Capítulo 25: Último beso

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Byakuya Kuchiki

No sabía exactamente cuánto tiempo había pasado, desde que Renji se marchó y yo traté de escaparme para dar con él, mi abuelo me había inyectado algo, ni siquiera sé el qué pero estaban más inconsciente que despierto, a veces me despertaba y veía mi habitación, estaba recluido allí y lo sabía porque al principio me ataba a la cama para impedir que me largase a buscar a Renji. Incluso cuando empezó a soltarme, intentaba fugarme pero había guardias en todas las salidas.

¿Cuándo dejó de drogarme para que me quedase quieto? Creo que fue cuando me llegaron aquellos rumores de que Renji había muerto, porque desde aquel momento ya no necesité drogas, yo mismo me tumbé en la cama y no volví a moverme. Creo que preocupé a mucha gente, porque apenas comía, no podía pensar en nada más que en la muerte de Renji. Lloraba día y noche, se me quitaron las ganas de salir, ya no tenía fuerzas para fugarme aunque me habría gustado poder ir aunque fuera a su tumba a entregar flores, pero me sentía demasiado débil incluso para eso.

El amor de mi vida había muerto por mi culpa, porque le dejé solo en el mundo humano, traté de impedir que se lo llevasen, yo quería que se hubiera quedado, luché porque le dejasen quedarse aquí en la sociedad de almas aunque no pudiera seguir siendo mi Teniente, pero mi abuelo lo impidió, tenía tanta influencia y tanto poder que todos le creyeron a él en lugar de a Unohana o a mí, lo único que pude hacer fue sacar a Zabimaru dejándola en la habitación de Renji, por lo menos tendría su espada para defenderse, pero ahora... ni siquiera para mí tenía sentido, porque estaba muerto y yo no había podido hacer nada.

Estaba enfadado con mi abuelo, demasiado enfadado por haberme drogado, por mantenerme incomunicado todo este tiempo porque si hubiera estado en perfectas condiciones, quizá habría podido ayudarle, habría estado con él al momento de enterarme de que estaba en problemas, pero no, mi abuelo me lo había impedido y ahora sólo podía llorar por su muerte.

Mi abuelo entraba de vez en cuando y me hablaba... bueno... me reñía para que comiese algo, para que siguiera haciendo lo que él quisiera, que si debía ducharme, que si debía levantarme, que sí tenía que comer... me entraba odio sólo con escucharle, él era el culpable de que Renji estuviera muerto. Le grité que se marchase y le tiré lo primero que encontré en la mesilla, sé que lo rompí, era algo delicado y entendí que mi abuelo había cerrado la puerta para impedir que le golpease, pero me dio igual, sólo quería que se marchase de mi habitación, que se marchase de mi casa, que me dejase solo porque únicamente necesitaba llorar, llorar la muerte de la persona más importante de mi vida.

Estaba absorto en eso, en recordar todo lo que había vivido con Renji, en recordar sus sonrisas porque era lo que más venía a mi cabeza. Recordaba sus ojos, la forma en que hablaba, su dulzura, su sensualidad, todo en mi cabeza era Renji y no podía dejar de pensar que ya no volvería a verle, que le había perdido para siempre y era un dolor tan intenso corriendo por mi cuerpo que me imposibilitaba pensar con claridad, que me impedía moverme de esta solitaria cama en la que una vez... tuve a Renji.

Pensaba en él cuando me di cuenta de algo importante y es que... quería verle sí o sí, me daba igual si no me decían dónde le habían enterrado, le encontraría, quería verlo con mis ojos, quería poder despedirme de él aunque ya estuviera muerto, necesitaba que me perdonase, quitarme esta culpa que sentía.

Me levanté de la cama más decidido, limpiándome las lágrimas y por primera vez en mucho tiempo, ahora que sentía mi mente sin drogas y bastante cuerda, me acerqué hasta el armario para vestirme con mi ropa de capitán, porque mi abuelo había ocupado mi puesto todo este tiempo alegando que yo estaba indispuesto, pero no era cierto, yo estaba muy dispuesto, era él quien me drogaba para que no estorbase en sus planes de mantenerme controlado.

Último beso (Bleach: Byakuya-Renji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora