Capítulo 1: Deudas

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Renji Abarai

Me encontraba de rodillas en aquel cuarto oscuro lamiendo el miembro de ese ricachón de la sociedad de almas mientras le escuchaba gemir y me exigía continuar con sus palabras obscenas y lascivas, porque así me trataban todos... como si fuera su puta personal y en parte lo era, pagaban mucho porque cumpliera con mi trabajo y odiaba este trabajo, lo habría dejado si hubiera podido. Creí que convirtiéndome en shinigami podría escapar, pero no fue así. Sólo podía salir de aquí de dos formas... pagando mi deuda o muerto.

- Sigue – me gritó el hombre cuando paré a coger aire antes de ahogarme y tuve que volver a continuar con lo que estaba haciendo, metiendo entero de nuevo su miembro dentro de mi boca mientras él presionaba mi cabeza para que lo metiera hasta el fondo – así puta, sé que te gusta – sonreía y gemía.

Estaba a punto de atragantarme con las arcadas cuando me dejó subir provocando que tosiera un poco antes de tener que volver a meter su miembro en mi boca, moviéndome de arriba abajo dándole más placer. Disfrutaba, se le notaba en los jadeos, en como encorvaba la espalda, en los gritos, en como agarraba mi cabello con fuerza y hundía su miembro una y otra vez en mi boca hasta que se corrió. Intenté alejarme, pero él me retuvo volviendo a presionar mi boca contra su miembro para evitar que el líquido saliera fuera.

- Bébelo encanto – dijo – lo quiero todo dentro de ti, quiero que lo dejes bien limpio.

Tuve que tragarme todo aquel espeso y salado líquido, lo odiaba, odiaba cuando me pedían estas cosas, pero no tenía más remedio si quería pagar mi deuda y poder irme. Me dio arcadas tragarlo, me sentía asqueado y quería que me soltase de una vez la cabeza para poder respirar con normalidad.

Lamí su miembro limpiándolo de su semen como él pedía y entonces me soltó con una sonrisa mientras caía hacia atrás intentando respirar. Lanzó el dinero al suelo donde yo estaba mientras se subía los pantalones y cerraba su bragueta.

- Eso por la mamada – me dijo y miré el dinero esparcido en el suelo, aunque yo intentaba no atragantarme aún con aquellas nauseas que tenía.

Cogió mi rostro con fuerza para que le mirase y tras explicarme que hoy no tenía mucho tiempo, mañana vendría para algo más que una simple mamada. Solía pasar así, siempre venían primero buscando cosas pequeñas y al final, acababan pidiéndome lo que fuera.

El hombre se marchó dejándome allí sólo en el suelo y de verdad que cada vez que acababa un trabajo, me sentía asqueroso, me sentía como la peor basura del mundo por tener que hacer esto, pero era algo a lo que tras tantos años, casi me había acostumbrado. No me acostumbraba al hecho de tener que hacer estas cosas, porque a eso nunca te acostumbras, pero sí a la sensación de sentirme así de vacío, solo y asqueado de mí mismo.

Cuando fui a recoger el dinero, mi jefe entró por la puerta y me pidió que le diera el dinero, así que tuve que recogerlo del suelo y entregárselo. Se supone que era para pagar la deuda, pero yo a estas alturas empezaba a dudarlo, porque llevaba años trabajando aquí, casi desde que era un niño y la deuda no parecía disminuir en gran medida. Claro que siempre se inventaban algo nuevo, teníamos que pagar el lugar en el que "trabajábamos" así que nos cobraba la habitación que utilizábamos y luego empezaba siempre a descontar en todo, los preservativos también los pagábamos nosotros supuestamente, incluso todos los juguetes que los clientes nos pedían utilizar, aunque estaban en la habitación, nos lo descontaban de lo que cobrábamos, así que al final, casi le debía más dinero de lo que me daban, era imposible pagar la deuda y me empezaba a desilusionar ¡A este paso nunca saldría de aquí!

- Muy bien Renji – me dijo el jefe – así me gusta que traigas mucho dinero al club – comentó y no quise decirle nada, no merecía la pena – ven aquí Renji – me pidió y le obedecí, me levanté del suelo y fui hasta él, quien me cogió la cara con una mano para que le mirase atentamente – si me haces una buena mamada, te descontaré todo esto de tu deuda – me pidió y ¿Qué podía hacer? Era el jefe, bastante que me lo descontaba... si es que era verdad que mi deuda bajaba.

Último beso (Bleach: Byakuya-Renji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora