Capítulo 9: Balas y sueños (Final)

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El laberinto les empujaba con sus bordes, obligándolos a encontrarse en el centro del mismo.
Se miraron los unos a los otros, analizando la situación con detenimiento, inmovilizados. La tensión se podía sentir en el aire.
Era el momento de vulnerabilidad; si movían una sola ceja, les llovería una tormenta descomunal de balas.
Seis personas, seis grupos diferentes, que peleaban por el primer puesto.

- Bueno, bueno... Los muros se cerrarán completamente dentro de cinco minutos, hasta que una sola persona salga victoriosa. ¡Buena suerte!

Todos, ante aquellas palabras, reaccionaron. Unos atacando, y los otros poniéndose a cubierto.

Daraen esquivó una bala, y con una voltereta hacia atrás, contraatacó a otra que le pasó rozando el pie. Parecía que Sergio buscaba derrotarle a él primero, pues era un acompañante, y Chus había caído ya.

Taty esquivaba tan rápido, que parecía que estaba bailando, con movimientos veloces de piernas, de cabeza y torso. Si se le ponía un poco de imaginación, parecía Bayonetta bailando, con sus movimientos característicos.

Todos parecían darlo todo por mantenerse en combate. Las balas pasaban de aquí a allá, haciendo aureolas, y dejando una ristra del color del equipo que la había disparado. Aquello parecía un arcoíris.

Todo parecía estar muy movido, sin ninguno de ellos dormido aún.

Cuatro minutos para que se cerrasen los muros.

Sergio, cambió de víctima, y apuntando a David, le disparó. Éste no pudo esquivar debido a la rapidez de la bala, por lo que quedó fuera de combate. Uno menos, ahora quedaban cinco luchadores.

Silvi fijó su ataque hacia Sergio. Era la última persona a la que quería ver como el ganador. Sus balas iban teledirigidas, pero ni eso conseguía derrotarle.

"¿Es que este chico es invencible o qué? pensó ella, mientras veía como esquivaba todas sus balas.

Taty dejó de "bailar", y cuando se disponía a disparar a Sergio, recibió de este un balazo en la frente. Cayó hacia detrás, durmiendo. Otra menos.

- Aún cuento con un as en la manga- dijo Sergio, riendo, y activando su reloj de muñeca, que había hallado al comenzar la prueba.

El tiempo se paró por completo, menos para él. Disparó seis veces en dirección a Silvi, y las balas se quedaron en el aire, flotando. Cuando los efectos del reloj cesaran, seguirían su rumbo, hacia ella. No tendría escapatoria posible.

El momento llegó, y Silvi cerró los ojos, esperando su durmiente derrota.

- ¡Espera!- gritó alguien a su lado.

Mari dio un salto, hasta colocarse delante de ella. Rápidamente, introdujo su mano en su bolsillo, y de él extrajo una lona de color azul, que las protegió de los proyectiles. Silvi sonrió al ver aquello.

Cuando el escudo se disipó, Sergio volvió a la carga, esta vez disparando en dirección a Mari, repentinamente. La bala le dio en el estómago.

- ¡Mari!- gritó Silvi, enfadada. La rabia que sentía hacia Sergio en aquel momento traspasó límites insospechables- ¡No te creas que vas a dormirlos a todos e irte de rositas!

Daraen disparó a Sergio, pero este lo esquivó, y le envió otra bala de vuelta. Cayó dormido en varios instantes.

Parecía ser buen luchador, tanto como para dormirlos a todos, y salir ileso sin recibir un solo rasguño. Con su experiencia en Splatoon, era el único capaz de hacer algo así.

Que comience el combate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora