Mis ojos se debatían entre abrirse completamente o seguir cerrados, pero un peso en mi cintura hizo que se abrieran como platos."¿Qué demonios...?" - Pensé.
Un brazo tatuado me aferraba a su dueño con fuerza. Entonces recordé. Anoche le pedí a Christian que durmiera conmigo. ¿Y Sam? ¿Dónde narices ha dormido Sam?
Intenté moverme pero un gruñido salió de su boca y me apretó más a él. Parecía que me estaba protegiendo, pero en vez de los tíos de ayer de la casa del terror, de no caerme de la cama.
Intenté ahora levantar su musculoso brazo para poder escapar, intento fallido. No me quedaba otra opción que seguir en la cama hasta que al señorito don sexy egocéntrico le diera por despertarse.
Me giré para tenerle de frente. Pero eso solo hizo que me quedara observando cómo dormía. Sus preciosos ojos azules ahora estaban cerrados debido a su profundo sueño. Tenía el pelo alborotado como si un niño de cinco años hubiera estado tirando de él. Finalmente sus labios entreabiertos dejaban escapar su calmada respiración. Parecía un bebé durmiendo y sin percatarme de ello, sonreía como una tonta.
- Como no dejes de mirarme vas a desgastar esta preciosa cara que tanto te gusta. - Su boca su curvó formando una sonrisa a su paso.
- A ver si te piensas que te estaba mirando a ti, imbécil. - ¿Cómo sabía que lo había estado observando si estaba dormido? ¿Tendrá mas ojos en la cabeza?
- ¿Y, entonces qué mirabas? ¿Mi perfecto y trabajado abdomen o mis tatuados y musculosos brazos? - Pero mira que era idiota.
- ¿Cómo puedes ser tan amable y simpático unas veces, y otras ser un imbécil egocéntrico? - Su sonrisa se ensanchó aún más si es que eso era posible.
- Bueno, me encanta cuando te pones a la defensiva. ¿No me vas a dar un beso de buenos días? - Puse los ojos en blanco.
- Claro. - Levanté la cabeza y le di un beso en la mejilla.
- ¿Qué ha sido eso? - Ahora la sonrisa se estaba formando en mi rostro.
- ¿El qué? - Pregunté inocente.
- Te he dicho un beso de buenos días, no eso. - Dijo haciendo una mueca.
- Sí, pero no has dicho dónde debería ser el beso. - Reí y aproveché que su brazo se había aflojado para levantarme.
- ¿Ah no? Pues ahora de aquí no te mueves hasta que no me des un beso en la boca y en condiciones. - Me tumbó en la cama y se puso encima mío con los brazos a ambos lados de mi cabeza para soportar su peso. - Estoy esperando... - Una sonrisa socarrona se le iba formando conforme acercaba su cara a la mía.
Un sonido en la puerta hizo que se levantara rápidamente.
- ¿Si? - Pregunté para saber quién era.
- Amanda, soy Hugo. - Abrí los ojos completamente y le hice señas a Christian para que se metiera en el baño. - ¿Puedo pasar?
- Escóndete - Dije en un susurro. Se metió y cerró la puerta. - Sí, claro.
- Quería ver que tal estabas después de lo de ayer, Christian me contó todo lo que pasó en la casa del terror.
- Bien, estoy bien. - Mentira. - Fue una suerte poder salir vivos de ahí.
- Sí, lo bueno es que los dos estáis bien. - Asentí. No entendía por qué pero me sentía algo incómoda.
- ¿Ya están todos despiertos? - Cambié de tema, no quería seguir con esa conversación.
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Por fin te encontré~
Romance- Sí, mamá, llegaré un poco más tarde. Me voy a quedar en casa de Lily para repasar matemáticas, así que no me esperes despierta. Te dejo que estoy llegando ya, te quiero. Colgué y me dispuse a cruzar la carretera para llegar a la casa de mi amiga...