Que comience el combate.

Capítulo 6: Sospechas

Era de día, y el sol llenaba con su luz todas y cada una de las estancias del templo de Palutena.
Chus dormía, mirando a la pared.
Se podía decir que no despertaría hasta unas horas más tarde.
De pronto, la puerta se abrió, y entró alguien a su habitación.
La cerró con delicadeza, y se encaramó hacia él.
Algo le tambaleó fuertemente.
Chus despertó, abriendo lentamente los ojos.
Veía borroso aún.
Miró hacia su derecha, y no vislumbró a nadie.
¿Acaso estaba soñando?
Era cierto que era sonámbulo, pero eso había sido demasiado real.
Se levantó, y tras darle muchas vueltas a la cabeza, salió de su habitación.
Al llegar a la cocina, vio a Palutena preparando el desayuno.
Era como ella decía "un dulce divino".
Eran tortitas, chocolate, gofres, unas natillas de vainilla y una tarta de unos dos metros de diámetro.
Se había esmerado demasiado.
Al verle, sonrió.
- Hola, Chus, ¿Qué tal has dormido?
Ella le miraba alegre, directamente a los ojos. Eso a él siempre le daba corte, por eso miró ligeramente al suelo.
- Pues bastante bien, pero ha pasado algo raro esta mañana- le respondió algo serio.
Ella dejó de darle vueltas al chocolate, y volvió a mirarle, extrañada.
- Esta mañana nadie ha entrado en tu habitación- dijo ella- Tal vez te lo hayas imaginado.
Él no podía quitarse de la cabeza aquello, así que decidió dejarlo pasar.
-¿No huele un poco a quemado?
Palutena abrió mucho los ojos.
-¡El chocolate!
Unos diez minutos después, el desayuno estuvo listo, y en ese momento llegó una visita.
Era Sergio.
Algo le pasaba por la cabeza incesamente, debido a que estaba muy callado.
-¿Quieres quedarte a desayunar?- le preguntó Palutena.
Él asintió, y se sentó en la mesa con todos aquellos manjares a su alcance. Comenzó a hablar.
- Chus, debo contarte algo.
Comenzó cogiendo un gofre, y bañándolo en chocolate caliente.
-¿De qué trata?- le preguntó.
Meditó unos instantes, intentando escoger con certeza las palabras adecuadas.
- Desde que estamos aquí, he sentido en varias ocasiones algo.
Chus no parecía comprender.
-¿A qué te refieres con algo?
- Aún no lo sé, pero sueño cosas extrañas, y escucho una voz que me está amenazando constantemente.
Parecía algo extraño, pero tal vez sólo fuera un bug o algo por el estilo.
- No será nada, tú tranquilo- respondió Chus.
A los cinco minutos, llegó Pit frotándose el ojo derecho, con cara de haberse levantado relativamente hace poco.
-¿Haceís dulces y no me avisaís?
Palutena sonrió.
- No quería molestarte.
Pit se quedó quieto unos instantes.
-¡La comida, y en especial los dulces, son más importantes que dormir! OwO
Se sentó a la mesa, y comenzó a servirse una ración de tarta. Era de fresa, rellena de nata.
Chus miró triste al suelo.
A Silvi le encantaba la fresa.
Su profundo silencio fue roto por una voz.
"Te destruiré"
Se levantó de un salto de la silla, y miró a todos lados, asustado.
Sólo vio a Sergio, Palutena y Pit, mirándole extrañados :|
- No ha sido nada- dijo él, y volvió a sentarse.
Entonces era como Sergio había dicho.
Esto le resultaba muy extraño.
De pronto, escuchó otra vez la voz, pero esta vez se reía.
A Chus y a Sergio se les puso la cara blanca como el papel.
"Chicos, tranquilos, que sólo era una broma" dijo la voz.
-¿Comentarista?- preguntó Sergio.
Al parecer, el comentarista Smash les había gastado una broma muy pesada.
- Ya dejo de asustaros. Sobre todo a tí, Sergio- dijo él- Perdón a los dos.
Ellos ni respondieron, sólo siguieron comiendo chocolate.
Daraen se levantó, y se unió a ellos en el festín.

Silvi estaba en Las Islas del Destino.
El campo era precioso, y le gustaba aquel lugar.
Se encontraba en un pequeño patio de madera, donde había una barandilla para observar el mar.
Se accedía a él a través de unas escaleras verticales.
Estaba sentada en el suelo, pensativa. Algo interrumpió sus pensamientos.
Era Taty :3
- Oli :> - dijo ella.
Se apoyó en la barandilla con los brazos, mirando al mar.
- Hola- dijo algo desanimada.
-¿Te pasa algo? :'3
- No, no es nada.
- Uuuhmmm :3 - dijo ella- Mentira >:3
- Sólo estoy algo aburrida, nada más.
- Oh :3 . Haberlo dicho antes OwO
Agarró a Silvi por la cintura con ambas manos, y la levantó en el aire.
De ahí se encaramó al lado del mar donde estaba situado el sol, y la lanzó por encima de la barandilla.
Silvi se precipitó unos tres metros hacia el mar, pero impactó contra el suelo.
Era la orilla, y se había estampado contra la dura arena.
- Ups :3 - dijo Taty, y fue a por ella.
Silvi parecía dolorida.
-¿Estás bien? :3 - le preguntó.
-¿Por qué has hecho eso?- preguntó Silvi algo desconcertada.
Taty se quedó pensativa :3
- Es que se te veía algo triste :'3 - le respondió ella.
- Tal vez.
Taty observó el brillante mar, y luego miró con alegría a Silvi, que se encontraba tendida en el suelo.
-¿Y si nos damos un baño? :3
Silvi decidió dejar atrás los pensamientos que tanto le hacían entristecer.
- Vale :>

Mari decidió salir de su habitación, e ir a los jardines.
Eran preciosos, con bellas flores que los recorrían en largo y ancho.
Llevaba con ella su diario de juego.
Se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas, y comenzó a escribir en él.

"Ayer nos reunimos todos en el campo neutro, pero no todo acabó saliendo como esperábamos. Nacho y Luis se enfadaron con Chus, y el grupo se dispersó. Los que quedamos fuimos a la Jungla de Donkey Kong. Tras eso apareció un nuevo campo: Las Islas del Destino. Decidimos explorarlo. Al final del día, nos despedimos y cada uno fue a su campo. El día de hoy no haré nada interesante. Mañana comenzará el torneo, y aún no sé qué es lo que nos espera."

Cerró el libro, y se fue de vuelta a su habitación. Una vez allí, se tumbó en su cama, y comenzó a escuchar música.

David estuvo entrenando todo el día con la espada, almacenando experiencia y creando estrategias.
Aún no conseguía rozar a Lucario, pero su determinación era mayor a la derrota.