Un mes para el campeonato, mes y medio para el baile y quince días para... no, ni siquiera diré para que faltan quince días.
—Corre, Cassie, joder. ¿Así deseas ganar el jodido campeonato? — Tiene su cuerpo encorvado y apoya las manos en sus rodillas. Respira con dificultad, pero creo que está exagerando.
—Llevo cincuenta vueltas, ¡Cincuentas jodidas vueltas! — Ruedo los ojos al cielo —. Son las seis treinta de la mañana y estoy levantada desde las cuatro de la madrugada. ¡Déjame respirar al menos!
—Si sigues así perderás el campeonato, ES UN CAMPEONATO, van los mejores en su categoría, los que llevan años practicando el box y tú no tienes ni seis meses haciéndolo, y de paso solo te quejas. — digo saltando en mi lugar. No me puedo detener perderé energía y me enfriare.
—Tengo casi nueve meses practicando, y en mi casa practicaba desde antes. No era mucho pero lo hacía mientras convencía a mis padres de dejarme entrar al gimnasio.
—Bueno nueve, cinco, dos. ¿Eso qué importa? Yo tengo trece años practicándolo y he perdido algunas peleas. No ahora, pero si cuando tenía tu edad. —Digo, con superioridad.
— ¿Por qué no te callas? — sugiere, y comienza a trotar de nuevo.
—No me mandes a callar pequeña fantasma mocosa. —digo, y la sigo.
(...)
Entro al instituto y de lo único que se escucha hablar es del jodido baile, a veces no entiendo en que estaba pensando cuando acepte ir con Matías, esto de buscar vestido, sandalias, peinado, maquillaje no es lo mío. Dios, ni siquiera lo pensare porque siento que le cancelare a Matías y él no lo merece.
—Hola — Dice, Cassie uniéndose a mí y caminamos juntas a nuestros casilleros. Ella revisa su celular y ríe de vez en cuando, yo la observo con el ceño fruncido mientras camino. —. Es marcos, estamos hablando.
—No me importa. — digo, cruzo la última esquina a mi casillero y veo a Matías y Sam junto a él. Una sonrisa bobalicona se quiere formar en mis labios pero la aparto ¿Qué me pasa? Yo no soy de sonrojarme al ver a alguien.
—Hola. —dicen ambos al unisonó.
—Hola, Sam —Saluda Cassie con su vocecita chillona y abraza al chico con lentes grandes.
— ¿Qué hay de ti? ¿No vas a saludar? — pregunta Matías acercándose a mí.
— ¿Quieres que te brinque encima y te abrace como lo hizo Cassie con Sam?— pregunto con sarcasmo. El frunce los labios y se queda pensativo.
—Eso sería muy intenso y pegajoso, mejor salúdame como siempre. — hubiera querido que me dijera que hiciera lo mismo que Cassie, aunque no lo hubiera hecho, pero tendría la certeza que me quería abrazar, pero por supuesto no quiere.
Me coloco frente a él y lo miro, sus ojos verdes que por un momento siento pueden leerme los esquivo y logro controlarme mientras carraspeo mi garganta.
— Hola, Matías —Digo, ladeando mi mano frente a él una sola vez y dándole una sonrisa de labios unidos.
Sonríe.
—Hola, Samantha.
—Ya bésense. —Habla Cass, yo le muestro mi dedo medio.
El timbre chilla y Cassie corre a su clase, mientras nosotros tres nos dirigimos a la nuestra. Sam me mira con una sonrisa en su rostro y yo frunzo los labios ¿Qué le pasa? La mayoría del tiempo esta serio.
¿Quién entiende a los hombres?
—Samantha ¿Cómo estás? — pregunta Luis cuando entra al salón, ¿lo recuerdan? Luis Lerman —. ¿Podríamos hablar a la hora del almuerzo? —Siento la mirada de Matías quemar en mi espalda sin siquiera mirarlo.
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La Chica del Box (EDITANDO)
Teen FictionSamantha collen, así me llamo. Práctico el boxeo desde que tenía cinco años, no me gusta la gente débil, no soy la típica chica débil, sufro de TEI (Trastorno explosivo intermitente) No me gusta sonreír y me han expulsado de dos institutos, empezare...