Capítulo 27: Remordimientos

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Byakuya Kuchiki

Debía darme prisa si quería salvar a Renji, sólo veinticuatro horas me quedaban pero no era lo único que me preocupaba, era también esa poca cantidad de veneno que había llegado al cuerpo de mi hijo, porque según Mayuri, no tendría por qué afectarle ahora, de hecho ahora mismo lo tenían muy controlado, pero yo no quería que en un futuro pudiera empeorar, quería salvarlo a ambos, necesitaba salvarlos.

Renji siempre me había protegido de todo, había luchado miles de batallas a mi lado, me había quitado trabajo de oficina y yo había llegado a enamorarme de mi Teniente casi sin darme cuenta, todo empezó por una pura necesidad de mis instintos más bajos, de mis instintos más primarios lo que me llevó a entrar en aquel club, lo que me llevó a dejarme hacer lo que fuera por mi Teniente, a follarle aquella noche sin tener en cuenta que trabajaba para mí en realidad.

¿Quién iba a decirme que me enamoraría de aquel chico pelirrojo y bruto del Rukongai? Ni siquiera sabía que él trabajaba allí, había ido por una recomendación de gente de alta esfera social de la Sociedad de Almas y me había cruzado de frente con mi propio Teniente. No esperé jamás enamorarme de él, pero lo hice, no pude evitarlo, cuánto más estaba a su lado más le amaba, más necesidad de él tenía hasta que se me hizo casi adictivo, no podía dejar de pensar en él, quería todo con él y ahora... hasta teníamos un hijo en común.

No sabía cómo llamarle, quería esperar a Renji y decidirlo juntos, no podía imaginarme ahora mismo una vida sin Renji, le quería demasiado, quería tomar las decisiones en común, consultarle las cosas, que él fuera mi apoyo como yo sería el suyo, ser una familia, con sus contras y sus virtudes.

Sabía por todos los dolores que él había pasado en esos ocho meses que yo no pude estar con él. Conocía por sus cartas su sufrimiento, sus angustias, sus pensamientos creyendo que el niño podía morir a causa de ese veneno que corría por sus venas sin frenar, sin compasión alguna y me dio mucha rabia, me odiaba a mí mismo por no haberle podido ayudar, porque habría ido a por todo aquel que participó y los habría matado a todos, no habría dejado que le hicieran nada malo, pero en su lugar, estuve apartado de su vida, recluido en mi propia mansión drogado por mi propia familia para evitar que la información llegase a mí,

Prefirieron decirme que mi teniente estaba muerto a darme la verdad de los hechos, prefirieron verme llorar todos los días, verme destrozado en una cama sin poder moverme por la tristeza, sumido en el dolor de perder al único chico al que había amado de verdad en mi vida antes que decir la verdad, porque sabían que yo habría hecho cualquier cosa por él. No podía imaginarme su sufrimiento, pero odiaba el hecho de tener conocimiento ahora de él y no haberle podido ayudar.

Renji sólo pensaba en su hijo, en salvarle, en aguantar hasta que pudiera salir, en escribir cartas y más cartas intentando que alguna llegase hasta mí para decirme que iba a ser padre... pero mi abuelo me había quitado la mayor ilusión que puede tener un padre, enterarse de que tenía un hijo, poder ir al parto, poder tomarle la mano a Renji y besarle la frente diciéndole que todo estaba bien, que yo estaba allí... y todo lo ocultó por la simple razón de que alguien de alta nobleza como yo no podía rebajarse a estar con alguien del Rukongai... para mi abuelo, todo era poder, influencias y buena reputación, el amor no entraba en sus planes y ese niño no tenía la culpa de todas estas intrigas, quería un padre, necesitaba un padre y le arrebataban la posibilidad por codicia y condiciones sociales, por lo que pensase un puñado de nobles que a mí me daban igual.

Fui primero por mi escuadrón para dar el informe de la locura que iba a hacer, porque iba a entrar en ese club a lo bruto, tal y como haría Renji si estuviera bien. Por lo menos quería tener un seguro de salida, no quería ir solo y que pudiera pasarme algo a mí también, era uno de los capitanes más fuertes del Gotei pero eso no me hacía invencible, así que quería protegerme un poco. Ichigo también aceptó venir y aquello me extrañó mucho, pero más me extrañó cuando se unieron Ishida y... Grimmjow ¿Desde cuándo esos dos se llevaban tan bien? Aunque por los gestos y miraditas que se lanzaban, creo que era algo más que llevarse sólo bien, esos tenían algo entre manos.

Último beso (Bleach: Byakuya-Renji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora