Capítulo 6.

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POV Merida.

Me encontraba en los brazos de morfeo, abrazada de una gran tranquilidad, la cual fue interrumpida por el despertador, que sonaba ruidosamente cerca de mí. Me levanté lentamente, aún con los ojos cerrados, echo mi cabeza hacia atrás, abriendo los ojos dejando que la luz me cegara pro un momento, aquel castaño seguía durmiendo a pesar de todo el ruido.
Me levanté de la cama de un salto, estirándome como un gato. Volví mi vista hacia Hiccup.

Me dirigí al closet que contenía mi ropa, abriéndolo de par en par, agarrando la primera ropa que encontrara y adentrándome en el baño para poder cambiarme cómoda.
Cuando salí Hiccup estaba en frente de su closet tallándose los ojos con cansancio, se giró a verme cuando escuchó la puerta cerrarse tras mi cuerpo, me dedicó una sonrisa cálida... ¿Qué le pico ahora? ¡Jamás me sonreía! Sólo cuando hacia cosas vergonzosas, y no una sonrisa amable.

-Buenos días Mérida.

-Buenos días Hiccup -le respondí, disfrazando aquella extrañeza que sentía ante su saludo.

-Creo que tardaré años, el sueño me vence -me informó, volviéndome a dejar a sus espaldas.

-Rápido que tenemos que ir a la escuela... iré a ver a los chicos -anuncié, sin antes dar una mirada hacia atrás viendo como apoyaba la cabeza en la puerta de madera de su closet.

Bajé, las chicas se encontraban ahí, sacando algunos recipientes para servir su desayuno.

-¡Buenos días! -exclamé con alegría.

-Hola -respondieron las tres a unísono, haciéndonos reír.

-¿Qué tienes? -me dirigí a Rapunzel, que apenas se rió.

-¿Yo? Nada... -susurró, esos gestos me hicieron saber que se sentía mal. O por qué era muy mala mintiendo.

Nosotras intercambiamos unas miradas confusas, dispuestas a soltarle un cuestionario.

Iba a decir algo cuando todos los chicos bajaron cargando a los bebés.

-¡Ya vámonos! -Hiccup tomó una manzana del frutero, dirigiéndose a la puerta mientras se arreglaba la mochila-. Cada uno irá en su auto, junto con su compañera.

Todos le obedecimos, aunque las chicas refunfuñaban por no haber alcanzado a desayunar. Me subí al coche, que minutos después llegó Hiccup echando a andarlo, íbamos atrás de todos.
Hiccup giró el volante, separándose del camino que seguían todos, adentrándonos en un nuevo camino.

-¡Hiccup! ¿A dónde vamos? -cuestione.

-Conozco un atajo, no te alarmes -respondió sin dudar, trate de calmarme, mirando los árboles que pasaban junto a nosotros-. Ahora si alarmate, no sé donde estamos.

Su voz llegó hasta mis oídos, haciendo que girara a su dirección, mirándolo mal.

-¿Qué?

-Lo que escuchaste Mérida, me perdí en mis pensamientos y ahora no conozco ésta parte del bosque.

-Bueno no te alarmes... -tomé una bocanada de aire-. Regresa, da la vuelta -ordené.

Segundos después escuché como el motor se apagaba lentamente. Aquel sonido se quedaba perdido en el aire, dejándonos sumidos en un completo silencio.

-Se acabó la gasolina -suspiró fuertemente y revisó su celular-. Y lo peor... no tengo señal.

¿No puede haber algo más típico que la situación por la que estoy pasando?
Él y yo, solos en una parte del bosque, sin gasolina y sin señal en el celular y además con un bebé que era nuestra responsabilidad en el carro de el ojiverde. ¿Y si lo hacía para poder asesinarme?

-¿Qué no podías echarle gasolina antes de salir? -pregunté, furiosa y dí una patada en el asiento.

Sin pensarlo salí del auto, bañándome en un olor a tierra húmeda, mirando los grandes árboles que me rodeaban.

-¡Mérida! -me llamó, sus pasos hacia crujir algunas hojas secas que se encontraban suavemente depositadas en el suelo,me estaba siguiendo-. ¿A dónde vas?

-Voy a salir de aquí... -respondí, como si fuera la explicación más obvia.

- Si yo no sé donde estamos -hizo una pausa, estaba a espaldas mías, pero podía imaginarlo mordiéndose el labio para no gritarme-. ¡Menos tú! ¡Entra al auto ahora!

-No.

-¿Por qué no?

-Por que no quiero -aquellas contestaciones eran propias de una niña pequeña, pero me sentía demasiado enfadada para pensar con claridad.

-Eres tan infantil -me jaló del brazo, haciendo que quedara a una distancia responsable de su cuerpo-. Estamos perdidos, necesitamos calmarnos.

-¿Eso es lo que propones?

-Si nos calmamos podemos pensar bien.

-Bien -respondí, agachando la mirada.

Sentía mis mejillas arder, y no dudaría en saber que se habían tenido de un rojo escarlata.

-Lo siento -dijo él, después de pasados unos minutos.

-¿De qué?

-Por todas aquellas burlas -se rascó la nuca, en sus ojos notaba el arrepentimiento que sentía.

-No te preocupes, podemos olvidarlo.

-Bueno, quisiera pedir perdón. Ahora que vamos a compartir casa y somos compañeros en éste proyecto -apuntó hacia el coche, donde se encontraba el bebé-. Podríamos empezar de cero. Si quisieras.

Me reí, al ver cómo sus mejillas también tomaban un color rosa. Pero su sonrojo era leve.

-Claro, dejemos el pasado en donde corresponde. Vivamos el presente -le sonreí con amabilidad, tendiéndole una mano-. ¿Desde cero?

-Desde cero -también me sonrió, achicando sus ojos y dándome la mano.

-Bien, ¿entonces?

-Podríamos caminar, para ver si encontramos alguna señal.

Me reí al mal interpretar su respuesta.

-Perfecto -comenzamos a caminar, sosteniendo el celular en la mano-. ¿Por qué nos molestaban?

-Bueno, no eran las únicas a las que molestábamos -me dio a informar.

-¿Entonces por qué molestan? -me corregí.

-Bueno, ya sabes. La etapa en la que vivimos es dura, llena de burlas. Así que decidimos empezar a hacerlo, aunque no fuera lo correcto, ya sabes -hizo una leve pausa-. Para que nos tuvieran un poco de respeto.

-¿Y a funcionado? -cuestioné.

-Un poco, sí -se encogió de hombros, dedicándome una sonrisa burlona.

Me celular empezó a sonar, haciendo que mi mirada se dirigiera a aquel artefacto rápidamente, me estaba llamando Elsa, con la fuerza de una triste y solitaria barrita.

-¿Sí?

-¡Mérida! Al fin contestas, nos hemos preocupado, no los hemos visto y nos preocupamos... ¿Qué pasó?

-Hiccup dijo saber de un atajo y se perdió, después el carro se quedó sin gasolina -dirigí mi mirada a él, que sonreía divertido.

-Perfecto... ahora estamos rastreando tu celular, así de rápidos. ¡Hola! -voltee a ver a un lado y se acercaba el carro de Jack junto con Elsa.

Elsa y Jack nos ayudaron con el problema. Al parecer, ahora todos teníamos que llevarnos bien.

Amor por el Proyecto. (Jelsa, Kristanna, Mericcup, Eugenzel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora