Amanda y Christian en multimedia.***
Sus labios eran suaves y carnosos. Nuestras lenguas se movían al compás. Mis brazos rodeaban su cuello mientras que mis manos revolvían su pelo atrayéndolo más hacia mí. En estos momentos no podía pensar en nada más que en él, olvidando todos los problemas. Finalmente nos separamos por falta de aire.
- Creo que deberíamos entrar. - Dije mirando sus labios rojos e hinchados.
- Sí, no vaya a ser que salgan a buscarnos y nos vean. - Él también miraba mis labios seguramente hinchados al igual que los suyos. Nos miramos a los ojos por unos segundos que parecieron horas y reímos.
Entramos dentro y los demás estaban ya sentados en la mesa para cenar. Los únicos sitios libres que quedaban eran uno al lado de Madison y otro a la derecha de Hugo, por lo cual se encontraban uno en frente del otro.
- ¡Christian ven! Siéntate aquí. - Dijo la barbie señalando la silla de su izquierda.
Juro por Dios que si antes no la soportaba, ahora aún menos. Christian soltó un suspiro que sólo llegué a oír yo. Se sentó donde dijo la barbie y yo al lado de Hugo. Éste me sonrió y yo no tardé en devolverle la sonrisa.
Durante toda la cena, mi mirada sólo estuvo fija en una persona, en él. Pareció darse cuenta y sus ojos se posaron en mí. El resto se dedicaba a hablar pero nosotros no podíamos parar de mirarnos y sonreír. Pero algo hizo que saltara de mi sitio y pegara un grito.
- ¡Hey! ¿Qué demonios te pasa? - Sam, que estaba a mi derecha, me había pellizcado con fuerza en el brazo.
- Hugo te está hablando y no le contestas. - Dijo mi amiga enfadada.
- Lo siento Hugo, ¿qué decías? - Me giré y lo miré.
- Estaba preguntando si mañana os apetecería ir al parque de atracciones que hay a treinta kilómetros de aquí y pasar allí el día. Todos han dicho que sí y sólo faltas tú. ¿Qué opinas? - Todos me miraban esperando una respuesta.
- ¡Claro! Será divertido. - Dije entusiasmada.
- Vale pues mañana a las diez todos arriba, lo pasaremos en grande.
- Oye también, ¿qué os parece si vemos ahora una película de miedo? - Preguntó Dylan.
- ¡¿Qué?! - Gritó Sam. - No, ni de coña. Dylan sabes que lo paso muy mal. - Mi amiga hizo un puchero pero no le sirvió de nada.
- Bueno, me tienes a mí. - Le guiñó un ojo y Sam estaba que echaba humo por todas partes. En fin, vaya dos.
Recogimos la mesa y me quedé en la cocina para poner palomitas en el microondas. A pesar de que ya habíamos cenado, ver una película sin palomitas era como no verla. Esto me recordó a Nick. Siempre que veíamos alguna película de miedo, se me caían las palomitas del susto y me pegaba a él como una lapa. Pero esta vez no estaba aquí para abrazarme y consolarme. Una lágrima rebelde salió de mi ojo izquierdo sin darme cuenta. Me econtraba apoyada en la encimera con las manos puestas sobre ella.
- ¿Estás bien? - Esa voz grave me sobresaltó y me giré rápidamente hacia donde provenía.
- Sí. - Dije de manera apagada.
- No te creo. - Dio un paso y en menos de un segundo estaba a pocos centímetros de mí. Levantó su mano y limpió la lágrima que recorría mi mejilla. - Si estuvieras bien no estarías llorando. - Dijo Christian.
- Es solo que... Me he acordado de Nick al poner las palomitas en el microondas. Sé que suena estúpido pero...
- No es ninguna estupidez. - Me interrumpió. - Es normal que muchas cosas te recuerden a él, y más sabiendo todo lo que ha pasado esta tarde. Lo malo sería que no te acordaras de él nunca.
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Por fin te encontré~
Romance- Sí, mamá, llegaré un poco más tarde. Me voy a quedar en casa de Lily para repasar matemáticas, así que no me esperes despierta. Te dejo que estoy llegando ya, te quiero. Colgué y me dispuse a cruzar la carretera para llegar a la casa de mi amiga...