Capítulo 27.

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Ya estoy de vuelta, siento muchísimo la tardanza. Pero no os preocupéis, a partir de ahora actualizaré muy a menudo.

Os dejo con el capítulo :)

***

Hay veces en las que la suerte puede estar de tu parte, y otras, en las que no. Hay momentos en los que puedes creer que todo está perdido, y otros, en los que no. Hay días en los que te levantas de tu cama con el pie izquierdo y de mal humor, pero hay otros en los que te despiertas feliz y lleno de energía. Cuando piensas que ya no puedes hacer nada y te rindes, es el mejor momento para actuar. 

Y así me pasó a mí. Cuando pensaba que ya no podría huir de las garras de Hugo, mis dos ángeles de la guarda irrumpieron en aquella fría habitación para salvarme una vez más. 

Conseguimos escapar de ese horrible almacén. Sin embargo, de poco nos sirvió debido a que no estábamos en Nueva Orleans, estábamos de vuelta en Los Ángeles. Con Ashton herido nos resultaba muy difícil caminar entre la multitud sin pasar apenas desapercibidos. Tampoco podíamos ir a un hospital porque nos pedirían documentación y nos encontrarían, y no podíamos ponernos en contacto con mi padre ya que no teníamos ni dinero ni un teléfono móvil. Nuestra antigua casa estaría totalmente vigilada porque era el único lugar al que podríamos ir. Las casas de Sam y Dylan quedaban más que prohibidas para poder alojarnos, nunca los pondría en peligro.

Seguimos caminando a paso lento, mezclándonos con la gente para evitar ser vistos por las cámaras de seguridad, ya que seguro que mi tío William habría mandado a sus hombres que hicieran lo imposible por encontrarnos, y si eso suponía controlar las cámaras de seguridad de toda la ciudad y matar más gente, lo harían. 

Según avanzábamos noté la presencia de un coche rojo que me resultaba muy familiar. El coche iba lento, al igual que nosotros, como si nos estuviera siguiendo. Los cristales estaban polarizados y no me permitían ver quién iba en su interior. Doblamos una esquina a la derecha y el coche hizo lo mismo. Comenzaba a preocuparme y decidí que era el momento de decírselo a los chicos.

- Ese coche rojo nos está siguiendo desde hace un rato.

El único que giró la cabeza para comprobarlo fue Nick. Ashton llevaba un brazo por los hombros de mi hermano y otro por los míos, estaba demasiado débil como para mover tan solo un dedo.

- Ese coche me suena - dijo Nick -, ¿a ti no?

Que me resultase conocido a mi era casualidad, pero que fuera a los dos era ya una coincidencia. Le asentí con la cabeza y le propuse algo.

- ¿Y si giramos en aquella calle, a parte de que no hay cámaras, para comprobar si nos sigue a nosotros? 

Me contestó con un "ajá" apenas audible y continuamos el recorrido hasta que llegamos a esa calle. Al girar, el coche volvió a hacer lo mismo. Esta calle era menos transitada, y el automóvil aprovechó para acelerar y ponerse delante nuestro cortándonos el paso. Se quedó quieto y nosotros también, hasta que vimos cómo la ventanilla del lugar del copiloto descendía dejándonos una perfecta visión de aquel rostro que tanto había querido.

- Logan - dije más impresionada que enfadada por lo sucedido hacía un mes.

- Subid al coche, rápido - dijo con tono preocupado -. No hay tiempo, vamos.

Salimos de nuestro estado de asombro y abrimos la puerta trasera para meter primero a Ashton. Necesitaba atención médica urgentemente y sobre todo descansar.

El coche se llenó de un completo silencio. Logan conducía en dirección a su casa, y por un momento me paré a pensar en si esto había sido un golpe de buena suerte, o no. Estaba tan cansada, exhausta, que mis párpados decidieron por mí y se cerraron al completo.

Por fin te encontré~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora