No me importaba nada, no me importaba nadie. Estaba en el aquí y en el ahora y en eso debía enfocarme. Naci para ganar, naci para llegar lejos en esto.
Doy pequeños saltos en el mismo lugar y lanzo golpes al aire, Carlos me estudia detenidamente y anota en su libreta, no se que mierda anota, no me importa.
—¿Estas bien? ¿Te sientes bien? —Pregunta Carlos y yo asiento con la cabeza, claro que estoy bien, muy bien porque hoy voy a dejar saber quien es la mejor de estos jodidos pueblos.
Hoy es el campeonato.
Ya estoy lista, solo faltan unos minutos para subir al ring.
—Todos están afuera, vinieron a verte, tus padre, Cassie, Matías y también sus padre. No quiero que te desconcentres por algo o por alguien. En la pelea, Sam, concentrada en tu contrincante. —Vuelve a decir Carlos, el se ve mas nervioso que yo—¿Entendido?
—Estoy lista —Digo.
—Eres mi haz bajo la manga, Sam. Tengo mucha fe en ti. Se que vas a llegar lejos, conmigo o sin mi.— Lo observo unos segundos y le doy un abrazo, nunca había tenido tiempo para agradecer todo lo que hacia por mi.
—Eres un jodido amargado de mierda y gruñón, pero gracias por estar ahí para mi. —Digo cuando me he apartado.
—No se si tomarlo como un alago o un reclamo —Dice y sonríe, nunca lo digo, pero Carlos definitivamente es como mi segundo padre, siempre detrás de mi, siempre regañándome, castigándome, y en algunos casos poniéndome en mi lugar con algunos golpes en el ring.
—Como ambos. —Sonrió.
—Como lo practicamos, Sam Patéale el culo a todas esas... mujeres. —Dice, y yo sonrió.
Tiene un dicho que dice «Patéale el culo a todos esos hijos de puta» pero como se trata de chicas creo que se abstuvo a decirlo.
Carlos sale del camerino porque ya casi es mi hora, el muy tramposo va a informarse quien es mi contrincante y si representa un reto. Acomodo el top que llevo, tiene el nombre del gimnasio de Carlos en la parte delantera, a el lo represento.
—Tu turno, Sam — Me dice Carlos asomándose por la puerta
Concentrada, concentrada.
Camino por el pasillo que da al ring, algo en mi pecho empieza a aparecer y lo aparto de inmediato; no es el momento para asustarme, no es momento de tener miedo.
—¡Con un peso pluma de 51,338 kilos, tenemos a Rashel Loreto! —Dice el réferi, esa chica es mi contrincante.
— ¡Es la campeona municipal del año pasado! ¡Con un peso de 52,343 kilos, Samantha Collen! —Subo al ring, todos aplauden eufóricos, creo que todos los chicos que se graduaron conmigo están aquí, y más, creo que todo el instituto esta aquí, hasta a la directora la pude divisar.Busco disimuladamente a mi familia con la mirada, no tardo en encontrarlos ya que casi están frente a mí, como lo dijo Carlos están todos, pero fijo mí vista en Matías solo por un segundo, al igual que todos está más nervioso y preocupado que yo.
— ¡Comiencen!— Grita el réferi.Di dos pasos hacia ella con la guardia en alto, ella retrocedió mientras se abría lugar en el ring. ¿En serio? Niña se viene a pelar, no a huir. Sonreí para mis adentros, esta muy asustada. Si no te sientes preparada, no compitas. Me abalance sobre ella y lance un Jab directo su rostro, ella bajo la guardia y mi puño izquierdo impacto en su cara, en un gancho que me ha salido perfecto; la desestabilice y aproveche para impactar mi puño derecho nuevamente. Ella cae al suelo. El réferi llega de inmediato y me aparta, hace el respectivo conteo y me da como ganadora. ¿Ya? ¿En serio? Joder.
ESTÁS LEYENDO
La Chica del Box (EDITANDO)
Teen FictionSamantha collen, así me llamo. Práctico el boxeo desde que tenía cinco años, no me gusta la gente débil, no soy la típica chica débil, sufro de TEI (Trastorno explosivo intermitente) No me gusta sonreír y me han expulsado de dos institutos, empezare...