Capítulo 10

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-Chino ya despierta-

-Otro rato mas-

-Guillermo que ya es tarde-

-Jose tengo mucho sueño-

-¿A qué hora te dormiste Guillermo?-

-No se, como a las cuatro-

Jose caminó hasta el baño y agarró un pequeño vaso que estaba ahí, lo llenó con algo de agua fría y volvió a la habitación de Guille, se paró a un lado de el y vertió el vaso con agua en su cara.

-¡Jose pero que te pasa!-

-De alguna manera tenía que hacer que te levantaras-

Guille se levantó y muy a las prisas se duchó y se vistió, no alcanzo ni a desayunar, lo bueno era que Jose había llamado a su padre para que los dejara en la escuela, por lo menos no llegarían tarde hoy. Así fue, el padre de Jose llego a los cinco minutos después, los dejó puntuales en la puerta de la escuela y se marchó a su trabajo.

-Menos mal que tu padre es tan majo y aceptó traernos-

-Ya sabes chino-

-¿Comeremos juntos cuando salgamos?-

-Eeh... Hoy no guapa-

-¿Por qué no?-

-Ya quede con alguien-

-Con quien, cuenta-

-Con un amigo-

-Anda el chino, que ya andas de ligue eh, a ver si no se enoja tu doctor-

-¡Cállate Jose!, y vamos a clases mejor-

Al salir de la última clase, Guille se apresuró para salirse antes que su amiga, pues no quería que se diera cuenta con quien salía; al llegar a la entrada/salida del colegio, Guille se quedó parado un instante, mirando hacia todos lados.

-¿Buscabas a alguien?- sintió como una mano se posaba en su hombro, y se giró rápidamente, -Sa... Samuel- estaba un poco nervioso y comenzaba a tartamudear, era algo típico en el cuando se sentía así, -Ven vámonos- le dijo mientras lo tomaba de la mano, entrelazando sus dedos, haciéndolo estremecerse.
Llegaron a un deportivo morado, muy bonito, y sobre todo muy llamativo -Anda, sube- le ordenó Samuel y Guille muy obediente se subió, hoy desconectaría su cabeza, y solamente dejaría que su cuerpo se controle solo.

Después de manejar por unos minutos en silencio, llegaron a una casa enorme, muy bonita y con un jardín hermoso, -así que aquí vives- dijo Guille sorprendido -así es, ¿te gusta?- Guille comenzó a sonreír, al mirar esos dos hermosos perros que corrían felices de ver el carro de su amo, por así decir, -me encanta- respondió alegre, -No sabes como me agrada escuchar eso- Guille no puso atención a eso ultimo, pues estaba enbobado con los hermosos perros que corrían de un lado a otro.

-Acompáñame- dijo Samuel después de estacionar el coche -Te mostraré la casa por dentro- Guillermo encantado acepto, si por fuera era tan hermosa, por dentro lo seria aun mas. Y así fue, Samuel lo llevo a un recorrido entero por la casa, mostrándole cada rincón de ella, repitiéndole ciertos lugares de la casa, como las habitaciones, los baños, la cocina, el comedor, -wow tu casa es preciosa- decía emocionado.

-Que bueno que te guste pequeño- en realidad Guille no se daba ni por enterado de las verdaderas intenciones de Samuel, ¿recuerdan lo que dijo? "Si desaparezco, nadie notaria mi ausencia", será eso verdad...

-Ven Guille, vamos a la cocina a preparar algo- Guille lo siguió, hasta que ambos llegaron, Samuel había dicho que cocinaría el, pero quería tener su compañía. Después de un rato un delicioso olor inundo a Guille, y con el hambre que se cargaba, y como no, si ni siquiera desayunó, -Que rico huele- dijo mientras se saboreaba -No es por nada, pero cocinando, soy buenísimo- Guille sonrío para después contestar -No solo cocinando- Samuel lo volteo a ver, con una enorme sonrisa dibujada, ¿había escuchado bien?, y después de ver aquella sonrisita que dejaba escapar Guillermo, se dijo a si mismo, si escuché bien.

Después de terminar, ambos se quedaron un momento sentados, hasta que Samuel se levantó, -espérame aquí- ordenó a Guillermo para después salir. Guille no prestó mucha atención y solamente se quedó ahí sentado, y de un de repente, aquellos dos hermosos perros que había visto, estaban a su lado, lamiendo sus manos y meneando la colita, en verdad eran hermosos y a Guillermo le habían encantado.

-Mira el es espartacus - dijo señalando a uno de los perros -y el se llama mirada profunda- vaya nombres, muy originales, diría yo.

-Son hermosos, me encantan- decía Guille mientras los acariciaba.

-Guillermo ven- dijo en tono serio, para después chasquear los dedos, y los dos perros se quedaron ahí quietos, si, estaban bien entrenados.

-¿Que pasa?- Samuel lo tomo de la mano y lo llevó a su habitación. Una vez dentro, comenzó a besarlo, beso que fue correspondido de inmediato, -me encanta tenerte así- continuó besando pero ahora su cuello, mientras que paseaba sus manos por todo su cuerpo, pero entonces, de la nada, paró.

-Vas a quedarte aquí- dijo Samuel mirándolo directo a los ojos.

-¿Que dices?-

-Tu te quedaras aquí, conmigo, ahora esta será tu casa-

-Claro que no, no me quedaré aquí-

-Guillermo- dijo acercándose a el despacio -¿A caso escuchaste que te lo preguntara?- cuando estaba a escasos centímetros de el, lo tomo con fuerza del brazo -aaah me lastimas- lo jaló y lo aventó a la cama, posicionándose después, encima suyo, -¿A caso ya olvidaste de quien eres?- dijo acercándose para besar su cuello -¿Tengo que recordártelo?- comenzó a besar y chupar su cuello -Guillermo- y entonces llevó su mano hasta el miembro de Guille y apretó con fuerza, al mismo tiempo que pasaba su lengua por el cuello de este.

-Aaahh Samuel- dejó escapar un gemido.

-¿De quién eres Guillermo?, ¿Quién es tu dueño?, ¿A quién le perteneces?- preguntaba Samuel sin dejar de tocarlo.

-Tu... Tuyo... Soy, tuyo... Te... Pertenezco a ti- decía entre jadeos.

Heridas de amor "Wigettaxx  Mpreg"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora