Renji Abarai
El día con Byakuya estuvo bien, me gustó que hasta se atreviera a entrar en el Rukongai sólo para buscarme, supongo que le preocupé saliendo de su casa así de esta forma tal y como lo hice, no debí hacerlo sin avisarle, pero tenía que salir de allí urgentemente, por su familia, por él, por mi, era completamente necesario, tenía que alejarme de todos estos problemas que parecían perseguirme.
Mi gran problema era... ¿Cómo iba a alejarme del amor de mi vida? Desde mi niñez le deseé, me enamoré de aquel chico prepotente y orgulloso, de su cabello liso y negro como el mismo carbón, de sus fríos ojos grises. Me encantaba verle entrenar, sus movimientos, ver su musculatura... me encantaba aquel chico pero como siempre, él jamás se fijaba en un pobre chico del Rukongai. Salía corriendo siempre de aquella mansión y cuando cruzaba el patio, sólo tenía unos segundos para verle allí con su familia, entrenando y siendo estrictos con él para que fuera el mejor en la lucha, en la espada, en el kidoh.
Por lo menos hoy mi capitán me había dejado dormir en mi habitación y menos mal, porque no quería volver a pisar aquella mansión en la vida, no quería tener que cruzarme más con su familia. Sé que me odiaban, sólo era el chucho del Rukongai al que de vez en cuando llamaban y me daban algo de comida, nada más, yo no era nada para ninguno de ellos. Ya su padre descubrió mi amor por su hijo y hasta me amenazó, así que jamás me acerqué a él y cuál fue mi sorpresa que acabé encontrándomelo en la academia cuando conseguí entrar en la academia.
Entré en muchos escuadrones aunque yo realmente quería ir al sexto con él, quería estar siempre a su lado, protegerle y salté de alegría cuando conseguí entrar como su teniente aunque él siempre se quejase de mí y mis orígenes. Daba igual cuánto quisiera pisotearme y humillarme, le admiraba, me encantaba, era fuerte, guapo, con un gran sentimiento de justicia y aunque era serio, yo había sido un privilegiado al descubrir su dulzura y ternura. No sé cómo iba a sacar valor para decirle que esto no podía seguir así, tenía que alejarme de él.
Intenté dormir y lo único que conseguí es dar vueltas y más vueltas, era imposible que pudiera dormir un poco antes de irme al club y decidí levantarme. Quería caminar un rato, quería pensar, aclarar las cosas y al salir del edificio del escuadrón, empecé a caminar sin rumbo fijo y acabé en el cementerio, junto al gran panteón de la familia Kuchiki donde descansaban los restos del difunto padre de Byakuya, al cual conocí bastante bien, sobre todo tras su amenaza por mi enamoramiento de su hijo.
Frente a mí apareció su nombre "Sojun Kuchiki" supuestamente fallecido en una batalla, es probable que fuera así, era el teniente de la sexta división cuando el abuelo de Byakuya estaba de capitán y una vez se jubiló su abuelo, Byakuya ocupó el cargo colocándome a mí como su teniente. No creo que ni su abuelo ni su padre pudieran imaginar que yo acabaría al lado de su hijo en cuanto a trabajo me refería.
Me agaché frente a su tumba mirando las flores que le dejaban todos los días, recién cortadas como el noble que era, hasta sus tumbas se cuidaban mejor, porque a nosotros en el Rukongai... dejaban nuestros cuerpos pudrirse en cualquier lugar, ni siquiera un lugar podíamos tener para nuestro descanso eterno. Recordé todo lo que había pasado en mi vida y empecé a llorar, no quería que mi pasado me alcanzase, pero lo haría, en algún momento lo haría y estaría perdido.
- Lo siento – dije llorando hacia la tumba – lo siento, prometí no acercarme a su hijo, pero no he podido cumplir la promesa.
- ¿Renji? – escuché a mi espalda y al girarme vi a Byakuya allí tras de mí observándome.
Me limpié las lágrimas como pude y me incorporé para ponerme de nuevo a su nivel y poder hablar mejor. Me había sorprendido que él estuviera aquí a estas horas, creía que ya estaría durmiendo y descansando, tenía que cazar algunos Hollows con Ichigo.
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Último beso (Bleach: Byakuya-Renji)
FanfictionRenji Abarai, fue vendido desde muy pequeño como doncel a un prostíbulo y no puede abandonar su trabajo hasta que no pague su deuda. Los más ricos de la sociedad de almas van al mundo real pagando por sus servicios hasta que llega a oídos de Byakuya...