Capítulo XXXVII

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Me siento desvanecer...

Mi cuerpo pesa, me es casi imposible mantenerme de pie, la herida en mi pierna aun sangra en pequeñas cantidades y el dolor se ha hecho casi insoportable; pero debo hacerlo... debo protegerla. Es tanto es terror que la pequeña chica detrás de mi le tiene al monstruo que camina hacia nosotros que esta tiembla, todo su cuerpo tiembla tanto que a pesar de estar en tan mal estado la puedo sentir, esta aferrada a mi chaqueta y se oculta detrás de mi cuerpo.

—Apártate —Dice Camila y apunta su arma en mi dirección. No me muevo ni un centímetro, ella observa mi rostro y luego la herida en mi pierna — ¡¿Por qué siempre las proteges?! ¿Por qué las prefieres a ellas? —No digo nada, no porque no quiera, si no porque no puedo, apenas y puedo mantenerme en pie, no tengo fuerzas para hablar, para luchar...

La misma camioneta que paso horas antes se asoma al otro extremo del puente, Camila es informada y sus compañeras hacen que quien sea que la maneja se devuelva por donde vino. Me volví hacia Cassie y al verme su rostro se descompuso, se que lucia muy mal, lo podía sentir. Di unos pasos y me apoye en la baranda del puente, no podía cargar conmigo misma y lo odiaba, lo odiaba con todas mis fuerzas. Si me dejaba caer inconsciente se, que cuando despertara me darían malas noticias, noticias que no quería escuchar y Cassie ya no estaría. No podía dejarme vencer.

—Sepáralas —Ordena Camina y Emma hace lo que le pide. Cuando trata de separar a Cassie de mi esta se aferra a mi chaqueta.

— ¿Por qué mierda no siguieron el mapa que les di? —Susurra Emma entre dientes. Cierro los ojos con fuerza y me culpo por eso, joder, pensé que el puto mapa solo era para llegar a Cassie.

Termina separándonos y lleva a Cassie lejos de mí. No se si es mi estado casi de inconsciencia o mis demonios me están haciendo una mala jugada, pero la veo extremadamente lejos...

Todo esto es mi jodida culpa, si no nos hubiésemos escondido de esa jodida camioneta yo no hubiese caído por ese maldito barranco, ese hombre nos hubiera llevado a nuestro pueblo y ahora mismo estaríamos en casa... pero no, siempre tengo que ser tan desconfiada.

Observo a todas y cada un de las personas que aquí nos encontramos y; me doy cuenta que falta una de las compañeras de Camila, un millón de escenarios se forman en mi cabeza. Es la chica que supuestamente había dejado escapar a Cassie, su enojo debió aumentar fue esa chica quien termino pagándolo todo.

Por unos momentos nadie se mueve, nadie hace nada, solo se escucha a Cassie llorando por lo bajo. Todas tienen la mirada fija en mí, como si esperaran que yo hiciese algo, como si me estuviesen dando tiempo para pensar o ingeniarme algo.

Eso, ahora mismo es tan difícil para mí. Todo esto me abruma tanto que no puedo ni quiera pensar en algo ahora mismo.

—Ella te hizo esto, ¿Verdad? Fue su culpa y tú... tú la sigues defendiendo. —Escupe Camila, niego con la cabeza pero ella no le presta atención a mi desesperado gesto.

—Déjala ir y juro que voy a irme contigo, huiremos a otro país, a otro estado, como quieras. —hablo por lo bajo, esperanzada de que ella me escuche.

—No, Sam. —Exclama Cassie y pongo los ojos en blanco en su dirección.

— ¡Cállate!, cállate porque voy a vaciar mi arma en tu esqueletado cuerpo. —Grita Camilla. El dolor, el miedo, la impotencia y la rabia se arremolinaron dentro de mí al momento que la vi caminar a paso decidido hacia Cassie.

—Camila no... —Susurro en vano, no me escucha.



La Chica del Box (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora