Capítulo 40.

5.8K 480 117
                                    

POV Ester.

Autos aparcados fuera del bar, la música alta se colaba por todos lados invitando a los clientes a bailar.
Los chicos y yo caminábamos con la esperanza de que pudiéramos encontrar una mesa vacía, unos minutos después, con nuestra suerte de lado, encontramos una mesa donde nos pudimos sentar sin molestias.
Eugene y Rapunzel se habían perdido, no habían llegado con nosotros.
Las parejas que se habían conformado estaban absortas en sus respectivas conversaciones mientras yo estaba perdida en mis pensamientos.
Anna había dicho que conocía a Hans, la mención de su nombre me había puesto nerviosa y melancólica, ¿cómo pude ser tan estúpida de quedar embaraza de él?
Aún nadie sabia, esperaba huir de la cuidad antes de que supieran las personas que estaban a mi alrededor, o encontrar algún hombre con el que podría contar. Pero esto último había fracasado, dándome la idea de que era una zorra. Nadie podía estar conmigo, de ninguna manera.

-Ester. -Escuché la voz de Elsa lejos y alcé la mirada encontrándome con aquellos ojos azules, con esos ojos azules que habían cautivado profundamente a el que creía que podría ser el perfecto padre de mi bebé; Jack.

-¿Sí?

-¿No estabas escuchando? -dijo Mérida con ironía, cosa que me hizo sentir mal.
Nunca demostraba que sus palabras o acciones me herían, escondía mi dolor bajo una mascara, la mascara que todos conocían.

-No -admití, tratando de sonreírle de la misma manera.

-Te preguntábamos si querías ir a comprar bebidas con nosotras... -dijo Anna, mirando a su amiga con una sonrisa.

No puedo beber...
Quise que esas palabras salieran de mi boca, pero las acallé.

-Claro -sonreí mientras me levantaba cautelosamente siguiendo los pasos de las chicas.

Ellas les pidieron las órdenes a sus respectivos novios y caminamos hacia la barra. ¿Cómo podré escapar de ésta?

-¿Dónde estará Rapunzel? -preguntó Elsa con impaciencia, mirando reiteradas veces a la multitud.

-Tal vez se perdió con Eugene.

-No lo creo, su auto venía detrás.

-Entonces Eugene se la llevó a algún lado. -Mérida hizo un ademán con las manos.

-¡Pero la fiesta era aquí! -Elsa hizo un puchero cruzando los brazos-. No en la carretera.

Me reí bajo, aunque me costara decirlo, esas chicas eran un tanto hiperactivas.
Anna se detuvo en seco y señaló con el índice hacia una persona.
Las chicas y yo volteamos a ver hacia dónde se dirigía.
Sentí que mi respiración se cortaba.

-Sigue caminando Anna -dijo Elsa.

Ella asintió y siguió caminando sin voltear hacia delante.
Hans estaba sirviendo en la mesa, yo no quería caminar hacia allí. Pero era demasiado obvio que iban a sospechar algo.

-No lo mires -le dijo Mérida a Anna-. Has como si no existiera.

Era difícil mirarlo, su cabellera pelirroja relucía bajo las constantes luces de la discoteca.
Sonrió mostrando unos leves hoyuelos que se le formaban en las mejillas. Detuve mi respiración contando hasta 10 para no lanzarme a golpearlo.
Sus ojos verdes se posaron en las chicas y después sonrió de una manera cínica, tragué duramente.

-¡Anna! ¡Preciosa! -Se acercó peligrosamente hacia donde estábamos.

-No la toques -dijo Elsa duramente pero con una sonrisa sarcástica en su rostro.

-¡Oh, Elsa! Sigues siendo la misma chica aburrida de hace unos meses.

Los ojos azules de Elsa se oscurecieron un poco notando que estaba enfadada.

Amor por el Proyecto. (Jelsa, Kristanna, Mericcup, Eugenzel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora