Capítulo XXXII

26.5K 1.4K 157
                                    

No me importaba nada, no me importaba nadie. Estaba en el aquí y en el ahora y en eso debía enfocarme. Naci para ganar, naci para llegar lejos en esto.

Doy pequeños saltos en el mismo lugar y lanzo golpes al aire, Carlos me estudia detenidamente y anota en su libreta, no se que mierda anota, no me importa.

—¿Estas bien? ¿Te sientes bien? —Pregunta Carlos y yo asiento con la cabeza, claro que estoy bien, muy bien porque hoy voy a dejar saber quien es la mejor de estos jodidos pueblos.

Hoy es el campeonato.

Ya estoy lista, solo faltan unos minutos para subir al ring.

—Todos están afuera, vinieron a verte, tus padre, Cassie, Matías y también sus padre. No quiero que te desconcentres por algo o por alguien. En la pelea, Sam, concentrada en tu contrincante. —Vuelve a decir Carlos, el se ve mas nervioso que yo—¿Entendido?

—Estoy lista —Digo.

—Eres mi haz bajo la manga, Sam. Tengo mucha fe en ti. Se que vas a llegar lejos, conmigo o sin mi.— Lo observo unos segundos y le doy un abrazo, nunca había tenido tiempo para agradecer todo lo que hacia por mi.

—Eres un jodido amargado de mierda y gruñón, pero gracias por estar ahí para mi. —Digo cuando me he apartado.

—No se si tomarlo como un alago o un reclamo —Dice y sonríe, nunca lo digo, pero Carlos definitivamente es como mi segundo padre, siempre detrás de mi, siempre regañándome, castigándome, y en algunos casos poniéndome en mi lugar con algunos golpes en el ring.

—Como ambos. —Sonrió.

—Como lo practicamos, Sam Patéale el culo a todas esas... mujeres. —Dice, y yo sonrió.

Tiene un dicho que dice «Patéale el culo a todos esos hijos de puta» pero como se trata de chicas creo que se abstuvo a decirlo.

Carlos sale del camerino porque ya casi es mi hora, el muy tramposo va a informarse quien es mi contrincante y si representa un reto. Acomodo el top que llevo, tiene el nombre del gimnasio de Carlos en la parte delantera, a el lo represento.

—Tu turno, Sam — Me dice Carlos asomándose por la puerta

Concentrada, concentrada.

Camino por el pasillo que da al ring, algo en mi pecho empieza a aparecer y lo aparto de inmediato; no es el momento para asustarme, no es momento de tener miedo.

—¡Con un peso pluma de  51,338 kilos, tenemos a Rashel Loreto! —Dice el réferi, esa chica es mi contrincante. 
— ¡Es la campeona municipal del año pasado! ¡Con un peso de 52,343 kilos, Samantha Collen! —Subo al ring, todos aplauden eufóricos, creo que todos los chicos que se graduaron conmigo están aquí, y más, creo que todo el instituto esta aquí, hasta a la directora la pude divisar.

Busco disimuladamente a mi familia con la mirada, no tardo en encontrarlos ya que casi están frente a mí, como lo dijo Carlos están todos, pero fijo mí vista en Matías solo por un segundo, al igual que todos está más nervioso y preocupado que yo.

— ¡Comiencen!— Grita el réferi.

Di dos pasos hacia ella con la guardia en alto, ella retrocedió mientras se abría lugar en el ring. ¿En serio? Niña se viene a pelar, no a huir. Sonreí para mis adentros, esta muy asustada. Si no te sientes preparada, no compitas. Me abalance sobre ella y lance un Jab directo su rostro, ella bajo la guardia y mi puño izquierdo impacto en su cara, en un gancho que me ha salido perfecto; la desestabilice y aproveche para impactar mi puño derecho nuevamente. Ella cae al suelo. El réferi llega de inmediato y me aparta, hace el respectivo conteo y me da como ganadora. ¿Ya? ¿En serio?  Joder.

La Chica del Box (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora