Renji Abarai
¡Otra vez había caído ante los encantos de Byakuya! De verdad que tenía ese semblante de noble, siempre acababa haciendo lo que él quería, era capaz de conseguirlo todo, tenía sus buenos modales, sus dulces palabras, sus actos tiernos para conseguir cualquier cosa y yo estaba entre lo que él quería, aunque sólo fuera el sexo conmigo.
Sabía que él se había casado una vez con una chica del Rukongai y eso era muy extraño en la sociedad de almas, porque los del Rukongai no teníamos derecho a nada, nos moríamos de hambre, robábamos para sobrevivir, había asesinatos a todas horas, cualquier opción para sobrevivir era factible y Byakuya no conocía nada de eso, lo único que sabía él de mi barrio era que éramos un barrio de criminales, que éramos la escoria de la sociedad de almas, manipuladores y que hacíamos cualquier cosa para sobrevivir, pero aún así, fue el único noble que se casó con una chica del Rukongai yendo en contra de todas las expectativas de su familia.
Imagino que la familia no estuvo de acuerdo con aquella decisión de Byakuya, de hecho me habían llegado rumores de que le habían amenazado de mil formas para que abandonase el matrimonio, pero él no lo hizo hasta que ella murió de aquella grave enfermedad, pero sí se prometió no volver a decepcionar a su familia y sinceramente... él jamás podría sentir nada por mí, yo sería la decepción de la familia, un chico y del Rukongai, lo tenía todo en contra para poder estar con él y aunque me hubiera encantado ser sólo suyo, sabía que no era posible.
Ayudé a Byakuya ese día con algunos informes aunque me dio bastantes menos de los esperados. No terminaba de convencerse de que quería estar aquí trabajando, insistía una y otra vez en que me marchase a descansar, pero yo me negaba, era muy cabezón y además, era mi trabajo, mi responsabilidad, no podía tomarme un día libre porque sí.
Mi capitán fue el primero en marcharse a su mansión y a mí al final, me tocó ir al club como todas las noches, ni siquiera sabía si Byakuya iría hoy por allí o no, pero no creía, porque le había escuchado hablar con su abuelo que había ido esa misma tarde por la oficina para hablarle de algo. Yo creo que tenían alguna reunión familiar o a saber... tampoco tenía muy claras esas obligaciones de los nobles.
Llegué al club y me extrañó cuando al entrar mi jefe ya me cogió por banda antes de poder hacer nada y me mandó a la habitación comentándome que había un par de clientes esperándome y me sorprendí, porque generalmente solían venir de uno en uno y pocas veces había tenido que estar con dos a la vez, pero claro... incluso antes de poder quejarme ya notaba como quemaba mi nuca avisándome el sello de que tenía que obedecer. Aunque en mis ojos se reflejaba el odio que tenía, mi jefe sonreía al ver cómo me agarraba la nuca intentando para el quemazo y paró, sólo cuando mi jefe quiso detenerla.
- Mueve tu trasero y trabaja - me dijo de forma seria empujándome hacia el pasillo de las habitaciones.
Caminé por el pasillo después de mirarle aún peor que antes pero... ¿Qué podía hacer? Ahora mismo nada, si me negaba me destrozarían antes de que pudiera matarle, si hubiera una forma de haber quitado este sello lo habría hecho hace mucho, pero no tenía ni idea de cómo quitarlo, de cómo salir de este lío y sinceramente... empezaba a pensar que la deuda estaba pagada hace demasiado tiempo, pero se negaban a soltarme, les daba demasiado dinero al club, mi jefe se enriquecía a cada cliente que me follaba.
Cuando entré en la habitación me sorprendí, porque aquellos dos aunque estaban de espaldas a mí, tenían cierto parentesco a unos hollow y eso no me gustaba, pero cuando se giraron y por lo menos uno de ellos me miró con esa sonrisa sádica, eso sí me aterró, porque no eran hollow normales, pero seguían siendo hollow.
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Último beso (Bleach: Byakuya-Renji)
FanfictionRenji Abarai, fue vendido desde muy pequeño como doncel a un prostíbulo y no puede abandonar su trabajo hasta que no pague su deuda. Los más ricos de la sociedad de almas van al mundo real pagando por sus servicios hasta que llega a oídos de Byakuya...