Capítulo 18.

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POV Anna.

La música resonaba demasiado fuerte en mis oídos, los chicos se habían ido hacia algún lugar el cual era totalmente desconocido para nosotras.
El vaso aún con el alcohol que los chicos nos dieron descansaba sobre la barra improvisada. No bebería eso, ni aunque me pagaran.

-No sé qué hacemos aquí -dijo mi hermana, recargándose en mi hombro.

-De alguna forma Jack nos obligó -contestó Rapunzel.

Las luces de colores que parpadeaban me conseguían molestar un poco. El aire se sentía húmedo, las personas bailaban demasiado apretadas. La casa no era demasiado grande, cosa que no era indicado hacer una fiesta.

-¿Saben? -saltó Rapunzel, tomándole de la muñeca a la platinada-. Es una fiesta. Deberíamos de divertirnos. Elsa, vamos a bailar.

Mi hermana nos miró automáticamente pidiéndonos ayuda, pero antes que pudiera protestar la rubia se la llevó hacia la multitud.

-¿Qué fue eso? -pregunté, un poco confundida.

-Una Rapunzel aburrida con sed de diversión.

-¿Y por qué no vamos? -sugerí.

-¿Ves cómo bailan todos ellos? -se inclinó un poco hacia delante-. No quiero estar apretada entre muchas personas.

Me reí. Voltee hacia la dirección donde se habían ido las chicas, pero me encontré con un pelirrojo dirigiéndose hacia nosotras con una sonrisa traviesa asomándose en su rostro.
Al parecer también Mérida notó a Hans, ya que la sentí tensarse y ponerse alerta a mi lado.

-Buenas noches, dulces damas -dijo él al estar frente a ambas. Sentí repulsión al escuchar su voz, y más pronunciando aquellas palabras. ¿Quién las decía hoy en día?

-Anna -me susurró Mérida a modo de advertencia, conocía ese tono en ella; quería que nos fuéramos.

-Al parecer también las invitaron -su sonrisa se ensanchó un poco.

-¿Qué quieres? -pregunté soñando más fría de lo que había imaginado.

Para conocerlo de un día ya me caía mal.

-Hablar contigo, Anna.

-No -contestó la pelirroja antes, mientras yo abría un poco los ojos.

-No estoy hablando contigo, rizos -respondió sarcástico.

-¿Y así quieres hablar con ella? -se cruzó de brazos, desafiándolo con la mirada.

-Mérida -la miré-. Dame unos minutos.

-¿Segura? -se giró con gesto de preocupación en el rostro.

¿Por qué se preocupaba?

-Sólo serán unos minutos -aseguré ganándome el asentimiento de ella.

-Bien -se rindió cogiendo su vaso y volteo a ver al pelirrojo con un gesto de advertencia-. Si le tocas un pelo a mi amiga, estarás muerto.

Amor por el Proyecto. (Jelsa, Kristanna, Mericcup, Eugenzel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora