Capítulo 37

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Se tumbó en cama. Eso fue todo lo que hizo. Fue tan neutra su reacción que al llegar de nuevo a casa saludó a Jimin, que recogía los trozos de una bonita taza de porcelana.
-Era muy frágil.-Le contaba a Suga, quien, completamente absorto en la realidad musitó para sus adentros "al igual que yo."
Luego se desbordó cual río sobre su lecho. Lloviznó durante apenas veinte minutos su agitado corazón. Pues para su gracia, seis recuerdos de su presente lo hicieron percatarse de que tal realidad continuaba existiendo, incluso si su tedio lo envolvía en un manto depresivo.
-¿Vienes a cenar o qué? Eres un lirón.-Lanzó Rap Monster.
Aquel joven de tez morena y cabellos rubios le hizo recordar sus necesidades biológicas. Sin embargo no poseía el ansia suficiente como para ponerse en pie.
-No te ha ido muy bien,¿no?-Preguntó de nuevo, ante el famélico del silencio.
De espaldas a él, encorvó sus cervicales, en un claro símbolo de desconcierto.
-¿Quieres hablar?-Preguntó de nuevo,compasivo.
-Todo es una mierda. No se por qué lo hice. Bueno, por qué quería hacerlo. He estado a punto de jugarme el cuello por alguien que... -Exhaló-.Ya no se qué pensar de _____.-Finalmente explotó. Se irguió y llevó sus manos a la cabeza, tratando de recomponerla en la realidad.
Sus palabras sonaron violentas, pero su tono, aparentemente irascible, reflejaba la angustia humana ante un hecho increíble.
¿Cómo podía haber terminado todo así? Después de tanto vivido juntos.... ¿Todo era una sucia mentira? O quizá era él, ¿quién realmente se había ilusionado? ¿Dónde se hallaba la verdad?
-Tirado en cama no vas a saber como es una persona.-Alegó Mon, tras un tiempo taciturno.-Puedes contarnos lo que ha pasado, si te ves capaz.-Añadió.
-No querría preocupar a los demás. Ya han estado haciendo bastante por mi.-Respondió.-¿La puerta está cerrada? ¿Con llave?.

Rap Monster conocía muy bien a Min Yoon Gi. Un Suga podría expresar siempre en su verborrea de versos sus sentimientos mas marchitos. Más el pequeño y frágil Min Yoon Gi no sería nunca jamás capaz de desvelar sus sentimientos más profundos sin sentirse seguro del todo.
Durante los últimos años de convivencia, todos sabían qué significaba una puerta a cal y canto. Y todos respetaban su decisión, pues el estado emocional de su joven compañero les preocupaba realmente más que el hecho de saber.
Y era así, como se convivía en aquel piso. Las paredes no eran muy gruesas para los finos oídos de sus compañeros. Pero todos trataban de respetar la intimidad de Min Yoon Gi porque en el fondo no podían hacer otra cosa que no fuese quererlo, pese a sus defectos.
Incluso si no decía nada nunca, o si sólo dormía. Él era así y tratar de cambiarlo sería un error. Dejarse llevar por el río era el camino correcto hacia su corazón. Claro que para eso era preciso tener un reloj de oro eterno, pues en muchas ocasiones sus premisas eran suficientes como para sentenciar las cadenas de su propia violencia. Y entonces se veía ahí, encerrado en su mente, que jamás permitiría dar paso a exteriorizar.
Sin embargo, contra aquella mente se enfrentaba un ángel eterno del elixir de la paciencia. No importase las horas y deshoras allí, sentado sobre el colchón elástico, si con ello podía tranquilizar a aquella pobre alma, la cual sabía que, pese a su bravuconería burlesca, se hallaba en el fondo un espíritu tembloroso, álgido e inverosímil. Quizá era un ser de lo más extraño de entender. Pero él siempre quería hacerlo, incluso si en muchas ocasiones su quicio jugase con su paciencia. No importaba lo que tuviese que esperar, porque sabía que el tiempo era solo cuestión de horas y que, al contrario, los sentimientos eran cuestión de derrotas.

Allí se sentó. Rodeado de aquella oscuridad y de la frívola sensibilidad de sus pieles morenas. Allí esperó. Su reloj marcaban las 00:00.
-Es un nuevo día.-Le dijo.
-No tienes por qué estar aquí. Es más, vete. Cena.-Argumentó toscamente.
-Sé que ahora no quieres sentir, ni empatizar con nadie que no seas tu mismo. Pero créeme que esos caminos de borde sólo te llevarán a una peor situación contigo mismo.-
El aire se tornó caliente. La atmósfera se angustió. Y de aquel joven salió un apiz de sensibilidad:" Lo siento". Dijo.

-Venga hombre, que no pasa nada.-Alegó, golpeando suavemente las sábanas, bajo las cuales se encontraba el cuerpo inmóvil de una víctima.

-Si pasa. Estoy enamorado de alguien de quien no debería estar enamorado. Corrí.-Dijo, reclinándose sobre la almohada.-Corrí gracias a vosotros, que me sacasteis a las fans de encima. Estaba dispuesto a dejarlo todo, por ELLA.-(Enfatizó las últimas palabras)- ¿Y todo para qué? Para verla besándose con el narcisista de Jung-su. El estúpido ese.

-¿Eso fue lo que pasó?-Preguntó incrédulo.
-Si.-Respondió, con la voz desgarrada y los ojos, a pesar de no ser vistos por la oscuridad, notablemente dolidos.
-No me lo puedo creer. Tiene que haber una explicación. Créeme.
-¿Por qué iba a haberla?-Continuó cabezón, llorando.
-Porque os besasteis más de una vez.
-¿Cómo sabéis eso?-Tartamudeó ante la sorpresa, con lágrimas aún en sus ojos.-De todas formas da igual, fue mentira. Mentira.....-En aquel momento volvió a arrancar su lamento en un desgarrador llanto.

-Que no es solo eso Suga, tranquilizate y habla con ella. Tiene que haber una explicación.-Continuó diciendo, cada vez más frenético.
-¡Qué sólo jugó conmigo! ¿Qué otra explicación quieres?
-Que no puede ser eso.
-¿Por qué no?
-Porque no.
-No lo entiendo. Lo dices por calmarme. Por eso te dije que me dejaras en paz.-Sentenció, llorando.
-¡Qué no joder que tiene que haber una explicación!-Gritó
-¿¡Pero por qué te pones a buscarle una razón lógica?!
-¡Porque ella me dijo que estaba enamorada de ti, imbécil!.

Dulce azucarilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora