolveré.

Tomó la iniciativa de levantarse y entró en aquella cafetería tan acogedora.
Ambos se sentaron en una mesa alejada de la puerta y ella se retiró amablemente a coger el equipaje.
Se quedó pensando durante el trayecto, si aquel chico era el que llevaba boxers rojos y aquella chaqueta de cuero tan bonita.... se sonrojó ante los boxers como de costumbre. Se abofeteó la cara con suavidad y le llevó las pertenencias al legítimo dueño, con el fin de conseguir también sus cosas.

Al salir del almacén, se percató de que su madre estaba hablando muy cerca de Lee.
Pensó que quizás su madre también quería rehacer su vida.
"Mi madre es una ligona." Pensó mientras se acercaba lentamente a la mesa y comenzaba a prestar atención a la conversación.

-Creo que no se ha dado cuenta.-Comentaba dulcemente.-De ser así quizá se hubiese quedado en shock. Ella parece muy serena pero sus emociones las lleva al límite.

-Al menos sabemos que pasamos desapercibidos.-Dijo entre risas amables Lee.

Cuando ella llegó a la mesa , se fijó en que aquel chico se había quitado las gafas de sol. Podía ver ahora su rostro. Y se sorprendió al reconocerlo ya que no conocía a nadie.
Aquella tez pálida, aquellos ojos serenos pero amables , aquella presencia elegante y tranquila. Aquellas dos tazas de café para él solo que estaban encima de la mesa.....

-JODER.-Soltó sobresaltada en español.

Había tenido en sus manos, la chaqueta de cuero de aquella persona que tanto admiraba. Y también había encartado aquellos boxers...
Se sonrojó al pensarlo, se sonrojó tanto que sus mofletes se pusieron tan rojos que no pasaron desapercibidos.

Dulce azucarilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora