Byakuya Kuchiki
La historia de mi abuelo me había dejado un mal sabor de boca, porque sabía que Renji era capaz de cualquier cosa con tal de salir de su infierno personal, pero aún así me disgustaba demasiado la forma en que mi padre se había llegado a aprovechar de un niño inocente que necesitaba comida para satisfacer sus instintos más bajos, no esperaba que mi padre fuera así, siempre le vi como un padre cariñoso y amable, pero ahora me daba cuenta, de que quizá sólo lo era conmigo porque era su hijo, no tenía por qué serlo con los niños de fuera. Desde luego, con Renji no lo fue.
Ahora sólo podía pensar en la clase de persona que fue mi padre, abusando de un niño, teniendo relaciones con él desde su más tierna infancia y yo no había sospechado jamás nada de él. De hecho ni siquiera conocía a Renji, puede que él si me hubiera visto a mí de pequeño en el patio de mi casa, pero yo jamás me di cuenta de que ese niño andaba por nuestra mansión, mi padre sabía ocultarlo bien y eso me dolía, porque quizá si lo hubiera sabido antes le habría podido ayudar, pero no, no me enteraba de ninguno de los trapos sucios de mi familia y lo peor de todo... es que gente como mi abuelo que sí lo sabía, hacía oídos sordos y miraba hacia otro lado con tal de mantener a salvo su reputación, de mantener el buen nombre del apellido Kuchiki. Ahora me daba un poco de asco pertenecer a este apellido que siempre se consideró tan digno, al menos ahora me daba asco sabiendo que habían sido capaces de abusar de un chiquillo indefenso.
Salí de mi despacho y sé que aunque mi abuelo estaba algo arrepentido, yo seguía teniendo esta sensación de que no podía perdonarle, no al menos ahora, necesitaba tiempo para pensar en todo esto y lo principal para mí, era salvar a Renji, así que volví al patio de armas donde me esperaba todo mi escuadrón y les comuniqué que empezaba la marcha al mundo humano, porque hoy... Aizen caería, necesitaba ese antídoto y lo necesitaba ya, menos de dieciséis horas para que Renji muriera, era urgente y la máxima prioridad.
Otros escuadrones también se unieron a nosotros, al menos el de Kempachi no hizo falta ni preguntarle, porque esos siempre buscaban algún motivo para ir a la batalla y más tras saber que era por Renji, pues fue de su escuadrón hace años, era un compañero para ellos, le apreciaban demasiado. Supongo que Renji había pasado por tantos escuadrones, que conocía a demasiada gente y todos ellos, estaban dispuestos a ayudarle igual que él les ayudaba cuando tenían problemas y es que así era Renji, siempre ayudando a todo el mundo.
Salimos hacia el mundo humano y nos dirigimos sin demora alguna al club donde había trabajado Renji. Según las cartas que había leído, debía estar Aizen allí, manipulando todos los hilos desde ese club. Supongo que nadie le habríamos descubierto si no llega a ser por Renji y hasta Aizen tenía eso bien agarrado, porque al haberle exiliado sabía perfectamente que no podía contactar con nosotros, así que ahora mismo... teníamos la mejor baza, porque él no sospecharíamos que ya estábamos informados de su plan. Tenía que ser hoy y ahora si queríamos terminar de una vez por todas este asunto de su traición.
Todo estaba muy tranquilo cuando llegamos, lo sentía como la calma que precede a la tormenta, porque nosotros íbamos a traerle una buena tormenta a Aizen. Estaba enfadado, demasiado, principalmente por lo que le había hecho sufrir a Renji todo este tiempo. Él había sido un capitán y puede que no le importase su teniente, pero a mí sí me importaba el mío y no permitía que nadie le hiciera daño y se saliera con la suya.
Entramos a lo bestia y es que no queríamos dejar oportunidades de que se marchasen por otro lado, así que cargamos con todo lo que teníamos desde el principio y mientras todos peleaban contra los diferentes Hollows y espadas, yo me dediqué a pasar de ellos y buscar a Aizen, o más concretamente... a su científico, a ese que le había inyectado el veneno a Renji, porque tenía que encontrarle a él sin demora.
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Último beso (Bleach: Byakuya-Renji)
FanfictionRenji Abarai, fue vendido desde muy pequeño como doncel a un prostíbulo y no puede abandonar su trabajo hasta que no pague su deuda. Los más ricos de la sociedad de almas van al mundo real pagando por sus servicios hasta que llega a oídos de Byakuya...