Narra Nick.***
Me costaba respirar. Todo estaba negro, oscuro. Ni una gota de luz asomaba por ninguna parte. Mi cabeza estaba cubierta por una bolsa, eso explicaba la falta de luz y visibilidad. ¿Dónde estaba? ¿Qué lugar era este?
Me encontraba en una silla, con las manos atadas por una fuerte cuerda en el respaldo. Me escocían, sabía que estaban sangrando. Había un gran silencio, solo se escuchaba mi respiración agitada, como si el sitio donde me tenían estuviera insonorizado.
No podía moverme, no tenía fuerza alguna. Mi cuerpo no reaccionaba a las órdenes de mi cerebro. Estaba claro que había recibido una gran paliza. Unos pasos y unas voces se escucharon a lo lejos. Noté que la puerta se habría y cómo alguien entró.
- Vaya, vaya... Pero, ¿a quién tenemos aquí? - Era una voz grave y hablaba con seguridad. Se estaba acercando lentamente. - Parece ser que nos volvemos a encontrar.
No tenía ni idea de quién cojones era. Su voz no recordaba haberla escuchado en ninguna parte. Me quitó la bolsa de la cabeza y mis ojos se cerraron por la claridad de las luces. Los abrí poco a poco y me encontré con un tío que no había visto en mi vida. ¿De qué coño me conocía? Tendría unos cincuenta años. Era alto y fuerte. Su mirada era asesina y desprendía odio.
- ¿Qué pasa? ¿No piensas hablar? - Su aliento apestaba a muerto. - ¿No te acuerdas de mí?
Me estaba cansando de tantas preguntas. Lo que el muy gilipollas no sabía era que mis muñecas escocían por algo. Se movían de un lado a otro para que la cuerda se rompiese. En unos minutos las tendría libres.
Sin darme cuenta su puño se estrelló contra mi cara. Mis muñecas se detuvieron y mi cabeza giró bruscamente a la derecha, provocando un dolor inmenso en mi cuello y en mi boca. Tuve que escupir la sangre para no atragantarme con ella.
- ¿Quién coño eres tú? - Estaba agotando mi paciencia.
Una gran sonrisa se formó en su rostro. Comenzó a dar vueltas alrededor de la silla muy lentamente, examinándome entero. Gracias a dios aún no me había soltado las muñecas así que no lo vería. De nuevo se paró en frente mío y se dispuso a hablar.
- Veo que de verdad no te acuerdas de mí, Nicholas. - Solo me llamaban así mis padres y Amanda cuando se enfadaban o estaban molestos conmigo. - Dime, ¿no te resulto familar?
Se agachó y se acercó a mí. Sus ojos eran azules verdosos. Se parecían a los míos, por no decir que eran iguales. Entonces lo recordé.
Flashback:
- ¿Por qué siempre me ganas, papi? - Mi padre me sentó en su regazo.
- Para ganar, tienes que observar primero a tu adversario. Debes fijarte en todos sus movimientos, de qué manera y cómo lo va a hacer. Tienes que convertirte en su cerebro y ser más listo que él. Todo lo que debes hacer, Nicholas, es ir un paso por delante del enemigo. - Dijo con una de sus sonrisas que tanto me gustaban.
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Por fin te encontré~
Любовные романы- Sí, mamá, llegaré un poco más tarde. Me voy a quedar en casa de Lily para repasar matemáticas, así que no me esperes despierta. Te dejo que estoy llegando ya, te quiero. Colgué y me dispuse a cruzar la carretera para llegar a la casa de mi amiga...