Capítulo 25

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(Guillermo)
-Buenos días- mis ojos pesaban, había dormido bastante bien he de decir, me incorporé para mirar al dueño de esa voz, y con mis ojos entrecerrados lo Localicé, paseándose por mi habitación como si fuera suya, -Que haces tu aquí?- le pregunté tallando mis ojos, se suponía que al despertar, el ya no estaría aquí, uno de los acuerdos era ese, ni el dormiría conmigo, ni yo con el, -Que te quejas- me dijo encogiendo los hombros -No pasará nada por una vez-

-Ya- dije alzando una ceja, -Por mi te puedes quedar aquí o en la calle, me da igual, pero si más no recuerdo tu fuiste el que prohibió eso Frank- solté un bostezo y me levanté de la cama dispuesto a darme una ducha, caminé hasta el baño y cuando iba a cerrar la puerta una mano me lo impidió, -Que yo también quiero ducharme-

-Que te pasa Frank- estaba un tanto extraño, me viene a buscar a casa, se queda a dormir y ahora se quiere duchar conmigo, pero será tonto, todo lo que había dicho "esta prohibido" ahora lo estaba haciendo, pero bueno, siendo sinceros, no me incomodaba su presencia aquí, así que, por mi, que haga lo que quiera, mis padres poco están, y cuando están, es como si no estuviesen, algo de compañía en casa no me viene mal.

-Que pasa de que macho- dijo cruzándose de brazos -Quiero ducharme yo también-

-Conmigo- termine diciendo.

El me miró e hizo una mueca, -Ya, vale, iré a dar de comer al perro, que no protesta a nada- dijo mientras desaparecía de mi habitación. Frank es un chico agradable, y pasamos buenos ratos, no lo negaré, aún que nuestros encuentros siempre han sido sólo sexuales, supongo que no me vendría nada mal conocerle un poco más, en fin, que el haga lo que quiera, dejaré de cuestionarlo, total... El puso las reglas, que sea el quien las quite si quiere.

Después de ducharme y alistarme, salí a la cocina por un café, y ahí estaba Frank jugando con mi perro, su risa escandalosa sonaba por la casa mientras corría siendo perseguido por Espartacus -¿Te diviertes?- me recosté en el marco de la puerta y me cruce de brazos, él se detuvo y se giró a verme para después soltar una sonora risa, se acercó a mí y beso mis labios, -Hay café en la cocina- dijo apretando mis mejillas con una de sus manos. Realmente odiaba que hiciera eso. Sin decir nada fui a la cocina, me serví un poco y me tumbe en el sofá, -Ya debo irme guapo- dijo Frank poniéndose encima mío, -Desde hace mucho debiste irte- le respondí algo borde.

-Es domingo, que tal si salimos por ahí más tarde, conozco un buen lugar- rodeo mi cintura con su brazo y me pego a su cuerpo, haciendo que su entrepierna rozara con la mía, -Mmmh- se logró escapar un gemido de mi boca, -¿Si te digo que si te irás?- comenzó a reír y asintió, -Pues anda y vete, nos vemos más tarde- besé sus labios y lo empujé para que se levantara.

Después de despedirnos, mi móvil comenzó a sonar, lo cogí de la mesa y mire la pantalla, era Jose...

-¿Qué quieres Jose?-

-Vaya manera de responder chino-

-Estoy ocupado-

-Uy si, de eso me di cuenta, ¿Qué tal la noche con Frank?-

-Cállate-

-Por cierto, debo decirte algo-

-Habla mujer-

-¿Esperabas a alguien más?

-No, ¿Por?-

(Samuel)
Con que ese es el tal Frank...
Después de que Guillermo recibiera esa llamada y se fuera así de mi casa, decidí seguirlo, presencié todo, su recibimiento y como casi se lo comía, nunca antes me había sentido tan molesto, nunca antes había sentido tantas ganas de golpear a alguien, como ahora. No quiero exagerar, pero me pase el día ahí, esperaba que el estúpido ese se largara de su casa, pero se comenzó a hacer tarde, noche, y al no ver ninguna señal de ida, supuse que se quedaría a dormir, lo que me hizo cabrear aún más, sentía como mi sangre hervía, y estuve a nada de entrar en esa casa y sacarlo de ahí con mis propias manos, pero una llamada me detuvo... Mi prometida...

Pese a que consumió lo que me quedaba de día, ya no pude volver a casa de Guille, y me hervía la sangre de pensar que ese estúpido haya pasado la noche con el. Sé que esto puede sonar demasiado posesivo, pero no me importa, me asquea, me molesta, me repugna, la idea de que alguien más le toque, lo miré si quiera, por qué eso es algo que solo yo puedo hacer, Guillermo es mío, y solamente mío.

En unas horas debía ir al hospital, para mí mala suerte, hoy había una emergencia y me necesitaban ahí, así que por más que quisiera, no podía regresar a donde se encontraba mi Guille, hasta mañana.

Estuve la gran parte de la noche ocupado, y me sirvió de algo, no estuve pensando en eso. Al llegar a casa lo primero que hice fue ducharme, aún que me gustaba mi trabajo, detestaba el olor a hospital, me deprimía y me hacía sentir incómodo. Me tumbe en la cama y al poco tiempo me quede dormido.

La alarma de mi móvil me despertó de golpe, haciéndome dar un pequeño brinco y quedar sentado en mi cama, mire la hora y me daba tiempo de ducharme y tomar el desayuno, después me iría a casa de Guille, había ciertas cosas que debíamos hablar.

...

Me encontraba caminando, con dirección a su casa, de hecho, ya podía visualizarla, pero algo hizo que me detuviera, esa chica, la amiga de Guille, acababa de estacionar frente a su casa, me detuve y me escondí tras un árbol, no quería que ella me notara, pero no bajaba de su coche, fije mi vista en la casa de Guille, y mire que la puerta se abría, dejándome ver a ese estúpido salir de ahí, con una enorme sonrisa en su rostro, por un momento olvide que me mantenía oculto de la chica, y estuve a punto de correr hacia él y tirarlo al piso de un golpe, pero me detuve al caer en el por qué me encontraba ahí. Retrocedí unos pasos, y me quede quieto, observando cómo el, se alejaba y ella bajaba de su coche, con el móvil pegado a su oreja...

Heridas de amor "Wigettaxx  Mpreg"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora