Capítulo 24: Contienda

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- Adiós, jugadora Silvia- dijo Suitneb, alzando su espada delante de él.

Silvi, dolorida, permanecía en el suelo, observando como aquel extraño iba a matarla.

Intentó arrastrarse por el suelo, pero la caída de antes se lo impedía. Iba a morir, pero, ¿sería en serio? Ella no podía evitar pensar que sí era cierto, ya que él en sí, daba bastante grima, e iba decidido.

- ¡Espera! ¡Para!- gritó Silvi como último recurso, pero la espada cortó el aire, directa a su presa.

De pronto, una moto plateada, con varios trazos azules cielo fosforitos, chocó contra Suitneb, haciendo que se estampara contra un árbol.

Aunque Silvi no había podido verlo, en ella iba Nica, a ras del suelo.

Las ruedas habían chocado contra él, ya que Nica había girado la moto en su dirección, haciendo un pequeño derrape horizontal.

La moto salió de su trayectoria, dando contra el loco de la capa.

Su conductora, por su parte, había saltado de la moto.

Una gran explosión se originó a unos metros de ellas, donde en teoría se encontraba Suitneb.

- ¡Nica! Muchas gracias- dijo Silvi, aún algo asustada.

- Dámelas más tarde- respondió ella algo nerviosa todavía.

Suitneb volvió como si nada, sonándose los huesos del cuello.

- Ya veo que no fue suficiente con lo de Chus- dijo este, sonriente- Pero te diré algo; si eres tan entrometida, no me quedará más remedio que acabar contigo.

- ¡Cállate! ¡Has hecho que todos lo olvidaran a él, y encima te crees con derecho de intentar matarla a ella!

- Si no estás de acuerdo con algo, acepto quejas- dijo este para burlarse.

- Prepárate...- dijo ella, mientras alzaba ambas manos al cielo. Un especie de brillo blanquecino surgió entre las palmas de estas, y dando una rápida vuelta sobre sí misma, una lanza de color blanco se apareció entre sus manos. Era completamente blanca, con varios pequeños inscritos de color rojo en un lateral, que poseía un extremo cortante.

- ¡Te has atrevido a tocar a mis amigos, y vas a pagar por ello!

Tras eso, se abalanzó contra él.

Comenzó con una ráfaga de golpes, que iban dirigidos al estómago de este. Cuando parecía que iba a darle, lo esquivaba, mientras sonreía, de brazos cruzados.

Siguió con sus ataques, aumentando la rapidez.

Silvi, por su parte, dejó el dolor a un lado, y lentamente, logró levantarse.

Aún estaba algo debilitada, pero podría superarlo.

- No sé si voy a saber hacer eso... Pero lo intentaré.

Posicionó ambas manos paralelas, una a cada lado de su cadera, mientras las retenía ahí por un momento. Tras un instante, dio un puñetazo al aire, y unos nudillos azules aparecieron en ambas manos.

Nica, por su parte, intentaba alcanzar al malo, pero sus fuerzas la estaban dejando. Era demasiado rápido, y nada podía darle.

- ¡Mi turno!- gritó Silvi, mientras saltaba desde detrás de ella, y con uno de sus nudillos, le daba en la barbilla a Suitneb.

Nica, aprovechando el estado de aturdimiento, dio rápidas vueltas a su lanza, y mientras con ambas manos la hacía girar, se paró en seco, y dando una media vuelta, la ensartó de lleno en el corazón de este.

Que comience el combate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora