Una semana.Una maldita semana sin tener noticias ni de Hugo ni de Nick. Una semana entrenando mañana, tarde y noche; peleando, aprendiendo a disparar, a matar. ¿En qué me estaba convirtiendo? Ni yo misma lo sabía.
Nunca me creí capaz de hacer daño a nadie, y sin poder evitarlo, maté a un hombre. Fue la peor sensación de toda mi vida, arrebatar una vida humana no tiene perdón. La culpa me persigue desde entonces y mi conciencia se acostumbra a llamarme asesina. ¿Qué será de mí? Espero saberlo pronto.
Nunca se sabe lo que te deparará la vida, pero de una cosa sí estoy segura, encontraré a mi hermano y mataré a aquellos que se interpongan en mi camino sin importarme la culpa. La Amanda débil y frágil que presenció la muerte de sus padres, fue engañada por su novio delante de sus narices, y creyó haber perdido a su hermano, dejó de existir en el momento que puso un pie en esta casa.
- ¿Puedo pasar? - Preguntó Carmen asomando su pequeña cabeza por la puerta.
- Sí, claro. - Carmen me ha estado ayudando mucho esta semana, se ha convertido en una gran amiga para mí.
- ¿Qué tal te encuentras, mi niña? - Se sentó a mi lado en el borde de la cama.
- Bastante cansada, iba a dormir para mañana poder seguir entrenando. - Asintió. - ¿Puedo preguntarte algo?
- Por supuesto. - Me acomodé algo nerviosa y me senté como un indio.
- ¿Cómo eran mis padres? Quiero decir, antes de que pasara todo. - La vi tragar saliva y un intento de sonrisa apareció por sus labios.
- Verás cariño, yo llevo trabajando con tu padre desde que tenía cinco años. Somos de Italia, ¿sabes? De ahí el apellido Benedetti. Tu abuelo era el jefe de la mafia italiana, pero lo mataron. Desde entonces tu padre tomó el poder y yo siempre he pensado que tu tío William lo quería, pero tu abuelo nunca confió en él lo suficiente. Nos tuvimos que mudar a Estados Unidos tras su muerte, y aquí es donde se conocieron tus padres. - Cogió aire y continuó hablando. - Ambos se enamoraron al instante, y su amor fue tan fuerte que a pesar de las amenazas tuvieron dos hijos preciosos. Pero a los pocos meses de nacer tú, mataron a tu madre. Para protegeros, tu padre tuvo que fingir vuestra muerte y os mandó con Robert y Scarlet, sus mejores amigos. Lo único que ha querido siempre es que tengáis la vida que os merecéis, no lo juzgues Amanda, él es un buen hombre que hizo lo que hizo para protegeros. Aunque no lo creas, siempre ha estado pendiente de vosotros y estos tres últimos años más que nunca. El señor Benedetti tenía miedo de que si se acercaba demasiado pudiera pasaros algo malo. Él te quiere, no lo dudes.
No me había dado cuenta de que estaba llorando. Carmen tenía razón, no podía juzgarlo. No me quería ni imaginar todo lo que había sufrido él. Tuvo sus motivos para fingir nuestra muerte y aun así nunca nos abandonó. Esta semana ha intentado hablar conmigo para explicarme las cosas y yo como una estúpida que soy, no lo he querido escuchar.
Me levanté de la cama y me limpié las lágrimas. Tenía que hablar con él y aclarar las cosas.
- ¿Dónde está ahora mi padre, Carmen?
- En su despacho. Creo que...
- Tengo que hablar con él. - La interrumpí. - Necesito disculparme y aclarar todo.
Carmen sonrió y asintió. Bajé rápidamente las escaleras para ir a su despacho. Abrí la puerta y lo encontré con el ordenador.
- Creo que debemos hablar. - Mi voz sonó un poco rota debido al tiempo que había estado llorando.
- Sí, ¿estás bien? - Seguramente tenía los ojos rojos e hinchados y nuevas lágrimas amenazaban con salir.
- No. - Me aclaré la garganta. - Todo este tiempo he pensado que no te importaba, nos dejaste con Robert y Scarlet y nunca volviste a por nosotros. Estos tres años me pregunté una y otra vez cómo serías, por qué nunca diste señales de vida ni te comunicaste con nosotros sabiendo que seguíamos en peligro. Pero tampoco me di el placer de pensar en ti, por lo que estabas pasando y todo lo que tuviste que sufrir por fingir nuestra muerte. Nos dejaste en buenas manos pero te perdiste la oportunidad de ser padre de dos hijos. Y ahora que intentas recuperarla y que sé toda la verdad, me gustaría empezar de nuevo y saber si me perdonas tú a mí por no haber querido escucharte.
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Por fin te encontré~
Романтика- Sí, mamá, llegaré un poco más tarde. Me voy a quedar en casa de Lily para repasar matemáticas, así que no me esperes despierta. Te dejo que estoy llegando ya, te quiero. Colgué y me dispuse a cruzar la carretera para llegar a la casa de mi amiga...