Capítulo 2: Trabajo

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Renji Abarai

¿Qué narices estaba haciendo sentado encima de las piernas de Byakuya? ¡Era mi capitán! Sé que él había venido al club buscando sexo pero... ¿Realmente quería hacerlo conmigo? ¿Cuántas veces había tenido yo sueños eróticos con mi capitán? ¡Demasiadas! Pero es que era imposible no soñar con él, era fuerte, orgulloso, serio, impresionantemente atractivo y me volvía loco su voz de mando. Creo que nunca pensé que tendría a Byakuya entre mis piernas, pero el destino me había blindado la oportunidad, tenía la posibilidad de tener relaciones con él ¡no podía desaprovechar esa ocasión! Porque no volvería a tenerla, los ricos de la sociedad de almas no se acostaban con perros del Rukongai como yo, siempre fui sólo su teniente, ahora... sería su puta ¡no sé si mejoraba o empeoraba la situación! Pero con tal de que me dejase probar sus labios, de sentir sus embestidas una y otra vez dentro de mí, creo que podía soportar ser lo que él quisiera que fuera.

Coloqué mis manos en sus mejillas para inmovilizar su rostro y empecé a acercarme a él, iba a besarle y aún así... me acerqué con lentitud porque tenía miedo de que sacara su carácter de capitán contra mí y desenvainase allí mismo a Senbonzakura en mi contra. Me detuve a escasos centímetros de sus labios y es que... ¡Era mi capitán! ¿Cómo le miraría mañana a la cara si hacía esto? ¿Tenía otra opción que no hacerlo? Porque si no le daba placer hoy, mi jefe me mataría, tenía que hacer que volviera al club, aunque no me buscase a mí y pidiera otro chico, pero tenía que conseguir que quisiera volver.

Junté con timidez mis labios a los suyos sintiendo lo suaves que eran y sinceramente... creo que era la primera vez que besaba a un cliente, porque lo odiaba, pero Byakuya era diferente, era la fantasía de mis sueños eróticos, quería probar su boca aunque fuera sólo una vez. Mi capitán me siguió un poco cohibido aún, quizá aún no se creía que yo, su teniente en la sociedad de almas, le estaba besando.

Besé despacio, con calma, saboreando su boca y disfrutándola mientras él iba cogiendo ahora algo de confianza y velocidad en el beso, hasta que al final apretó su mano en mi nuca y me empujó aún más hacia su boca metiendo su lengua dentro de mí, jugando conmigo. Lo peor de todo, es que lo estaba disfrutando y sé, que la habitación tenía cámaras de seguridad, porque mi jefe siempre controlaba que hiciéramos el trabajo perfecto, así que estaría espiándome en este momento y eso lo odiaba.

- ¿Estás más tranquilo? – le pregunté a Byakuya y él asintió tras haber roto el hielo con aquel primer acercamiento - ¿Qué necesitas que haga por ti? – le pregunté indicándole la habitación.

Me levanté de encima suyo y él se levantó mirando toda la habitación, mirando todos los juguetes, las ropas, mirando absolutamente todo lo que había hasta que cogió un consolador. Creí que me pediría que me lo metiera mientras él miraba como otros hacían, pero lo dejó de nuevo en la mesa.

- Follarte frente al espejo – me dijo de golpe y miré tras de mí el espejo, justo en la cabecera de la cama y luego el del techo.

- Vale – le dije – ven aquí

Le cogí de la mano y lo llevé hacia la cama. Aún parecía algo nervioso. Me subí de rodillas a los pies de la cama dejándole a él de pie frente al espejo para que pudiera verse bien. Empecé a bajarle el pantalón y toqué su miembro por encima de la tela de la ropa interior con mis dedos.

Subí su camiseta un poco para poder besar y lamer desde su ombligo hasta su pectoral deteniéndome en sus pezones. Desde luego Byakuya seguía siendo tan serio para todo... su respiración se aceleraba, pero evitaba gemir o jadear y yo estaba decidido a escucharle, quería conseguir sacar algún sentimiento de mi siempre frío capitán.

Último beso (Bleach: Byakuya-Renji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora