Capítulo XXXIII

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—Van a llevársela sobre mi cadáver. —Dijo Matías exasperado.

Amaba ver como quería defenderme, pero eso conllevo a que lo arrestaran también a el. Si, ahora mismo esta frente a mi en una celda, lo que me tranquiliza es que saldrá en un par de horas.

— ¿Cuándo va acabarse toda esta mierda, Sam? —Pregunta Matías, tomando con fuerza los barrotes de su celda —Todos sabemos quienes hicieron esto. ¿Por qué siempre terminas tu pagando las consecuencias?

No le respondí, porque; ¿Qué le iba a responder? Además, tenía la esperanza de que todo esto fuera un error, una mentira de Camila o de quien sea que haya armado esto solo para joderme. Javier no podía estar muerto, el era una victima mas en el juego de Camila, no lo estoy defendiendo, pero joder, no quería que terminara así.

—Todo va a estar bien. —Susurro mirando al piso de mi celda.

Me han pasado tantas cosas que solo me aferro a esas palabras —Todo va a estar bien— Matías negaba con la cabeza y pasaba su mano por su cabello frustrado. Se que quiere encontrar una solución, se que quiere sacarme de aquí, pero no creo que alguien pueda hacer algo, cuando Camila se propone algo hace las cosas muy bien. Esa chica Emma me lo advirtió, el día que fui al bar con Cassie en mi moto y me la encontré allí, me advirtió que Camila planeaba algo grande. Debe tratarse de esto.

Ya estoy resignada, esta bien, no hare nada para que no me encierren, me quedare tranquila sabiendo que no molestara a nadie más, que no molestara a las personas que quiero. Por otra parte, no quiero apartarme de ellos, no quiero apartarme de Matías ni de mi familia. Las cosas estaban yendo tan bien, que era muy bueno para ser verdad. Esta es mi vida desde que Camila entro en ella, nada bueno pasa y siempre tengo que estar con la guardia en alto. No pierdo la esperanza de algún día tenerla frente a mí y destrozar su cara.

—Ya hemos contratado un abogado. Matías, tu sales ahora mismo. Y Sam... bueno, debemos esperar, van a interrogarte. También el abogado va hacerte unas preguntas. —Dice Carlos. Hasta donde se, el se ha encargado de todo, ya que mi madre se ha puesto muy mal con todo esto y mi padre la acompaña.

Matías salió veinte minutos después, prometió sacarme de aquí pero ya no me importaba. Solo importaba que el saliera y todo estaría bien. Estoy sentada en el piso de la celda, con mis piernas pegadas a mi pecho. Recordaba... recodando a mi amiga, ¿Qué seria de ella si aun siguiera viva? ¿Qué seria de ella si nunca me hubiese conocido? De seguro estaría bien, de seguro estaría viva. No entiendo porque sigo aun aquí, porque sigo viva, lo que sea que me mantenga aquí me esta jugando una broma muy pesada. O simplemente quiere que pague por lo mal que me he portado con muchas personas.

Media hora después un policía abrió mi celda, necesitaban interrogarme. Cuando llegue a la sala de interrogación una abogada me esperaba, su aspecto derrochaba profesionalismo por todas partes.

—Un placer, Samantha. Cecilia Gómez. Tu abogada. —Se presenta y estira su mano hacia mí. La observo antes de estrecharla.

—Samantha Collen —Me presento, ella me señala el asiento a su lado. Minutos después entran un par de policías.

Me preguntaron que hice el veintiocho de este mes, eso fue hace una semana, respondí que solo entrenaba, desde el medio día hasta las doce de la media noche, también dije que mi entrenador Carlos lo podía confirmar. Javier había sido asesinado ese día, cuando lo escuche las palabras del policía mi cuerpo se estremeció; entonces si era verdad, Javier estaba muerto.

— ¿Es cierto que participa en peleas ilegales? —Pregunta el policía y mi cuerpo se tensa, joder, hace mucho no lo hacia pero, no debía mentirles.

La Chica del Box (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora