Siendo Otra ©

Capitulo 8:Cumpleaños...¿Feliz?

Pensar que ahora mismo podría estar en mi casa, sentada en la punta de la mesa con una torta frente ami y mi familia cantando la típica canción de cumpleaños...es algo completamente estúpido. Por desgracia no tengo esa suerte. Ha mis hermanos no les hablo, a mi mejor amiga tampoco y mucho menos a mis padres. Creo que ahora mismo desearía que el drama entre Damia y Went hubiese durado más, así yo estaría entretenida y no pensaría que faltaban pocos minutos para que ya tenga diecisiete años... sabiendo que solo me falta un año para por fin cumplir los dieciocho y quién sabe, tal vez me echen de mi casa o yo me vaya por mi cuenta. Aún no lo he pensado. En fin, la cuestión es que por lo menos ahora estoy con Martina. Quién juzgue mal creyendo que sería una amiga que solo serviría para salir, beber y comprar ropa. Pero no, es todo lo contrario. No se como supo que hoy es mi cumpleaños pero apareció a mi casa con un enorme regalo en su mano y una gran sonrisa blanca que me dejo boquiabierta.

Por otro lado, si quieren saber que sucedió luego de ponerme el estúpido anillo, pues déjenme decirles que no. No me desmaye. Simplemente aparecí en mi habitación como si nada...¡Ah! ¡Y adivinen que! ¡Mi baño estaba limpio!.

—Me encantó que te haya gustado mi regalo.— Sonreí al notar que quería sacar tema de conversación. No me malinterpreten, si hablamos pero solo de gustos. Nada más allá.

—Eres buena para ello.—Y vaya que lo es. Me regaló un enorme abrigo de piel, obviamente falsa. Ella es buena para una gran amistad pero también es genial para todo lo que se refiere con vestir bien.

—Bien...¿Que quieres hacer ahora? Cine o Parque de Diversiones.—Difícil decisión. Si escojo Cine sería una perfecta excusa para no hablar de nada por dos horas. Si elijo Parque de diversiones podré hablar con ella lo suficiente para ya por fin depositar mi confianza en ella y comenzar algo nuevo.

—Parque.

Después de la gran y larga, larga, laaarga charla que tuvimos con Martina, en la vuelta al mundo, decidimos terminar el festejo porque en verdad ya no nos quedaba más para contarnos. En teoría, creí que la que hablaría sería yo, pero cuando termine de contarle todo, me sorprendió cuando ella abrió su boca. Descubrí tantas cosas que...ni el mismísimo Dios se lo esperaría; lo principal es que mi querida amiga es adoptada, sus padres biológicos murieron en un accidente automovilístico,  la familia que  ayudo para que ella pudiera salir del auto decidió adoptarla cuando recibieron la terrible noticia del duelo, tiene un hermano mayor que no la acepta como su hermana y que francamente hace todo lo posible por hacer que todos la odien, y por último, es la consentida de su padre lo que provocó que su "mamá" se enojara con el y así decidieran separarse, lo que la llevo a ella vivir con su padre y a su hermano con...esa señora, según ella. En verdad me arrepiento demasiado en como la juzgue, lo bueno es que no tengo porqué pedirle perdón pues nunca se lo dije en la cara, en verdad necesitaba una amiga en esos momentos y sería muy estúpido arruinarlo.

Yo me imaginaba que ella tenía una vida color rosa, como la de Gy...pero no, es básicamente la persona más simpática que conocí en mi vida, a pesar de tener una espantosa, ella sabe como verle lo positivo a todo y hacer como si nada de eso le afectara en lo absoluto. Porque créanme, nunca se me pasó por la mente que Martina fuera así.

—Bien...¡Hemos llegado a tu destino!.—Sonreí abiertamente al ver como freno de golpe su auto y sus rizos se movieron al compás de nuestros cuerpos por la intensa frenada. Que tenga un auto y licencia, no quiere decir que sepa manejar bien. Eso es lo bueno de tener mucho dinero.

—Gracias por todo, en serio.— Vi como sus mejillas se tornaron en un rosa suave y asintió moviendo las manos al aire.

—De-de nada.— Tosió evitando el tartamudeo.— Me alegra que al fin seamos amigas de confianza.— Asentí devolviéndole la sonrisa y abrí la puerta del auto ya para salir.— ¡Ah!.—Exclamo de repente haciéndome sobresaltar. Baje la cabeza para quedar de nuevo adentro.— Nos queda festejar mi décimo octavo cumpleaños.