Capítulo 21.

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POV Hiccup.

-¿Mérida no ha recibo el mensaje, no lo ha contestado? -preguntó Elsa por enésima vez en el día.

No entendía por qué estaba preocupada. La pelirroja sabía cuidarse perfectamente, o eso era lo que daba a entender.

-Tranquila Elsa, ya vendrá.

-No deberíamos de haberla dejado sola -se agarró de la cabeza para después enterrarla en el sofá.

Todos estábamos en una sola habitación, sentados en el suelo o en la cama. Debía admitir que en la sala principal hacía demasiado calor, era como si el clima se hubiera puesto de acuerdo para darnos ese calor infernal en pocos minutos para que termináramos quejándonos e irnos a otra habitación.
Las ventanas que había se encontraban abiertas, pero no encontraba el aire que hacía que las moviese.

-¡Ya! -exclamó Anna, tratando de silenciar a sus bebé.

Otro detalle; todos los bebés se habían puesto de acuerdo para empezar a llorar con ese llanto tan agudo que podría perforar mis oídos.
Todos estábamos tratando de silenciarlos, todos estábamos tratando de guardar la calma y tener más paciencia. ¡Pero nada daba resultado! Hace algunos minutos les habíamos dado de comer, nada. Hace algunos minutos habíamos revisado su pañal, nada. Hace algunos minutos habíamos tratado de arrullarlos. Nada daba resultado.

-¿Saben? Ya me harté. -Kristoff le arrebató el bebé a Anna y se acercó a la ventana haciendo un ademán de tirarlo.

-¡Oye! -La pelinaranja fue y lo agarró de la muñeca, dando pequeños saltos para conseguir al bebé-. No puedo hacer eso.

-¿Por qué no? -preguntó Eugene.

-Es una buena idea -comentó Jack, acercándose a Kristoff.

POV Mérida.

Mi mejilla dolía considerablemente, y de mi labio salía una pequeña cantidad de sangre. Maldita rubia y sus largas uñas postizas.
Venía jugando con el cachorro en mis brazos. Estaba frente a la casa, sólo caminaba hacia la puerta para recibir los regaños de Elsa, y millones de preguntas siendo lanzadas hacia mí por mi rostro.

Miré algo cayendo por la ventana del segundo piso, después otra cosa más. Fruncí el ceño y después abrí los ojos al percatarme que era lo que estaba sucediendo.

-Idiotas -exclamé por lo bajo cuando corrí hacia la puerta para subir las escaleras rápidamente aún con el cachorro en mis brazos.
La casa estaba inundada por demasiados gritos por parte de mis amigas hacia los chicos, así que no me resultó difícil encontrar la habitación donde estaban.

-Díganme que no acaban de lanzar a los bebés por la ventana -dije cuando entré a la habitación, silenciando toda la habitación.

-¡Mérida! -chilló Rapunzel para correr hacia mí-. ¿Qué te pasó?

-¿Por qué tienes rasguños? -preguntó Elsa.

Las tres se acercaron a mí rápidamente. El pequeño cachorro se removió en mis brazos incómodamente, al parecer ellas no se habían percatado de el animal.

-¿Quién te hizo eso?

-Es una larga historia -suspiré un poco inquieta, teníamos otro problema.

Amor por el Proyecto. (Jelsa, Kristanna, Mericcup, Eugenzel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora