Capítulo 8: Cacería laberíntica (Silvi)

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Avanzaron por el laberinto, escogiendo con cuidado los cruces por los que continuarían.
Parecían estar en una de las esquinas del laberinto.
En ella, había una estancia cuadrada, bloqueada por una puerta de color dorado.
Era extraño que estuviera eso ahí, y desconocían lo que había en el interior.
-¿Esta sala qué significa?- preguntó Shulk.
- Parece una sala del tesoro- comentó Lucina- Debe haber algo muy útil dentro.
- Pero... ¿Cómo se abre?- preguntó Silvi.
Dúo Duck Hunt permanecía quieto, sentado, con su pistola en la boca.
La culata era de color azul.
- Tal vez haya un mecanismo que la abra por aquí cerca- insinuó Lucina.
Comenzaron a buscar por los alrededores, en dos grupos de dos.
La condición era no alejarse demasiado de la puerta.
Avanzaron por pasillos cercanos, pero no encontraron nada.
Escucharon el ruido de rocas moverse.
Silvi y Lucina, al querer volver, se extrañaron.
Los caminos eran distintos, y los pasillos de vuelta a la puerta habían cambiado.
¿Se había transformado esa zona del laberinto para no dejarles volver?
- ¿Silvia?¿Lucina?- preguntó Shulk desde el otro lado del muro.
- Estamos bien- dijo Lucina de vuelta- Buscaremos un camino para reunirnos con vosotros, esperadnos ahí.
Avanzaron por la izquierda, con la esperanza de llegar realmente a reunirse con ellos.
De pronto, las losas a tres metros de ellas comenzaron a hundirse, cayendo en la oscuridad.
Corre!- gritó Lucina.
Ambas pusieron pies en polvorosa, en dirección opuesta a donde las losas caían.
El laberinto no les dejaba ir a donde ellas deseaban.
El suelo se estaba desmoronando, y ellas luchaban por no caer.
Al girar la esquina, siguieron avanzando, hasta ver algo que les llamó la atención.
Habían personas al final de aquel pasillo, que también huían de las losas.
Era Mari.
A mitad de aquel pasillo había un cruce a la izquierda para seguir avanzando, pero era igual para el equipo de Mari.
¿Quedarse quietas y esperar a su fin, o correr y afrontar a tus enemigos para escapar?
Las losas les pisaban los talones, así que decidieron ir al cruce.
Al encontrarse casi a la mitad, se apuntaron con sus pistolas.
Si se quedaban quietas, morirían.
De pronto, a la derecha de Silvi, se abrió un camino, y una placa metálica a su izquierda, retenida con un muelle, le empujó fuertemente hacia la nueva entrada.
Sólo ella pasó, a Lucina no le empujó, ya que ella iba algo más por delante.
El camino que había emergido se cerró rápidamente, dejándola sola en paradero desconocido.
- Un acompañante ha sido eliminado- escuchó.
"Lucina... No" pensó Silvi.
Se levantó del suelo tras el choque, y avanzó de nuevo por el pasillo.
Mientras iba andando, encontró una palanca en la pared.
La bajó, pero no ocurrió nada.
Continuó por los pasillos, vagando sola y sin rumbo.
No estaba tan lejos de la puerta bonus, sólo debía buscarla.
Fue calculando la ruta correcta de vuelta.
Para su alivio, donde se encontraba, los pasillos no tenían muchos cruces, y eran bastante anchos, por lo que le daba cierta ventaja.
Tras muchas vueltas, consiguió llegar a la esquina del laberinto, donde anteriormente estaban los cuatro.
Al llegar a la puerta, esta se encontraba abierta, pero no había rastro de Shulk ni de Duck Hunt.
Tras ella, habían unos escalones que conducían a algún lugar subterráneo.
Miró hacia ambos lados, y no divisó a ningún contrincante.
Era hora de ver qué era lo que había ahí abajo.
Comenzó a bajar cautelosamente, prestando atención a si se encontraba con algún enemigo.
El lugar era tétrico, y estaba iluminado por una extraña luz naranja, que parpadeaba sin cesar.
Al llegar al final, había una estancia cuadrada, en la que en el centro había una esfera naranja, que desprendía una armoniosa luz fosforito.
En la sala no había nada más que eso.
Se acercó a ella, y vio que tenía inscrito un dibujo de tres circulos, uno dentro de otro, y un punto en el centro del más pequeño.
Parecía una diana, como con la que se jugaba a los dardos.
Intentó agarrar la esfera, curiosa por saber qué era aquello, pero se transformó en un conjunto de pequeños destellos, que fueron a su pistola, permaneciendo ahí.
Serviría para algo.
Exploró un poco más en la oscuridad, pero no encontró nada.
Cuando iba a salir otra vez al exterior, por los escalones, escuchó algo detrás de ella.
Era como si un muro estuviese moviéndose, y era exactamente lo que estaba ocurriendo.
Se dio la vuelta, y vio como la pared de enfrente se deslizaba hacia un lado, encajándose en el interior de otra.
Escuchó voces a través de aquel lugar.
- Menos mal que había una salida.
Dos figuras irreconocibles avanzaron por la sala.
Silvi no podía ver nada, debido a que lo único que alumbraba antes la sala era la esfera que ella había cogido, por lo que la sala ahora se encontraba en penumbra.
Las figuras comenzaron a coger forma mientras seguían caminando hacia los escalones.
Eran Toon Link y Pit Sombrío.
¿Qué hacían en aquella sala subterránea?
Ella se encontraba escondida y silenciosa en una de las esquinas.
Cuando iban a salir, ella se dispuso a dispararles, pero escuchó nuevamente pisadas por el paraje abierto anteriormente, así que decidió esperar un poco más.
Toon Link y Pit Sombrío estaban subiendo los escalones, cuando de pronto, se escuchó una bala del exterior.
Ambos cayeron escaleras abajo, al esquivarla.
¿Quién estaba fuera?¿Y de quién eran las pisadas que escuchaba acercarse, de entre el paraje abierto antes?
Sus preguntas encontraron las respuestas en breve.
Del exterior, vio como Lucina llegaba a la misma estancia que ella, empuñando su pistola.
¡No le habían dormido!
Al igual que todos, no veía nada.
La bala que había escuchado antes sería de ella, pero por desgracia, no le dio a ninguno de los dos acompañantes.
Las pisadas se hicieron cada vez más fuertes, hasta llegar a donde estaban ellos cuatro.
Eran dos personas.
Una de pequeño tamaño, y la otra más alta.
Ya eran seis las personas que se encontraban allí.
Para su sorpresa, eran Aldeano y Sergio.

Que comience el combate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora