Siendo Otra ©

Capitulo 2: Lo que uno pide, se cumple.



No es por exagerar, pero en verdad da cierto toque de escalofríos saber que hay alguien detrás de ti mirándote fijamente. Se que hay chicas que amen que las miren de arriba abajo, no es necesario que aclare que no soy una de ella, soy muy realista como para darme cuenta que cuando alguien te mira así sus pensamientos no son para nada sanos. Por lo que eh visto en películas, los asesinos esperan hasta el último momento para atacarte de espaldas poniéndote un trapo en la boca y así dormirte facilitando el secuestro. Pero como dije antes, no hay que dejar que el miedo nos gane, aunque eso es lo que quiero en estos momentos para así correr hasta la preparatoria donde se que estaré segura. Solo que en estas ocasiones el sentimiento que me gana es la intriga, puedo salir corriendo sin importarme nada ahora mismo y olvidarme de todo, pero no. No podre dormir en toda la noche sabiendo que no fui lo suficiente valiente como para averiguar a quienes pertenecían los ojos que no salían de mí. Por otro lado puedo tomarme una de esas pastillas de mamá para dormirse, me acuerdo que siempre me pedía que le llevara una con un vaso de agua cuando Luz era bebe y en las noches lloraba sin dejar dormir a nadie.

Ganó el premio a la mejor madre.

Tome una gran bocanada de aire antes de girar sobre mis talones para ver al dueño de las figuritas pegadas en mí espalda.

—Bien Tamara, este es el momento en el que abres los ojos.— Murmuré.— Se que no quieres y te asusta pero anda, no pasara nada ma...— Un ladrido interrumpió mí locura de hablar conmigo misma. Abrí los ojos de una vez para notar que el supuesto asesino es una pequeña bola de pelos blanca. Si hubiese elegido correr en vez de girar, ahora mismo parecería una loca que corre de un animal indefenso que seguramente vino a visitar. Me puse en cuclillas llamando la atención del perro para acercarse. Acaricie su fino pelaje, está muy bien cuidado como para ser un perro de la calle, tiene un fino corte de pelo en el cuerpo y en su cabeza unos delicados rizos que caen sobre sus ojos, sin mencionar que son de un color marrón muchos mas claros que los míos. Mucho. Movió su cola de lado a lado cada vez que acariciaba su pequeña cabeza, note que sus cortas patas están manchadas con tierra y entre sus garras tiene muchas hojas de los árboles. Una cadena dorada rodea su cuello la cual de ella cuelga un pequeño dije en forma de hueso. Lo tomé entre mis dedos leyendo lo que estaba escrito en el.

Murphy.

Peculiar nombre para un perro.

—Murphy...— Repetí ahora volviendo a acariciar su cabeza.— Lindo nombre.— Recibí un ladrido de su parte haciendo que sonría. Es cálido tener un compañero que se alegre por lo que dices al igual que por lo que le haces. Nunca tuve un perro, o siquiera un gato. Camilo es alérgico a ambos así que como es el primogénito hay que estar atentos a sus necesidades. Según mamá. Solo me lleva dos años de diferencia es bastante defendible que le den mas atención en salud o en otras cosas, pues gracias a Camilo aprendieron a ser padres, conmigo practicaron lo que sabían de la peor forma y con Luz se supone ya tendrían que saber todo bien para criarla. Sinceramente tampoco creo que haya excusa como para que digan que Camilo es mas importante, pues Luz y yo también somos sus hijos y necesitamos la misma atención. Pero mejor no hablaré en plural. Luz necesita la misma atención que le dan a Camilo. Yo ya tuve suficiente.

Estar con mis hermanos es definitivamente el mejor de los recuerdos de mí tétrica niñez.

Nuevamente las pisadas de las ramas me hicieron levantar la vista. Mis ojos verdes chocaron con unos mas verdes que los míos. Son como verde lima, extremadamente claros e hipnotizantes. Sus rasgos faciales se me mezclaban con el chico que me choque en la calle, son muy parecidos que hasta podría pensar que son la misma persona. Pero no. No me olvidaría de unos ojos tan llamativos. Note como se removió incomodo ante mí mirada, puedo llegar a ser muy acosadora cuando me lo propongo.