Capítulo 22: Estoy perdida.

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Nuevamente llegue al bosque. Fue difícil para mí dejar a Gy sola, se debe sentir asustada con todo lo sucedido. Pero no puedo...no puedo estar cerca de ella sabiendo que he estado perdiendo el control con mis poderes. Un dia estaba festejando mi cumpleaños con mi amiga y al otro estaba matando a mi padre y a un ex novio. 

Se que no debo pensarlo, se que ni siquiera debo decirlo, que si mis padres me escucharan se enojarían muchísimo conmigo, pero soy un monstruo en estos momentos, hice cosas de las cuales me doy cuenta que si soy ese bicho raro que tanto decían. Soy alguien que con tan solo un empujón puede matar a todos, que sin tan solo se me viene ese pensamiento en la cabeza ya se que puedo incendiar todo el pueblo; incluso la ciudad si quiero. Los chicos no mentían cuando decían que yo me convertiría en alguien peligroso, en que iba a dejar que aquellos pensamientos me dejaran llevar hasta consumirme por completo. Y no lo quise entender, dije que sería fuerte, que no me permitiria a mi misma que eso sucedía, que nunca dejaría que sangre corriera por mi manos...pero falle. 

—Te estaba buscando.— Bufe cuando volví a escuchar su voz. 

Me enoja que me busque, que sepa cuando lo necesito, me enoja que no entienda que lo quiero lejos de mi y lo que mas me enoja es no poder correr a sus brazos para refugiarme ahí hasta que todo termine. No solo porque temo lastimarlo con todo lo ocurrido, sino porque no puedo confiar en él...por más que quiera y sepa que no tengo motivos para hacer lo contrario; haré caso a mis abuelos, ahora padres y me alejare por completo de los Blackwell para confiar plenamente en los Knightly. No quiere decir que no sienta nada, al contrario, le quiero mucho, le tome todo aquel cariño que creía ya muerto en mi y volvió cuando lo conocí. Al principio me reserve y trate de controlarme para que no me dejase llevar, pero me era imposible no estar con él. Sentía que si quería y que si podía.

Pero ahora no.

—¿Qué sucede?.— Pregunté sonando lo más normal posible. Mi cuerpo me dolía horrores y las manchas de sangre resaltaba en mi camiseta amarilla.

—Dímelo tú. ¡Te vas de la nada de casa, matas a tu padre y luego vas a ver a Damia!.— Me miro enojado, podía sentir su respiración desde los diez metros que nos separaban y el sonido de su corazón palpitando me hacía daño en los oídos.— ¿Que cojones te sucede?.

—Leí la carta.— Sentencie.— Y solamente queria sacarme unas dudas.

—¿Con ella? ¿Con la persona que secuestro a tu hermana?.— Avanzó dos pasos y empezó a mover sus brazos con enfado.— Dime que me estas jugando una maldita broma.

—No quiero hablar de ello...

—¡Eso me molesta!.— Se acercó hasta que tan solo un metro nos distanciaba y tomó mis hombros.— ¿Es que acaso ya no confias en mi?.

No.

—Si lo hago.— Suspire.— Solo estoy algo cansada y no quiero hablar del tema.— Me solté de él y comencé a caminar lejos. No se a donde voy pero si se que quiero estar sola.

—¡MI PLAN NO ERA ENAMORARME! ¿SABES?.— Frene en golpe al oírlo.

No por favor.

—Pero te conocí.— Susurro muy bajo pero aun sabiendo que yo lo oiría.

—Went...

—No.— Me callo.— No voy a estar detras tuyo siempre, pero aunque no quiera...debo cuidarte.— Me dijo esta vez mirándome a los ojos con un brillo apagado. Se apoyó en un tronco y se terminó sentando en el suelo.

—¿Tu familia y la mía se llevaba bien?.— Pregunte de golpe.

—¿Porque...?

—Solo responde.— Le dije tratando de evadir su cara de inquietud.

Siendo Otra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora