Capítulo 5: Indignado

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Renji Abarai

Se había marchado mi capitán dejándome allí tirado encima de su mesa, no podía creérmelo, ¿Qué era yo ahora para él? ¿Su puta? Todos los ricos de la sociedad de almas me trataban así y aunque sabía que Byakuya era igual que ellos, tenía la esperanza de que trabajando juntos, me viera como su teniente, pero no, desde que había descubierto que me prostituía en el mundo real, me trataba solamente como lo que era... la zorra que podía follarse cuando quería y eso me dolía, porque yo era mucho más que esto, era su teniente maldita sea, quería que contase conmigo para el trabajo, que dejase de aprovecharse de mí cuando estaba en la oficina. ¡Sólo era un rico más! o eso es lo que pensé tras ver cómo me había tratado, creí que sería diferente, pero no, su padre estaría orgulloso de él, le había educado para convertirse en uno de esos aristócratas de la sociedad de almas.

¿Este tío se creía que a mí me gustaba hacer esto? Puede que me gustase el sexo con él, porque siempre le admiré, me hice su teniente para estar más cerca de él pero eso no quería decir que pudiera aprovecharse de mí como le diera la gana. Odiaba este trabajo, yo era un shinigami, no la puta que encontró en el bar una noche que necesitaba desahogarse. Odiaba las noches, por la sencilla razón de que tenía que ir al club y no siempre me esperaban chicos como Byakuya, la gran mayoría ya eran mayores, algunos viejos y me daba asco tener que estar con ellos, pero no tenía más opción, era eso o desaparecer como habían hecho decenas de personas por culpa de mi jefe, sé que las mataba, ni siquiera sé cómo, pero los que desaparecían no volvían jamás, yo no quería ser uno más de ellos.

Lloré en la oficina una vez se quedó vacía, sé que Byakuya no volvería por aquí, era demasiado orgulloso, frío y testarudo para volver su vista atrás, yo no era nada para él, quizá sólo su teniente, el que se ocupaba del papeleo de la oficina y con el que podía satisfacer sus bajos deseos, nada más.

No podía dejar de llorar y es que ahora mismo me sentía sucio, sentía como mi vida se desmoronaba, porque antes... Byakuya era mi capitán, lo teníamos claro, pero... ¿qué éramos ahora? Nuestra relación había cambiado desde los cimientos, no me vía como su teniente y me dolía, porque yo era muy capaz de hacer mi trabajo, pero él no me dejaba, cada vez me quitaba más tarea de mi mesa y me tocaba más, se estaba olvidando de que era su teniente para convertirme en lo que era por las noches y no quería que me viera así. Maldije el día que entró en aquel bar y me vio, maldije el día en que tuve que acostarme con él, toda su familia me trataba igual ¿Pero qué quería? Eran aristócratas, creían que podían hacer lo que quisieran con los perros del Rukongai como él me llamaba, porque a sus ojos... sólo era eso, un pobre perro del Rukongai sin dueño que tiene que obedecer a las clases altas para sobrevivir.

Me vestí cuando conseguí recuperarme un poco y es que no estaba herido, Byakuya tenía mucho cuidado cuando tenía sexo conmigo, pero aún así, me dolía el corazón, sentía como se rompía a cada desprecio de mi capitán y para colmo... justo cuando me había subido el pantalón y bajado de la mesa, vi aquellos papeles. ¿Byakuya iba a destruir Hollow en el mundo real? ¿No me había avisado? Él nunca iba al mundo real, estas cosas me las dejaba a mí siempre, sino a mí, al menos a un grupo de nuestro escuadrón, pero nunca las cogía él personalmente.

La única vez que quiso pisar el mundo real... vino conmigo a buscar a Rukia, pero ya estaba yo, nunca iba solo, no entendía como había podido quitarme del medio tan fácilmente, no había contado conmigo para nada. Cada vez estaba más convencido de que ya no era su teniente, ni siquiera me lo había contado.

Cogí aquellos informes entre mis temblorosas manos y vi que era una misión para Hitsugaya, pero éste se la había pasado a Byakuya... ¡Había avisado a Ichigo! No podía creérmelo, a Ichigo en vez de a mí. Aquello terminó de destrozarme porque aunque me llevaba bien con Ichigo, Byakuya no lo tragaba y menos desde que salía con su hermana, pero prefería su compañía en batalla a la mía, sólo me quería a mí para el sexo. Fruncí el ceño con rabia y arrugué el documento en mi mano, estaba enfadado, muy enfadado, porque yo era bueno en combate, era su maldito teniente, tenía que contar conmigo y no con Ichigo, pero si esas tenía... iba a enterarse de quien era Renji Abarai, porque me ocuparía de demostrarle... que yo era capaz de enfrentar este problema, no podía dejarme al margen de algo tan importante.

Último beso (Bleach: Byakuya-Renji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora