Me desperté y la cama estaba vacía. No tenía ni idea de a dónde había podido ir Ashton, pero los ruidos de abajo me dieron una pequeña pista de dónde podía estar.
Miré el despertador que había en la mesita de noche y marcaba las 8:33 am. Mi cabeza me daba vueltas y necesitaba urgentemente algo para aliviar el dolor. El alboroto de abajo no servía de gran ayuda y decidí bajar para ver lo que estaba pasando.
Antes de abrir la puerta de la cocina escuché unas voces y me quedé apoyada en ella.
- Te juro que como le digas algo te cortaré las pelotas y te las haré tragar para después aplastarte la cabeza con mis propias manos, ¿te queda claro? - esa era la voz de Ashton.
- Adelante, hazlo, ¿crees que te perdonará cuando se entere de que tú lo sabías y no se lo dijiste? - una risa tan falsa como el pelo de la pitufa llegó hasta mis oídos.
- Eso no pasará - contestó Ash.
- ¿Qué haces ahí? - pegué un brinco del susto y me giré para ver a mi hermano mirándome con una ceja alzada a la espera de una respuesta.
- Nada, solo me dolía la cabeza y he bajado para ver si Logan tiene alguna pastilla o algo - sonreí y él asintió levemente no terminando de creerme.
Abrí la puerta de la cocina y ambos estaban apoyados en la encimera bebiendo un zumo de naranja. Logan tenía una sonrisa plantada en su rostro mientras que Ash no levantaba la vista de su vaso.
- Buenos días - dije.
- Buenos días - respondió Logan.
- Me duele mucho la cabeza, ¿no tendrás algo que me alivie el dolor? - en ese momento Ashton levantó la cabeza y posó sus ojos en mí. Todo el enfado que estos mostraban se transformó al instante en dulzura y preocupación.
- Sí, toma - me pasó una caja de pastillas y rápidamente me tomé una.
- Gracias - me sonrió.
- Tenemos que volver a Seattle - habló Nick -. Si nos quedamos aquí tarde o temprano nos encontrarán, y tampoco podemos ponernos en contacto con papá ya que tendrán todos los teléfonos pinchados. Tenemos que ir un paso por delante porque ahora mismo el tío William en lo único en lo que estará pensando será en vengar la muerte de Hugo.
Los tres asentimos.
- Y, ¿cuándo salimos? - pregunté.
- En cinco minutos.
***
Estábamos ya en camino con destino a Seattle. Lo bueno del coche de Logan era que todos los cristales estaban polarizados y no nos teníamos que preocupar de las cámaras de la ciudad y de las carreteras. Ashton no estaba en condiciones de conducir así que ambos íbamos atrás. Tampoco podíamos permitirnos el lujo de parar a descansar por lo que Nick y Logan se turnarían para llevar el coche.
El dolor de cabeza no se me había pasado del todo y me apoyé en la ventana observando el paisaje. La otra vez que fui a Seattle fue con Christian. Recordé todo lo que había pasado en estos últimos días y era el momento de tomar una decisión. No podía ponerme en medio de dos hermanos y aumentar el odio que se tenían mutuamente. Si no me aclaraba pronto, los tres acabaríamos destrozados.
- Hey - me tocó el hombro Ashton -, ¿quieres tumbarte para descansar mejor?
- El que necesita descansar eres tú, todavía no te has recuperado de las heridas.
- No te preocupes por eso - me dio una mirada tranquilizadora -, ven aquí.
Abrió sus brazos y terminé apoyada en su pecho. Se sentía tan bien volver a estar así, que no podía olvidar el sueño que tanto me había perseguido durante todos estos años. Encontré al chico que me dio mi primer beso y me salvó aquella vez, el mismo que me volvió a salvar cuando la historia se repitió en Nueva Orleans. Me preguntaba una y otra vez si el hecho de que hubiera aparecido de nuevo en mi vida significaba algo o simplemente era un obstáculo que debía atravesar. Solo necesitaba averiguar a quién demonios le pertenecía mi corazón.
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Por fin te encontré~
Romance- Sí, mamá, llegaré un poco más tarde. Me voy a quedar en casa de Lily para repasar matemáticas, así que no me esperes despierta. Te dejo que estoy llegando ya, te quiero. Colgué y me dispuse a cruzar la carretera para llegar a la casa de mi amiga...