-¿¡QUEEEEEEEEEEE!?-
Guillermo no pudo evitar pegar tremendo grito, le costaba creer las palabras de Samuel, cuando hacía unas horas le había dicho que no quería separarse de él, entonces por qué ahora decía lo contrario, por qué ahora no lo quería más con el. Los ojos de Guillermo se mantenían fijos en Samuel, esperando su respuesta, la cual parecía no llegar, y justamente cuando iba a volver a hablar, Samuel rompe con el silencio.
-Veras Guille, las cosas han cambiado yo... (Yo comencé a sentir algo por ti) ...Yo, olvídalo Guillermo, solo ya no podemos seguir con esto- las palabras de Samuel lo golpearon tan fuerte -Pe... Pero Samuel tu...- en eso se pone de pie dando un golpe en la mesa -¡Quieres callarte! ¡Ya está dicho, mañana te largas de aquí Guillermo, y no quiero una sola palabra de lo que pasó!- fue lo último que dijo antes de marcharse a su habitación.
Narra Guillermo
De verdad que no lo entiendo, es que ni si quiera una razón me dio, pero, se supone que debería sentirme aliviado, alegre, feliz, por qué por fin me dejara irme, en cambio, me siento más decaído que nunca. No sé que es más extraño y complicado, si su actitud y decisión, o yo, sintiéndome así. Volví a la que sería mi habitación por última vez, es que aún trato, pero no logro entenderlo, mire hacia mi muñeca, la pulsera que él me había entregado, como un símbolo de que le pertenezco, quisiera entrar en su cabeza y saber lo que está pensando y el por qué de su decisión. No podía dormir, mire el reloj y marcaba las tres de la magrugada, me levante al baño, quería mojarme la cara y al salir de la habitación, escuche ruidos abajo, en la cocina, al instante pensé que sería Samuel y baje corriendo, pero al llegar, vaya sorpresa que me encontré -¿Espartacus?- vaya, el cachorro estaba husmeando en el pequeño cesto de la basura, me acerqué para recoger y apartarlo -¿Tienes hambre ha?- abrí las puertas de la alacena y saque una lata de comida de las que guardaba Samuel, tome un plato hondo de plástico y vacíe el contenido de la lata en el, para después ponerlo en el piso junto al perro -¿Cómo has entrado eh? Si Samuel te hubiese llegado a ver, se habría molestado contigo- dije acariciando su lomo -Tienes suerte de que fui yo-Guillermo se sentó junto al perro, quien comía frenéticamente, como si no hubiera sido alimentado por meses -Sabes algo- dijo Guille recostándose sobre las puertas del mueble de la cocina -No quiero irme de aquí- y como si el cachorro entendiera, se acercó a él, echándose a su lado y colocando la cabeza en sus piernas -Tal vez suene extraño, por que cualquiera en mi situación, estaría feliz de por fin irse, pero yo no- un pequeño chillido se escuchó por parte del cachorro, como si este comprendiera la situación, ¿y quién dice que no?, los animales son muy listos, y en este caso, el hermoso perro que descansaba en las piernas de Guillermo, podía pervivir lo que sentía Guille.
-Voy a extrañarte sabes, y a tu amo también- todas las luces estaban apagadas, la cocina se iluminaba gracias a la luz de la luna que entraba por la enorme puerta de cristal que daba al patio. El silencio se hizo presente, para Guille era extraño y un poco ridiculo, estarse desahogando con un perro, extraño por qué el animal lo miraba como si entendiera cada una de sus palabras, y ridículo por qué obviamente no obtendría ninguna respuesta por su parte, aún que muchas veces es mejor no obtener respuestas, y menos cuando sabemos que tales respuestas van a doler.Guillermo estaba muy a gusto, casi que se quedaba dormido ahí sentado, hasta que escucho gruñir a Espartacus, -¿Qué pasa chico?- dijo mirando al perro, quien mantenía su vista a la parte más oscura de la sala -¿Hay alguien ahí?- dijo en modo de susurro, como si el perro le fuera a responder. Fijó su vista, entrecerrando los ojos para intentar aclararse, pero no lograba ver nada, abrazo al perro y lo pego a él -Tranquilo, no hay nada ahí- y de nuevo, como si hubiera comunicación, Espartacus colocó su cabeza en las piernas de Guille una vez más.
Justamente desde esa pequeña parte totalmente oscura, Samuel observaba la escena, ¿a caso creían que el perro abriría la puerta y entraría a casa? Samuel sabía que Guillermo le tenía un especial cariño a Espartacus, al igual que el perro a Guillermo, lo dejó entrar y justo cuando miró que Guille salía, tiró el cesto de basura y se escondió, dejando al perro removiendo todo. Simplemente quería tener una hermosa escena de su querido Guillermo, antes de no volverlo a ver más, y cuando Espartacus y el estaban juntos, Guille se volvía como un niño pequeño.
-Yo también te voy a echar de menos Guillermo- dijo para sus adentros. Estuvieron ahí por una hora, Guille y Espartacus se habían quedado dormidos en el piso de la cocina, y fue entonces que Samuel pudo irse de ahí, subió a su habitación, tomó una manta y volvió a bajar, se acercó a Guille y lo cubrió con esta, besó sus labios, acaricio la cabeza de Espartacus y se volvió a su habitación, -Guille, quiero que tengas algo que te recuerde a mí siempre- dijo tumbándose en la cama -Creo que Espartacus estará feliz de irse contigo- cerró sus ojos e intento dormir...
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Heridas de amor "Wigettaxx Mpreg"
Fanfiction¿Que eres capaz de hacer para tener a tu lado a la persona que amas?