Capítulo 4.

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Os he puesto una foto de Nick en multimedia. Espero que os guste.

***

Dylan y Sam se fueron en su coche y Hugo se ofreció a llevarme a casa. Aunque quisiera, había algo de mí que no podía decirle que no. Se formó un silencio incómodo por lo que decidí hablar.

- Gracias. - Logré decir.

- ¿Por qué? - Me contestó.

- Por lo que has hecho por mí esta noche. Nunca nadie antes se había preocupado tanto por mí, y menos acabándome de conocer. ¿Cómo sabes que no soy una asesina en serie, o una drogadicta o una mafiosa? - Me resultó gracioso lo último que dije, ya que mi verdadero padre sí que lo era.

- Porque lo sé. Antes te he dicho que tu mirada te delata. Detrás de tus preciosos ojos puedo ver lo mucho que has sufrido, sin contar lo de esta noche. Puedo ver que te cuesta confiar en la gente por lo que sea que te haya pasado. Y también puedo ver que eres una chica fuerte y buena, incapaz de matar a una mosca. - Se giró y me miró con una sonrisa que le llegaba a los ojos. Pero rápidamente volvió a mirar a la carretera. Ya estábamos llegando a mi casa así que me apresuré a hablar.

- De verdad Hugo, no sé qué ha pasado esta noche para conocerte, pero si te soy sincera, me alegro de que así sea. No me arrepiento de nada, incluso estoy mucho mejor sin el estúpido de Logan. - Paró el coche en la puerta de mi casa y continúe hablando. - Pero, me haría muy feliz que al menos fuésemos amigos.

- Claro que podemos ser amigos Amanda, de hecho me encantaría. ¿Qué te parece si mañana te paso a recoger y te invito a comer? - Me preguntó.

- Me parece genial Hugo. ¿A qué hora?

- Mmm... ¿Qué tal a la una y media? - Creo que estaba nervioso, no paraba de tamborilear con los dedos en el volante.

- Perfecto - Dije con una gran sonrisa. Éste chico me había robado ya unas cuantas esta noche. Me dispuse a salir del coche, pero antes me acerqué a él y le di un beso en la mejilla. - Gracias otra vez, nos vemos mañana. - Abrí la puerta y salí.

Saqué las llaves del bolso y me giré. Estaba esperando a que entrara en casa para asegurarse de que llegaba sana y salva. Le dediqué una sonrisa y él me la devolvió desde el coche. Finalmente, entré.

Era la una de la mañana y Nick lo más seguro es que estuviera durmiendo. Me quité los tacones como horas antes y los llevé en la mano para no hacer ruido, pero una luz me sobresaltó y pegué un grito.

- ¡Ah! Joder Nick qué susto me has dado. La próxima vez avisa que estás despierto. No querrías que cogiera tu bate de béisbol y te pegara una pali... - Me quedé de piedra al verle. - ¿¡Se puede saber qué coño te ha pasado!?

Nick estaba tendido en el sofá. Tenía un ojo morado y el labio de abajo partido. No llevaba camiseta puesta y el costado derecho no paraba de sangrarle. Lo tenía inflamado y pronto se convertiría en el hematoma más grande del mundo. Cuando me vio se intentó levantar pero rápidamente conseguí acostarle de nuevo. Me puse de rodillas en el suelo para poder observarle mejor.

- Me vas a explicar ahora mismo qué es lo que te ha pasado. No quiero excusas baratas que te inventes para no contármelo. Voy a por el botiquín y a curarte esas heridas. - Me apresuré para poder curárselas lo antes posible. Volví al salón y Nick se había sentado.

- Amanda, será mejor que no te lo cuente. No quiero ponerte en peligro, eres la única familia que me queda y no podría soportar otra pérdida más. Eres mi hermana pequeña y siempre te voy a cuidar y te protegeré con mi vida si hace falta.

Sus palabras llegaron a lo más profundo de mi ser. No me había dado cuenta que estaba llorando hasta que Nick alargó su mano y pasó su pulgar por mis mejillas para secar las lágrimas.

- Entonces supongo que no me lo vas a contar... - Dije intentando parecer tranquila.

- Si para protegerte tengo que ocultarte la verdad, está claro que lo haré. No pienso poner tu vida en peligro.

- Está bien. - Le contesté.

Abrí el botiquín y saqué unas cuantas gasas, vetadine y un antiinflamatorio para su costado. Le limpié la sangre que salía de su labio partido y Nick hizo una mueca de dolor. Dejó de sangrar y le pasé una gasa con vetadine. Cuando terminé con su cara bajé las manos hacia su torso. Éste estaba hinchado, así que primero le retiré la sangre ya seca que tenía alrededor y le eché la pomada antiinflamatoria. Lo más seguro es que mañana le salga un buen moratón.

- Nick... Logan y yo hemos roto. - Necesitaba contárselo para que no se enterase por otra persona.

- ¿Qué? ¿Por qué? - Preguntó intrigado.

- Digamos que... Lo nuestro no tenía futuro. En la fiesta me he ido a saludar a Dylan y Sam y cuando me he girado... Se estaba besando con otra. He salido corriendo de ahí y me he ido sola por la playa, hasta que ha aparecido un chico que me ha hecho abrir los ojos y darme cuenta de que no le necesito. Me ha acompañado a la fiesta de vuelta y Dylan le había dado un puñetazo a Logan en un ojo. Le he plantado cara y le he dejado muy claro que no quiero saber nada más de él, no sin antes darle una buena bofetada. Y ya cuando me iba a ir, Hugo, el chico que había conocido, le ha dado otro puñetazo en el ojo que aún tenía bien y me ha traído a casa. - Respiré hondo y me relajé ya que había hablado muy deprisa. Nick estaba procesando toda la información que acababa de contarle.

- ¿Logan te ha puesto los cuernos? Ese capullo se va a enterar y, ¿quién coño es Hugo? ¿Por qué vuelves a casa con un desconocido? - Parecía enfadado. Después de que pasara lo de nuestros padres, Nick se empeñó en que cada vez que conociera a alguien debía presentárselo antes de empezar a ser su amiga.

- Nick, tranquilo. Logan ya no es más que mi pasado y creo que por hoy ya ha recibido bastante. Y Hugo creeme que es un buen amigo, mañana voy a ir a comer con él para conocernos mejor, así que cuando venga a buscarme te lo presento y así le das tu visto bueno, ¿vale? - Nick asintió.

- Pero si piensas que el gilipollas de Logan se va a ir de rositas, es que no me conoces. - Se levantó como pudo y me dio un beso en la frente. - Buenas noches hermanita, te quiero.

No pasaron ni cinco minutos y ya estaba metida en mi cama. No podía parar de pensar en todo lo sucedido esta noche. Pero lo que más me preocupaba era Nick. ¿En qué lío se habría metido para que acabase de esa manera? Y, ¿por qué decía que no me podía contar nada para no ponerme en peligro? ¿Tan grave sería? Ese pensamiento estaba acabando conmigo. Mi hermano no era de meterse en movidas, pero algo me decía que esta vez se encontraba en una buena. Entre vuelta y vuelta y sin parar de pensar, terminé embutida en las sábanas como un rollito de primavera, hasta que finalmente conseguí conciliar el sueño.

***

El despertador sonó y mis ojos se abrieron como platos. Había dormido tan sumamente bien que estaba deseando que Hugo viniera a recogerme ya mismo. Miré la hora, y tal y como lo había programado anoche, eran las once de la mañana. Tenía dos horas y media para arreglarme. Me levanté y algo blanco en mi escritorio llamó mi atención. Era una nota de Nick.

"No confíes en nadie. No me busques, pero encuéntrame."

¿Qué? ¿Qué significaba eso? Salí corriendo de mi cuarto para ir al suyo y cuando llegué estaba vacío. Busqué por toda la casa, pero nada. Cogí el teléfono fijo y lo llamé. Ese número no existía. Volví a su habitación y todo seguía como de costumbre. Su cama estaba hecha, su armario completamente lleno, incluso la cadena que siempre llevaba en el cuello estaba en su mesa. Parecía que la tierra se lo hubiese tragado.

Por dios Nick... ¿Dónde estás? Esa nota no tenía el más mínimo sentido...

Por fin te encontré~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora