Capitulo XIV

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—Por tu bien, te recomiendo que huyas. —digo, mientras me escondo debajo de mis sabanas.

—Por favor Samantha, sé madura por primera vez en tu vida y abre. — ¿Qué sea madura? Voy a golpearlo cuando lo tenga frente a mí.

Hace unos diez minutos estaba en mi habitación durmiendo plácidamente, pero un par de toques en mi puerta me hicieron despertar y escuche la voz del nerdito de Matías que me pedía que abriera para hablar conmigo. ¡Ni de coña! No lo quiero ver más nunca en mi jodida vida, ayer se lo deje claro, él dijo que haría lo posible por cumplir mi deseo pero entonces se presenta en mi casa hoy, de verdad no entiendo a los hombres.

— ¡Lárgate! Llamare a la policía y diré que me estas acosando. —Un bufido sale de su boca.

—Por favor, nunca te creerán. —frunzo el ceño por su gran ego.

— ¡¿Mamá?! —Grito— ¡Ven rápido, Matías me quieres violar! —Eso funcionara, es obvio que mi madre me cree a mí.

—Hija, estoy aquí con Matías desde que llego y no lo he visto hacer nada más que rogarte que abras. — Joder—. Le daré las llaves de tu cuarto para que entre y así podrán hablar. — ¿Qué?

— ¡Eres una traidora, madre! —digo.

Escaneo mi cuarto en busca de un lugar adecuado para esconderme, la única opción es el baño. Cuando me dispongo a quitarme mis sabanas y caminar a esconderme, la puerta se abre totalmente, dejándome ver un Matías cansado, los semis círculos debajo de sus ojos son para mi punto de vista muy oscuros, o debe ser el hecho de que él es tan blanco como su hermana y eso hace que sus ojeras se vean muy oscuras.

Nos miramos fijamente, yo con un poco de asombro y él con una mirada de arrepentimiento y hombros caídos, cuando veo que parpadea quito mis sabanas de encima y trato de correr al cuarto de baño, en ese momento odie tener tantas sabanas sobre mí ya que hicieron que mis pies se enredaran un poco y me retrasaran. Matías se da cuenta de mis intenciones, solo me faltaban dos pasos, dos putos pasos para entrar al baño, cuando siento sus manos en mi cintura y me hacen retroceder. Empiezo a patalear por inercia y trato de zafarme de su agarre pero es fuerte el nerdito. Caemos a mi cama de nuevo, él está encima de mi tratando de hacer que me quede quieta pero no se la dejo fácil, trato de escalar hasta la cabecera de mi cama tratando de quitármelo de encima.

—Samantha, por Dios. —Dice exasperado. Me vale verga, que me deje en paz. —. Cálmate, eres muy infantil.

—Todo es tu culpa, tú haces que me ponga de esta manera. — Cuando las palabras salen de mi boca de inmediato me arrepiento, joder, ahora si la había cagado. Literalmente le había dicho que me gustaba, o al menos que sacaba una parte de mí que nunca dejaba salir.

— ¿En serio? —dice, la curiosidad se refleja en su rostro, junta sus cejas y me observa con ojos entornados y divertidos.

— ¡No! —Digo, exasperada por mi idiotez cuando estoy con él. No sé cómo pude decir eso. Entonces veo a mi madre pasar por la puerta con una cesta de ropa sucia en sus manos.

— ¡Madre, me quiere violar! —grito para que me ayude, Matías me suelta y coloca sus manos como si estuviese apuntándole con un arma de fuego. —Ayúdame. —Mi madre se detiene y frunce el ceño, de inmediato siento que estoy salvada, mamá se molestara y echara a Matías de la casa, esta vez he ganado yo.

—Yo... no es así señora, Collen, no... Yo nunca. —tartamudea Matías. Mi madre me observa a mí y luego a él —. Tranquilo Matías, sé que nunca harías eso. Y por favor Sami, deja de exagerar y gritar, ¿Qué van a pensar los vecinos? — en mi boca se forma una gran O, mi madre se marcha y miro a Matías que sonríe grandemente, no puedo creer lo traidora que es mi madre. ¿Qué él no es capaz de eso? ¿Qué van a pensar los vecinos? Los vecinos me valen una gran verga.

La Chica del Box (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora