Capítulo XIX

36.8K 1.8K 131
                                    

— ¿Qué te he dicho sobre golpear el saco de esa manera? —Habla Carlos al ver que daba golpes descontrolados y fuertes, está detrás de mí y su voz hace que me detenga para encararlo —.Cassie ha mejorado mucho. Te felicito. — dice, y lleva la botella de agua en sus manos a su boca dándole un trago.

—Gracias, supongo. — Digo, frunciendo los labios. Vuelvo a golpear el saco.

—Mira Samantha... yo no soy, ni quiero ser tu enemigo ¿Está bien? Te he entrenado durante casi doce años. No creo que haya razón para que estés molesta conmigo — ¿En serio? Joder. Me saco del campeonato, eso es más que suficiente, dejo de golpear el saco de nuevo y me siento en una de las sillas a unos pasos de mí —. Nadie es perfecto, debemos ser corregidos o castigados algunas veces, y así aprenderemos de nuestros errores.

Está loco.

—Está bien, tienes razón. — digo para así acabar con esta conversación. Un suspiro entrecortado brota de sus labios.

—Sé que lo dices para liberarte de mí, pero bueno. Algún día me escucharas.

—Siempre te escucho, Carlos. Gracias a ti he ganado todos esos títulos. A veces te pasas de mandón, pero eres un gran tipo y eso es lo que importa. — Digo, y lo digo enserio. Una sonrisa llena de sinceridad se forma en mis labios y él me abraza, algo que me toma por sorpresa y tardo en corresponder pero al final, lo hago, y es algo que me viene muy bien, un abrazo sincero de un adulto que no sean mis padres.

— ¿Quieres que te de un aventón a casa? —pregunta cuando se separa de mí.

—No, vienen a buscarme. —Digo y una estúpida y jodida sonrisa se forma en mis labios sin yo permitirlo.

—Oh, bueno... eso me alegra mucho si se trata del chico de los lentes. — Al decir chicos de los lentes se refiere obviamente a Matías, porque a Sam no lo conoce aún.

—Oh, cállate — Digo, y le lanzo la toalla que tenía en mis manos —.Y vete de una vez viejo metiche. — Una carcajada brota de su garganta, levanta las manos en rendición y se aleja.

Me levanto de mi asiento y camino hacia los casilleros quitando las vendas de mis manos cuando vuelvo a escuchar la voz de Carlos:

— ¡Y no estoy viejo! ¿Entendiste? —Vuelvo a reír —. Por cierto, Sami. Te lo mereces. Me gusta ese chico para ti, y sé que tus padres también lo aceptaran.

—Eres un metiche, mis padres aún no lo saben y espero que no se lo digas. ¡Oh, por Dios, no sé cómo pude decírtelo a ti!

—Soy tu como hada madrina, pero hombre, eh, hombre. No te confundas. — Esta vez la carcajada salió de mis labios, Dios santo, ¿Un hado madrino o algo así? Esta demente ¿Qué le pasaba?

— Ya lárgate —Digo aun riendo.

Cassie se fue dos horas antes que yo, necesito entrenar y preparar estrategias para Cassie, Matías paso por ella y prometió pasar por mí cuando lo llamase. Hoy iré a casa de Cassie, sus padres quieren hablar conmigo sobre el campeonato. Si, ya Cassie les informo sobre él y según lo que ella me dijo se pusieron como locos, y solo la dejaran participar si yo voy hablar con ellos. Estoy asustada hasta la mierda. Joder, nunca había hecho esto y lo hare por esa mocosa paliducha.

Estoy parada frente al gimnasio, el entrenador Carlos ya se fue a su casa, se ofreció en acompañarme hasta que llegara Matías pero se, de antemano, que solo quería llenarme de preguntas, así que le dije que se fuera, que estaría bien.

Las luces de un auto me sacan de mi ensimismamiento y de inmediato lo reconozco, es Matías. Él se estaciona frente a mí y camino hacia la puerta del copiloto sentándome a su lado.

La Chica del Box (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora